Por el camino verde

tomatesDentro de las muchas minorías de frikis que conforman la sociedad austriaca, ha habido una a la que, hasta el momento, no le he prestado mucha atención.

25 de Agosto.- Uno piensa a veces en la sociedad que le acoge como en una soga.

Sí, sí, verán mis lectores por qué. Para hacer una soga se trenzan diferentes haces y, cada haz sigue todo el recorrido de la soga sin dejar de ser él mismo una especie de subcorriente de la soga ¿Me siguen?

Una de las subcorrientes de la sociedad austriaca a la que creo que le he dedicado poco espacio en este blog es el de los frikis ecologistas en todas sus variantes. Desde los indocumentados que piensan (y lo piensan en serio) que en las vacunas infantiles hay chips que se nos inyectan para modificar nuestro comportamiento, a los que se someten a dietas extremas que los dejan enflaquecidos y amarillos (veganos y demás), a los que están obsesionados por lo que comen y ven en cada producto industrial una amenaza cancerígena y un glutamato yeyé.

Uno es un amante del medio ambiente (no puede ser de otra manera si uno quiere vivir en Austria, pues los austriacos, queridos lectores, aquí entre nosotros, son más de campo que las proverbiales amapolas) pero no tengo ningún reparo en reconocer que determinadas formas de autoflagelación me parecen abiertamente reaccionarias (!La de congéneres nuestros que se murieron de hambre hasta poder inventar el fuego para hacer unos buenos huevos fritos con puntilla!).

Por ejemplo: hoy trae el Kurier (uno de los periódicos menos malos que se hacen aquí) el relato de un señor que sigue la típica fábula de lo que yo llamo „pijos verdes“. O sea, unas personas que están, generalmente, encantadas de haberse conocido y que presumen de lo bien que comen y de no haber matado una mosca en su vida (o, peor, de haber sufrido una conversión súbita a la Fe) y, mientras mordisquean su hamburguesa de soja teclean en su ordenador Apple que vale lo que el sueldo mensual de un trabajador.

(Y todo esto lo escribo, naturalmente, desde la envidia, porque ya me gustaría a mí poder llevar un primor de existencia como esta)

Esta criatura que trae hoy el Kurier, decía, lo dejó todo (se supone que un trabajo que le dejaba las arterias hechas unos churros y en el que servía al demonio capitalista a base de poner el medio ambiente hecho un trapo) y decidió ser un selbsversorger. O sea, un „autoabastecido“.

La cosa consiste en producir uno mismo todo lo que consume (y, naturalmente, a ser posible, de manera natural, o sea, no como en Tianjin, que todo parece que lo hacían con cianuro).

Para hacerlo, no tiene usted más que hacer una cosa muy fácil que este señor también ha hecho y es cogerse sus ahorros y pimpán pimpán, comprarse una finca en Toscana (si no le dan el crédito, digo yo que también las habrá en régimen de aparcería) . Una vez conseguido este fácil requisito, no tiene usted más que  plantar lo que a usted se le ocurra que pueda apetecerle después de la cosecha. Si quiere usted complementar la dieta de calabacines con algo de proteínas -irá usted un poco en contra de la naturaleza, al no ser completamente vegetariano- críe usted sus propias gallinas y, con suerte, en algún momento podrá usted mojar en sus propios huevos (fritos, con perdón).

El señor del Kurier se confiesa autodidacta en el cultivo de nabos y otras hortalizas sabrosas y confiesa que lo ha aprendido todo „by doing“.

¿Y cómo se gana la vida este caballero? ¿Cómo paga la cuenta de internet? Porque ser agricultor y alejarse del mundanal ruido no es precisamente barato -vamos, yo por más que trabajo no me veo comprando una casa en Toscana, precisamente- pues con sus blogs y con sus charlas. Y entonces ¿Cuándo cultiva su campo? Pues debe de ser este señor como San Isidro, que mientras él estaba en la iglesia rezando o con su santa, en este caso literal, Santa María de la Cabeza, pues los ángeles le araban el bancal. El sueño de todo español, o sea.

