En unos meses, un espacio público muy querido por los vieneses perderá su forma actual, por lo menos hasta 2020. Adivina cuál es.
27 de Octubre.- La fiesta nacional austriaca de ayer tuvo un poco de sabor a despedida. Por lo pronto, será la última en el cargo de Heinz Fischer, el actual presidente de EPR un señor me atrevería a decir que casi universalmente querido por todos los austriacos, que valoran en él (y en su Margit) su calidez, su humanidad y, sobre todo, su normalidad sin asomo de esa „sencillez“ que se acostumbraba a citar entre las virtudes del padre de nuestro rey actual.
Durante los últimos diez años, Heinz Fischer ha hecho de maestro de ceremonias en los actos anuales del „Día del Orgullo Austriaco“. El año que viene, agotado su segundo mandato, tendremos a otra persona ¿Quién será? Pues no lo sabemos, pero hay varios nombres que ya suenan. Aunque eso será tema, sin duda, para muchos posts futuros de Viena Directo. También fue el último „Día de la Austrianidad“ que se celebrará durante mucho tiempo en el que ha sido su marco tradicional: la Heldenplatz o Plaza de los Héroes. Y da penilla, porque a fuerza de pasar por ahí, y de hacer fotos de toda clase de acontecimientos, la Heldenplatz se ha convertido ya en un trocito de mi corazón. Para aquellos de mis lectores que se manejen menos con la geografía de esta ciudad en la que vivo, la Heldenplatz es el espacio que hay enfrente de la parte nueva del Hofburg. Su privilegiada situación hace que sea un espacio cargado de historia. Originalmente, iba a ser un espacio semicircular limitado por dos edificios simétricos. Solo se llegó a terminar el que existe actualmente así que entre el edificio que alberga el balcón en donde Hitler dio uno de sus discursos más famosos y el Volksgarten quedó una pradera a la que las autoridades de esta ciudad le han sacado mucho jugo.
A la Heldenplatz, en su estado actual le quedan aproximadamente siete u ocho meses de vida. A partir de la segunda mitad del año que viene, empezará un proceso de transformación que va a durar por lo menos cuatro años. De momento, empezarán las obras de saneamiento del Parlamento así que se construirán una serie de edificios de carácter provisional para albergar oficinas y cosas así. Una vez que el Parlamento austriaco sea salvado de la ruina y no haya peligro de que a ningún diputado se le caiga una cariátide en la cabeza, se excavará un depósito subterráneo para la Biblioteca Nacional austriaca, cuyas dependencias son también parte del Hofburg (y es que ya decía yo uno de estos días que los austriacos tienen gran capacidad de reciclar todo lo reciclable, incluidos los fastos de la monarquía).
Son obras necesarias, quién lo duda, pero la verdad es que le dejan una papeleta muy difícil de solucionar a la municipalidad vienesa porque cada año se celebran en la Heldenplatz mil y un eventos, desde conciertos (aquí conmemoró Conchita Wurst su victoria en Eurovisión), al día de los deportes, pasando por la fiesta de la cosecha (Erntedankfest) o la misma fiesta nacional austriaca. Por razón de coste, hace años que se sustituyó la parada militar por la exhibición que ha habido estos días pero ¿Y ahora? O por lo menos ¿Hasta 2020? Pues no se sabe, porque la verdad es que, la Heldenplatz, como salón, al estilo de los del siglo XVIII (el salón de El Prado, madrileño, por ejemplo) tiene muy difícil sustitución y habrá que llevarse todas estas cosas a otros sitios ¿Al Prater? ¿A la Plaza del Ayuntamiento, ya de por sí sobrecargada de cosas?
Pues no se sabe. La Heldenplatz, además, tiene una importancia económica porque algunos de los actos que se organizan en ella (!Ay, este industrioso carácter austriaco!) sirven de escaparate a nivel nacional de los productos que producen las regiones y dan mucho dinero a ganar a mucha gente.
De momento, los vieneses tendremos que conformarnos con estar unos cuantos años sin este sitio que tanta calidad de vida nos da. Ays.
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