Dos y dos

FuegoDos noticias, una sirviendo de contexto a la otra, se explican. Por desgracia.

1 de Junio.- Altenfelden, en el „Bezirk“ Rohrbach, es una pequeña localidad de la Alta Austria que, según los últimos datos disponibles en internet, sobrepasa por poco los dosmil habitantes.

Como suele suceder en los pueblos pequeños y, si atendemos a la estructura de su consistorio, debemos concluir que Altenfelden es un lugar bastante conservador.

De los 25 concejales, 14 los pone el Partido Popular austriaco (ÖVP) y seis la ultraderecha del FPÖ y 5 los socialistas austriacos del SPÖ.

En las últimas elecciones, presidenciales, participó el 66% de los pobladores de Altenfelden y, gracias a Dios, los resultados obtenidos por las dos opciones disponibles NO fueron una proyección o premonición de los resultados de toda Austria. Ganó Hofer por un 54,59% de los sufragios y VdB sacó un 45,41%.

En Altenfelden hay, según la Wikipedia que todo lo sabe, 44 extranjeros, de los cuales un tercio son turcos, el otro tercio son de países de la UE y el resto deben de ser una pareja de mormones de Utah porque caben en el capítulo de otros.

Altenfelden es, como puede deducirse de todo lo que antecede, la Austria profunda.

Muy profunda.

Y, como sucede en todas las partes profundas de los países (en la España profunda, desgraciadamente, también) tiene una parte muy, pero que muy chunga. Casi como de drama de Blasco Ibáñez.

Durante la noche pasada, unas personas desconocidas pero, presumiblemente, de Altenfelden o de las cercanías, han incendiado a propósito un edificio construido por la Cruz Roja en el término municipal para alojar a 48 refugiados. Pusieron fuego en él bastante fácilmente, porque el edificio era de madera. Por suerte, el edificio estaba vacío. Todavía.

Los pirómanos eran (son) gente mala que, llevada por el mismo fanatismo que dicen combatir le niegan el pan y la sal, ni siquiera la oportunidad de hacerse querer o respetar, a personas a las que no conocen de nada, que huyen de la guerra y/o de la miseria, que solo quieren un sitio en el que vivir en paz para darle a sus hijos una vida mejor.

En una palabra, refugio.

¿Cómo es esto posible? Dejando aparte la pura maldad, cuya existencia es indudable en este mundo pero que, como explicación, resulta algo endeble, si uno abría hoy la edición digital del Kurier (un periódico bastante faldicorto) al lado de la noticia de Altenfelden había otra que permitía sacar conclusiones a propósito de cosas como la del incendio.

Por desgracia.

El jefe del grupo municipal del FPÖ en la ciudad de Graz, Sr. Armin Sippel ha publicado en internet un vídeo que cobra toda su peligrosa dimensión si se lo pone en contraste con sucesos como el del incendio de Altenfelden.

En el vídeo, D. Armin Sippel le explica a los hipotéticos refugiados que le puedan ver el trato „con nuestras mujeres“. Es, obviamente, un material propagandístico concebido para difundir entre el público afecto el estereotipo del extranjero (en este caso musulmán) bestial.

La cosa parecería de El Mundo Today si no fuera porque está hecha en serio. Demasiado en serio.

Armin Sippel explica, utilizando un maniquí como de Galerías Preciados de 1985, con una peluca rubia, cómo hay que tratar a las mujeres y las partes del cuerpo que son tabú para los hombres „de nuestro círculo cultural“. Luego, dice que en Austria hay por lo menos un partido que piensa que lo mejor es mandarles fuera del país (y se ve un avión).

Goebbels decía que la propaganda debe de ajustarse al nivel del más tonto de sus receptores. Y es obvio que Armin Sippel debe de tener bastante en poco la inteligencia de los votantes del FPÖ para despacharse de la manera en que lo hace en este vídeo (me van a perdonar mis lectores que no lo ponga para no regalarle a semejante producto ni un solo clic de los que ya tiene).

No es difícil encontrar la relación entre la primera parte de este post y la segunda ¿Verdad? Desgraciadamente.


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