Y van tres (cuatro con el Europeo de Fúrgol). El día 18 de Junio el centro de Viena va a ser un hervidero de manifestaciones.
30 de Mayo.- En Madrid, ciudad en la que nací, se suceden de un tiempo a esta parte y con preocupante frecuencia incidentes que uno desearía desterrados para siempre. Son ataques homófobos generalmente muy cobardes (vamos, es que siempre son cobardes). Uno de los últimos (verbal solo, afortunadamente) sucedió hace unos días cuando unos cuantos cientos (!!!) de neonancis se manifestaron por el centro de la capital de España con mucha parafernalia de banderas y muy poca parafernalia neuronal, como suele ser su costumbre.
En estas que, cuando la manifestación llegó a la Plaza del dos de Mayo, los manifestantes y las manifestantas empezaron a abuchear a dos chicos que, cogidos de la mano, contemplaban aquella aparición salida del peor rincón del baúl de los recuerdos. Les increpaban al grito de „maricones y sidosos“.
Más allá de preguntarnos el por qué la autoridad paró a los heróicos besadores y no hizo el más mínimo gesto para disolver una concentración que violaba de la manera más obvia todas las normas de convivencia que las personas de bien nos hemos dado durante todos estos años, diremos que, de los dos aguerridos garzones, uno de ellos era austriaco, concretamente de la ciudad de Salzburgo y que se llama Gregor Eistert y que vive en Madrid (bueno, en defensa de los agentes, hay que decir que era mucho más probable que los dos chicos atendiesen a unas mínimas razones que no los que tenían enfrente).
Esperamos sin embargo que, el próximo día 18 de Mayo, no serán necesarias en ningún momento besadas reivindicativas o que, si lo son, se desarrollen en un clima de menos tensión (¿A quién le puede chinchar que dos personas se besen? De verdad qué gente…). Será el momento en que tendrá lugar en esta capital el día del Orgullo, tan necesario a la vista de cosas como la que contaba en los párrafos anteriores (y, por supuesto, su desfile reivindicativo consiguiente).
Al mismo tiempo, también está convocada, además de la Marcha por Jesús de la que ya hablábamos el otro día, una concentración a favor de la familia tradicional que sus convocantes ven como una contramanifestación en contra de la Regenbogenparade. Por suerte, y si viene siendo como todos estos años atrás, los pecadores irredentos del movimiento LGTB no tienen que temer ninguna competencia de los cuatro Katzen que se juntan para decirles que son descendientes directos de Satán (este es el nivel, señora, hay personas que están muy mal de las azoteas).
Como Viena Directo es un servicio público, diré que, quienes quieran comprobar con sus propios Augen que cosas como esta aún existen en Viena en estas primeras décadas del siglo XX (aunque, pensándolo bien, personas amargadas ha habido siempre y las seguirá habiendo a pesar de que el mundo progrese) no tendrán más que encaminar su curiosidad hacia la plaza del Albertina, en donde se juntarán estos San Jorges, tan preocupados por los valores ajenos y tan poco preocupados, por lo visto, por los suyos propios.
La marcha a favor de la familia está organizada por una cierta Asociación Pro Vita (Pro Vita Verein) cuyos miembros, según lo que pone en su página web, están empeñados de salvar al mundo en general y a la civilización occidental en particular de la decadencia, particularmente por el medio de revitalizar esos valores que la perfidia del mundo moderno está intentando revelar como obsoletos.
En fin…
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