El auténtico sentido de la navidad

BelénHoy nos ha dejado una austriaca ejemplar, la señora Freda Meissner-Blau, su figura es el pretexto, para repasar lo que significan estas fechas.

23 de Diciembre.- Aunque vivía retirada de la política activa desde noviembre de 1988, la señora (y en este caso literalmente) Freda Meissner-Blau era todo un referente de la política austriaca. Una especie de figura de autoridad (de autoridad de la buena, que es la que nace de la excelencia moral) dentro de un panorama que nos ha acostumbrado a pensar mal de los políticos.

Por eso la noticia de su fallecimiento, esta noche, a la edad de 88 años, ha provocado reacciones de condolencia que han traspasado todo el arco político austriaco y aquello que está de moda llamar „la sociedad civil“.

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La señora Meissner-Blau dio su última entrevista hace casi exactamente un año (sobre estas líneas), en el Zeit Im Bild, el telediario de las ocho y hoy, tantos meses más tarde, la recordaba yo todavía, tan honda fue la impresión que me causó el escucharla hablar, una cualidad casi regia que brotaba de su lenguaje corporal y de su mirada intensísima.

Meissner-Blau fue la primera mujer candidata a la presidenta de esta república y, durante dos años, la primera mujer jefa de un grupo parlamentario, el de los verdes (Die Grünen) del que fue cofundadora en 1986.

En Austria se hizo famosa por ser una de las abanderadas en contra de la construcción de la única central nuclear que existe en este país y que, gracias a ella, está sin estrenar y solo se utiliza para dar cursillos a técnicos extranjeros (es, digamos, una central nuclear de fogueo). También fue la abanderada de la lucha por la protección de los espacios naturales y, convencida de su ideal, le plantó cara a la policía hasta que consiguió sentarse a hablar de tú a tú con el mismísimo canciller, a que le dijo estas sabias palabras:

Con la naturaleza no caben compromisos, o nos la cargamos o la preservamos para que puedan disfrutar de ella nuestros nietos. Usted verá.

Hoy, quería escribir una felicitación de navidad para los lectores de Viena Directo (mañana, este que les escribe todos los días, librará) y la señora Meissner-Blau, con su compromiso incansable en favor de la naturaleza y del ser humano, los refugiados, las mujeres, me va a dar el pretexto para animarles a que, como decía el anuncio aquel, no „cuezan“ la navidad solamente, sino que la „enriquezcan“; que, durante estas fechas y las próximas, en las que todos nos vemos como zarandeados de aquí para allá por mil y un tráfagos y obligaciones, encuentren un motivo para meditar sobre lo que la navidad significa o debería significar: o sea, en que es un momento de afecto y, por lo tanto, como decía la señora Meissner-Blau, es un momento para pensar en las raíces, y nuestras raíces, las de todos nosotros invariablemente, son las personas, el ser humano y todo lo que al ser humano le acompaña.

Que las navidades nos hagan a todos gentes más capaces de mirar a nuestro alrededor y ver, que nos hagan seres más capaces no solo de oír, sino de escuchar; que las navidades hagan que se nos caiga esa costra que llevamos todos para poder decir „esto no es asunto mío, esto no me importa“ y nos demos cuenta de que hoy en día, como hemos aprendido este año, María y José no se llaman así, sino Miriam y Yusuf, y el niño Jesús podría ser cualquiera de esas criaturas que casi no han tenido tiempo de ver lo que es la vida y ya han perdido su país.

La gran riqueza de esta tierra es la gente y no solo la que nos toca más próxima, sino toda la que habita en este planeta maravilloso. Y todas esas personas, no me cansaré nunca de escribirlo una y mil veces, son hermanos nuestros y, si bien no podemos arreglar todos los problemas porque nuestras posibilidades tienen un límite, nada nos impide, en navidad y durante el resto del año, aplicar „cuidados paliativos“ que salen completamente gratis: la sonrisa, por ejemplo; o tomarse cinco minutos para escuchar en silencio lo que otra persona tiene que contarnos o tomarse cinco minutos también para imaginar lo que hay detrás de lo que no nos ha contado y para saber leer entre líneas las cosas que no nos ha dicho.

En fin: para qué seguir si todos mis lectores (que son muchos y doy gracias por ello) saben lo que quiero decir.

Que paséis todos una navidad felicísima, en Viena o en vuestros lugares de origen. Nos vemos, nos leemos, el día 25.


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Comentarios

2 respuestas a «El auténtico sentido de la navidad»

  1. Avatar de marta
    marta

    Para los buenos momentos, gratitud.
    Para los malos, mucha esperanza.
    Para cada día, una ilusión.
    Y siempre, siempre, felicidad.
    Feliz Navidad!

    Desde Maastricht

    1. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Feliz navidad, Marta! 🙂

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