Tralarí-tralaró el gran día ya llegó, y así han contado los medios austriacos los primeros compases de la nueva legislatura en España
20 de Diciembre.- En Madrid no debe de hacer mucho frío (por lo menos en la calle). A la hora de la conexión con el telediario de las ocho de la tele austriaca -o sea, hace una hora, en el momento de escribir estas líneas- el simpar Josef Manola, nuestro hombre en la capital de España, llevaba puesto un abrigo muy correcto -quizá demasiado serio- y una corbata oscura. Nada más (de más abrigo, se entiende). De fondo, sonaba el carillón del reloj que hay frente al Congreso de los Diputados.
Herr Manola le ha dado al presentador del ZIB información sobre lo que se cocía en España: con cara de ajo, según conviene al deber de objetividad que la ORF, por ley, debe observar, el corresponsal ha indicado que, según lo que se sabe, el Partido Popular seguirá siendo la fuerza más votada, que le seguirá el Partido Socialista, a los socialistas, con muy poco margen, Podemos y a Podemos, ciudadanos. El presentador del telediario no se terminaba de aclarar mucho -claro, uno, aunque sea presentador de telediario, no tiene que estar puesto en los intríngulis de todos los países del mundo- y ha hecho la gran pregunta:
-Perdoneme, señor Manola -aquí los presentadores se „ustean“– perdóneme si he oido mal y me he hecho un poco de lío pero ¿Los conservadores han perdido la mayoría absoluta?
Y Manola, aunque es un hombre bregado en las conexiones en directo, no ha podido ocultar que, por la cabeza, le pasaba aquella frase famosa de El Gran Dictador de Chaplin. Aquello de:
-!Estoy rodeado de incompetentes y estériles secretarias!
Tras rehacerse, le ha dicho al presentador:
-Claro, die Mehrheit ist überhaupt weg -que se podría traducir como „de mayoría, ni hablar del peluquín“.
El presentador ha despedido la conexión y to another thing, butterfly.
Y luego, pues eso: el Standard, voz del progresismo transalpino (con todos esos entrañables tics que distinguen al progresismo aquí y en Burkina Fasso) ha dicho más o menos lo que Manola -claro, no se sabe más-. Sin embargo, para el Standard, como no podía ser de otro modo, era más importante la pérdida de la mayoría del PP que el hecho de que continúen –hélas– siendo la fuerza más votada. Solo dos notas interesantes: en primer lugar, la mayoría de los medios austriacos se han referido a Podemos como un „Protestpartei“ esto es: un partido-protesta, en tanto que, para el Standard es, simplemente, un „linke Bewegung“, un „movimiento de izquierdas“ (por cierto, al hablar de Podemos también se ha mencionado mucho el adjetivo „extrem“ -extremo-).
Otra curiosidad relativa al Standard es que, para que la distribución del voto sea comprensible para el lector austriaco, se han hecho los gráficos utilizando los colores que en Austria se asocian a las diferentes tendencias (claro, para que el lector se „conozca fuera“). Así, los socialistas eran, son, rojos, pero los populares no son azules, como en España, sino negros.
En Die Presse, periódico conservador, Podemos es una „alternativa de izquierdas“ o „radical de izquierdas“ (linksradikale) lo cual, esto último, pega más con un periódico que leen aquellas personas austriacas que son más alérgicas a lo nuevo.
Hay que decir que, de los dos, los redactores del periódico conservador son los que más se han currado la cosa (deben de tener a gente que hable español en la redacción). Han pergeñado sendos resúmenes sobre Podemos y sobre Ciudadanos que hacen los acontecimientos mucho más inteligibles para el lector medio (¿Cuál es, si no, la misión del periodismo, sino hacer que las cosas que pasan „se entiendan“?).
A partir de mañana, con los resultados sobre la mesa, los políticos españoles, por primera vez desde el principio de la democracia, se marcarán un Borgen (quien quiera saber, que lea este post). O sea que, por primera vez, tendrán que ganarse el sueldo.
Presiento que observar este proceso, desde aquí, va a ser muy, pero que muy divertido.
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