No durará para siempre

JesuisniceUn monumento efímero de Viena que no durará. Una cosa que tenemos que luchar para que dure. Las dos, en el mismo post.

15 de Julio.- Ayer me dormí apaciblemente a eso de las once de la noche, con un libr(ac)o en las manos. Muy ajeno estaba a los horribles sucesos de Niza y esta mañana, cuando he mirado el teléfono, ha sido lo primero que me he encontrado. Normalmente, mi trabajo se desarrolla en francés, tengo muchos conocidos en Francia y, aunque hay ciudadanos del hexágono a los que se les puede aplicar eso de que cuanto más los conoces, más quieres a tu perro (o a los dragones de Komodo) lo cierto es que uno les tiene cariño y se conduele de lo que pase en ese país. Aunque solo fuera porque, culturalmente, todos somos hijos de Francia y de su revolución y nuestras sociedades modernas no se podrían entender sin el triple ideal de libertad, igualdad y fraternidad.

La tristeza se ha convertido en enfado, nada más abrir las ediciones de los periódicos digitales austriacos y empezar a ver que, por lo menos entre las capas más mastuerzas de la población, los terroristas islamistas han conseguido su objetivo, que es el de hacer que perdamos de vista las razones auténticas de estos terribles hechos y que se identifique a todas las personas que profesan la religión musulmana con estos bestias.

Los islamistas atentan de esta manera porque nuestras sociedades laicas, libres, en las que la gente se puede expresar como quiere y que no están sujetas (o lo menos posible) al prejuicio religioso, les molestan. Ellos comprenden que, en su tolerancia, en su respeto absoluto de la libertad y la especificidad de cada ser humano (trátese de hombres o mujeres, sea cual sea su raza, su creencia, su orientación sexual) resultan atractivas y, por lo tanto, adversas a su espíritu teocrático; y que, se ha demostrado, son un modelo de convivencia mucho más eficaz que aquellos que ponen un Dios lejano y silencioso como fiscal de la conducta de la gente.

La solución no es volverse como ellos, sino fortalecernos y resguardarnos en los logros conseguidos hasta ahora: el principal, el imperio de la ley, y que el interés de la mayoría siempre esté por encima del de la minoría. Primero ciudadanos libres y luego, los que quieran, fieles del culto que mejor les vaya. Y, a partir de ahí, cada cual en su casa y Dios en la de todos.

Dicho esto: cuando, a finales de la década pasada se empezó a construir la que, quizá era la mayor obra de Viena, la Hauptbahnhof, que es la punta de lanza de un nuevo y moderno barrio que ha crecido junto a Favoriten; una de las cosas chulas fue que se erigió una torre de madera, de vocación efímera, la Bahnorama, para que quienes así lo desearan pudieran practicar el que, mundialmente, es el pasatiempo favorito de todos los jubilados: o sea, vigilar las obras.

Bahnorama Turm

Con sus 66,72 metros de alto, era la torre de madera más alta de Europa y, desde su plataforma, situada a cuarenta metros del suelo, los visitantes podían ver cómo lo que empezó siendo un enorme agujero en el suelo de Viena se iba transformando, poco a poco, en lo que hoy es una estación ferroviaria moderna y un auténtico nodo de comunicaciones que conecta Viena con el resto de Europa.

Bahnorama

Pues bien: hoy se ha sabido que, más de 300.000 visitantes más tarde, y tras que su licencia caducase en 2014, la torre será derribada de forma inminente. El derribo se producirá después de que la empresa que había mostrado interés por la torre y que quería desmontarla y ponerla frente a su filial de Praga, a pesar de que sigue anunciándola en su web, no “se ha hecho viva” como suele decirse, de manera que la ciudad de Viena, transcurridos todos los párrafos y las prórrogas haya indicado que la torre deberá ser derribada al coste de sus propietarios actuales y su lugar, como estaba previsto, ocupado por un bloque de viviendas.

La torre Bahnorama no sigue así el destino de otro monumento que nació destinado a ser efímero y que hoy es, cerrando el círculo, el símbolo de un país: la torre Eiffel de París.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Una respuesta a «No durará para siempre»

  1. Avatar de Paco
    Paco

    Estos monumentos efimeros son, en muchas ocasiones, mejores que otros definitivos. Deberían mantenerlo con las condiciones de seguridad adecuadas pero que los mantengan y que, aparte de los jubilados, los disfrutemos todos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.