Dentro de muchos austriacos hay un San Isidro, como si dijéramos, y en todos los círculos de amigos hay alguno (o alguna) que, si le ven a uno comerse un filete arruga la nariz y pone cara de estarte llamando asesino mentalmente. Cuántos de ellos quisieran que nos fuéramos por el camino verde.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

4 respuestas a «Por el camino verde»

  1. Avatar de Empanadillan
    Empanadillan

    Noto cierta agresividad en tu artículo que me parece totalmente innecesaria. Quizás me sienta molesta porque con mi pequeño huerto urbano, mis cuatro gallinas y los zumos verdes de brotes de trigo que me hago igual me metes en el saco de los frikis amarillentos que pululan por Viena.
    Si el señor del Kurier tiene dinero para comprarse un terreno en La Toscana y después tratar de ser autosuficiente en él, pues estupendo. Aunque no sea del todo autosuficiente y no renuncie totalmente a sus aparatitos tecnológicos, creo que sigue siendo una opción totalmente legítima y muy preferible a que se gaste su dinero en un coche deportivo y en jugar al golf, que es lo que hacen muchos ricachones, con un impacto bastante negativo sobre el medio ambiente y las personas a su alrededor.
    Me recuerda mucho a las críticas que a menudo se hacen a las personas de izquierda, que parece que tienen que donar todos sus bienes a los pobres y vivir debajo de un puente para poder hablar de justicia social. No seamos maximalistas, no veo que tiene de malo que una persona adopte un modo de vida más cercano a la naturaleza y trate de promocionarlo en otras personas. Ser totalmente autosuficiente es muy duro y está al alcance de muy pocas personas. Pero muchos pequeños cambios en el estilo de vida de muchas personas sí que tiene un impacto sobre la calidad de vida de todos.

    1. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Hola Emanadillan: no te confundas. No es agresividad en ningún momento. Es humor. Y un poco de autodefensa. Hablnado en serio: me parece que el señor este es completamente risible porque no dice la verdad. Me molesta mucho que listos como este traten de vender un estilo de vida que solo está disponible para unos pocos como si fuera una cosa totalmente normal y al alcance de la mayoría, cuando no es verdad. Es como cuando, en el Hola! Le preguntan a las top models que qué hacen para estar tan guapas y ellas dicen “Nada, como bien, no fumo y duermo ocho horas”. Y uno piensa (tú lo has pensado como yo, estoy seguro) “ya: una p*lla como una olla”. Pues esto es igual. Si este señor se puede permitir comprarse una casa en Toscana y ponerse a plantar nabos, o hacerse su propia pasta de dientes (!Se la hace él!) es porque en cualquier momento puede apretar el botón del pánico y volver a su vida de antes. Yo tengo un primo que vive en un pueblo de Albacete y ese tiene un campo y lo ara él. Y eso es duro de verdad. Lo de este tipo son pasatiempos de ricos. Como cuando Paris Hilton se pone a pinchar !Qué dirán los diyéis de verdad! Comprendo que soy un poco talibán, pero me parece que cosas como esta son ofender a los que tienen una vida dura de verdad.

  2. Avatar de Maite
    Maite

    Hace años una Eurodiputada eslovaca se permitió el lujo de restregarle por el morro a quien quisiera escucharla cómo había sido capaz de vivir durante un mes con el salario mínimo del país (entonces menos de 300 €). Con el piso pagado y sabiendo que la bromita acababa al mes siguiente “mi burro mea” que diría mi madre. Esto es un poco lo mismo. A mí no me parece agresividad sino más bien cachondearse de alguien que encima pretende dar lecciones con el riñón cubierto. Así no, amigo y si el autoabastecido se ofende siemore le quedará llorar sus cuitas en una habitación color lavanda. Y no es agresividad es que a veces lo ponen a guevo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.