Salidas de emergencia

Salida de emergenciaBasta mirar las cosas un poco desde fuera para darse cuenta de que la tele en España tiene un papel muy diferente que en Austria. Comparamos.

14 de Octubre.- Querida Ainara (*) : según los últimos datos disponibles, los austriacos (a partir de los doce años) consumen 172 minutos de televisión como media (persona y día). Los españoles, casi una hora más (no estoy seguro de que, en los datos españoles, exista ese límite de edad).

Cuando yo trabajaba en la tele, las emisoras privadas españolas estaban entre las empresas más rentables de Europa.

Eran una auténtica máquina de producir dinero a unos costes muy favorables (para sus accionistas). De hecho, si yo no me equivoco, fue en el sector audiovisual español en donde se empezaron a implantar con un éxito más que notable (para la patronal, naturalmente) las míseras condiciones laborales que después, bajo pretexto de „propiciar la recuperación“, se han implantado en casi todas las ramas de actividad españolas, de manera que ya a finales de los noventa se podían conseguir trabajadores a unos precios de risa, se les podía echar casi sin protección legal digna de ese nombre y, utilizando los subterfugios legales adecuados, uno podía someterles a todas las sevicias posibles, entre ellas, conseguir que no se pudieran coger vacaciones (durante años) sin la graciosa intervención de la jefatura. El de la tele era (es) un mundo tan pequeño en el que tanta gente quería entrar y en el que operaban tan pocas empresas que, o bien los afectados gritaban de manera convincente „viva el señorito Iván“ (como en Los Santos Inocentes) o no les volvían a llamar y, por ejemplo, en vez de ser redactor de cualquier programa cardio-ginecológico, se tenían que dedicarse a otras profesiones como repartidor de comida a domicilio o sexador de pollos.

Hoy en día, el fenómeno tiene tales proporciones que, decir España, es decir Televisión.

La televisión en tu país es una industria poderosísima, mucho más que en el país mío de adopción, en donde aún se ve „al medio“ como lo que es: una manera de entretenerse o de informarse pero, en ningún momento (salvo en las capas más humildes de la sociedad) como algo sin lo que se pueda vivir (de hecho, los austriacos, por lo menos los austriacos que yo trato, escuchan muchísimo más la radio de lo que ven la tele y hay muchísimos hogares en los que, cosa impensable en España, no hay tele).

Basta venir de fuera y mirar la realidad de la calle de una manera desapasionada, para darse cuenta de que la tele es hoy por hoy el principal medio para la educación sentimental (o „sentisexual“) de los españoles, la tele impone modas, formas de hablar, los actores dicen que „lo que no sale en la tele no existe“, se copia la dicción, se copia el lenguaje corporal de los presentadores o de los actores (por ejemplo, los de las series americanas con actores de color, que son en realidad teatro televisado que se hace ante un público).

Salir en la tele“ es percibido por una parte grande de la sociedad (sobre todo aquella más alejada de los centros de producción audiovisual, como Madrid o Barcelona) como un objetivo deseable, como una manera casi de „escalar socialmente“, de liberarse del estado de preocupación (particularmente económica) en el que viven actualmente grandes capas de la sociedad española.

De vez en cuando, la tele, ese leviatán, rescata a personajes sin oficio ni beneficio (pero listísimos) como si quisiera demostrar que el milagro es posible, accesible para cualquiera como una especie de lotería que siempre tocase.

La maquinaria de producción de contenidos para abastecer las cadenas de televisión actúa además con la arrogancia de quien sospecha que todo el mundo se muere porque su imagen sea retransmitida de manera digital (para saber de lo que hablo quizá convendría que mis lectores pincharan en este enlace).

La tele española cumple además un papel impensable para la televisión austriaca y es la de servir de auténtica fábrica de sueños en el sentido en el que lo era el Hollywood de los años treinta, industria y época con las que la tele española tiene tantísimo en común.

Me explico: el tiempo ha ido decantando la producción cinematográfica de los años posteriores a la Gran Depresión (pongamos entre el 29 y el 39) y nos hemos quedado con los grandes clásicos, con Ninotchka, con Lo Que El Viento se Llevó, con las películas de Greta Garbo. Sin embargo, han desaparecido de nuestra vista los productos de esa maquinaria incansable y cruel que tenía que mantener abastecidas las salas de cine de todo el mundo, a veces con productos de ínfima calidad, gritones, vulgares, que no tenían otro objetivo que alienar y embrutecer a las masas, imponiéndoles unas modas estúpidas, unas maneras de hablar, de pensar y de relacionarse alejadas de cualquier tipo de salud o de sostenibilidad (¿Te suena?).

La tele española, por supuesto, ya no es la que producía Médico de Familia. Entre la serie de Emilio Aragón y, pongamos por caso, Mar de Plástico, que estuve viendo ayer, hay naturalmente años luz de distancia. La tele española ha iniciado ya un camino en el que la tele austriaca ni piensa: la segmentación (escapa al espacio de esta carta, pero por ejemplo la ORF trata igual al espectador de 90 años que ve el Musikantenstadl que al espectador que quiere utilizar la tele para algo inteligente como ver House of Cards; para la tele pública -y mayoritaria- austriaca, los espectadores son todavía la masa gris que veía el Un,Dos,Tres de Chicho Ibáñez Serrador). Los trata igual de bien, se entiende, pero se echa de menos un poco de diferenciación. Aunque, como se descuiden un poco, no va a hacer falta que hagan nada, porque internet va a hacer por ellos todo el trabajo.

Besos de tu tío

(*) Ainara es la sobrina del autor


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Comentarios

Una respuesta a «Salidas de emergencia»

  1. Avatar de Clara
    Clara

    Estimado bloguero y referente de la hispanidad en Austria,
    me veo obligada a comentar tu artículo, porque estoy muy de acuerdo en muchas cosas, pero en algunas me gustaría, si me permites, hacerte reflexionar, de la misma manera que tú nos haces reflexionar semanalmente (diariamente, pero con los artículos a tu sobrina, semanalmente) a nosotros. No crees que tras la crisis, tambien han empezado a funcionar programas muy críticos con el sistema? Hoy veo uno de la sexta, llamado “Al rincón” donde se hacen entrevistas bastante variadas, interesantes y profundas, así como programas de entretenimiento como “el intermedio” que se han vuelto prácticamente informatios y acercan a la masa a informaciones de mucho interés y de manera bastante amena y curiosa…no son esos programas y otros, una nueva manera de hacer televisión, que es nueva, fresca y motivante?
    Gracias por estar ahi y un abrazo.

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