7 curiosidades sobre Adolf Loos

Michaeler TorNuestra atención se para hoy en un artista polémico en su tiempo y mucho después de su muerte:  Adolf Loos.

Uno de los nombres que, invariablemente, se asocia a la Viena de la Belle Epoque y que todo vienés que se precie debe conocer es el de Adolf Loos. De hecho, en el distrito 1 hay un buen número de trabajos suyos, el más famoso de los cuales es la Loos Haus que está en la Michaelerplatz. Al estar frente por frente a la Michaelertor, con su barroquismo (ya lo decían el emperador Paco Pepe y el reloj de La Bella y la Bestia con él, que “si no es barroco, es barraca”) al estar frente por frente a la Michaelertor, decía, la desnudez de la Casa Loos (en realidad los locales de la sastrería Goldman & Saltatsch) se convirtieron en toda una declaración de intenciones arquitectónicas.

A pesar de ser un genio de la arquitectura, o quizá por ello, la vida de Adolf Loos no estuvo nada exenta de polémicas, las cuales no tuvieron peores consecuencias para él porque a sus contemporáneos no les entraba en la cabeza que un ser tan inteligente y respetable en apariencia pudiera ser, al mismo tiempo, un tipo de moral más que dudosa.

Empezamos con el recorrido.

  1. Adolf Loos nació en Brno, actual República Checa, en 1870. Fue hijo del cantero y escultor Adolf Loos, de quien heredó no solamente las habilidades artísticas, sino también, y aquí viene la curiosidad, la sordera. En muchas fotos de Loos se le puede ver poniéndose la mano a modo de trompetilla en la oreja derecha. A partir de la mitad de su vida, se quedó como una tapia. De todas maneras, como era muy fiestero, no dejó que la sordera le aislase, y continuó disfrutando de la compañía humana hasta el final de su vida.
  2. Quizá debido a la temprana muerte de sus padres Adolf Loos fue un pésimo estudiante que pasó por multitud de escuelas durante su vida académica. Desde Brno hasta la abadía de Melk, pasando por la Escuela de Artes Aplicadas de Viena, por donde tuvo un paso fugaz hasta la Escuela Técnica de Dresde. Por toda la Europa central de su tiempo se extendió su fama de enfant terrible.
  3. Incorregible mujeriego y follarín de la pradera, Adolf Loos se casó tres veces. La primera, con la actriz y escritora Lina Loos, personaje muy activo en la Viena de entresiglos pero a la que hoy se recuerda basicamente por haber sido su mujer. Tras ella vino la bailarina Elsie Altman, la cual tuvo también una vida curiosa, porque, tras dejar los escenarios, terminó exiliada en la Argentina, en donde trabajó como traductora y en donde escribió un libro de cocina con recetas austriacas. Por último, estuvo casado con la fotógrafa Claire Beck. Y si la vida le hubiera alcanzado, se hubiera vuelto a casar. De hecho, murió en el sanatorio de Kalksburg, cerca de Viena, a donde había ido para pedir en matrimonio a una enfermera que trabajaba allí y que le había hecho tilín.
  4. Adolf Loos era un apasionado del ajedrez y, de hecho, un consumado jugador amateur. Ganó al campeón alemán Friedrich Sämisch durante una partida simultánea que se hizo famosa, y era un gran asíduo de los campeonatos de ajedrez que se organizaban en el Cafe Central vienés, del cual era asíduo.
  5. Quizá la parte más oscura de la vida de Adolf Loos fue el proceso al que tuvo que enfrentarse acusado de pedofilia. En Agosto de 1928, el padre de una niña de nueve años le denunció por haberle dado dinero a su hija y haberle entregado una tarjeta de visita, ambas cosas acompañadas por proposiciones presuntamente deshonestas. Adolf Loos, una vez probados los hechos, ingresó en prisión, pero en este caso, sus partidarios vieron en él más al artista que al tunante (como luego pasaría, mucho más tarde, con el señor este que nació negro, quiso ser blanco y, durante toda su vida tuvo una relación “muy especial” y “muy tierna” y “muy rara”con los niños, relación que aún hoy sigue sin estar clara de manera satisfactoria). En fin: los partidarios de Loos montaron un pitote de cuidado, indignados de que se pudiera empapelar a un artista de su talla, y acusando al jefe de policía de Viena de perseguir a Adolf Loos por razones inconfesables. Asimismo, como el dinero todo (o casi todo) puede comprarlo, Adolf Loos, que tenía el riñón bien cubierto, se compró los servicios de uno de los mejores bufetes de abogados vieneses, de manera que, finalmente, salió libre por falta de pruebas (también porque se consideró que el solo proceso era ya un castigo suficiente para un hombre tan prominente socialmente como Adolf Loos, el cual, también, para aquellas fechas, estaba, no solo como una tapia sino también padecía demencia). Las actas del jucio estuvieron “extraviadas” hasta el año 2008, momento en que se volvieron a “encontrar” y se publicaron. Conforme a las pruebas que se presentaron en el jucio, Loos, si no hubiera sido Loos, hubiera sido condenado, ya que parece que abusó de tres niñas de nueve, ocho y diez años.
  6. Como resultado de todo esto, en 2008 la ciudad de Viena decidió retirarle a la tumba de Adolf Loos el calificativo de tumba de honor de que disfrutaba (Loos está enterrado en el Cementerio Central, en un lugar prominente) y, para que pudiera seguir allí, se creó para esta tumba y otras de personajes problemáticos la categoría de “tumbas históricas”.
  7. Lo que sigue teniendo su nombre como antes es el asteroide número 19129, el cual fue llamado asteroide Loos en 2002.

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