Un año más, ein Prosit der Gemütlichkeit!

rosaAyer, estuvimos quitándole algo de razón a los que dicen que los austriacos no saben divertirse. Y sí que saben !Y cómo!

1 de Octubre.- Espero que mis lectores me habrán perdonado la ausencia de post de ayer, pero es que estuve probando (un año más) que es absolutamente mentira esto que repiten como loros algunos de mis compatriotas más miopes: o sea, que los austriacos son unos muermos y que no saben divertirse.

Nada más lejos de la realidad.

Músico

Como saben mis lectores, en Munich, ciudad bávara que tiene mucho más que ver con Salzburgo que con Berlín, se celebra anualmente, paradójicamente en el mes de septiembre, la Oktoberfest (o fiesta de Octubre). Como otros eventos parecidos, verbigracia la Feria de Sevilla en España, la Oktoberfest tiene ese algo de agresión acérrima al hígado que hace que, año tras año, sean acontecimientos multitudinarios mónstruo.

Hace tres años, como en Austria se volvió a poner de moda el asunto de los trajes típicos, unos avispados empresarios pensaron que sería chulo (y sumamente lucrativo) montar una sucursal de la Oktoberfest en Viena. Alquilaron el terreno que está a los pies de la noria del Prater y, tras una promoción hábil (el terreno, ya digo, estaba abonado porque, en esto se juntaban dos de las más grandes pasiones de los austriacos: o sea, los ríos de alcohol y ese edén campesino –et in arcadia ego– con el que, quien más quien menos se siente identificado). Como decía, tras una promoción hábil, la primera Oktoberfest vienesa (no con ese nombre, por razones de copyright) de celebró y fue todo un éxito.Rosa Wiesn 2016
Ya en ese primer año, hubo un día reservado para la comunidad LGTB. Fue un jueves, momento algo incómodo porque claro, los gays, las lesbianas y los amigos heteros de los gays y las lesbianas tienen también que comer, y por lo tanto trabajar y si eres drag queen encima, entre que te quitas el maquillaje, la peluca y los postizos, aunque la Oktoberfest cierre a las once, pues te dan las tantas y a ver luego quien va al otro día a la oficina (los señores que son drag queens aplican en sus trabajos la misma disciplina que utilizan para ponerse rectas las pestañas postizas y las costuras de las medias; o sea, que suelen ser gente muy profesional).

Amigos

A pesar de esto, gays, lesbianas y sus amistades acudieron en tropel y, como testigo puedo afirmarlo, fue uno de los fiestones más grandes y divertidos en los que yo haya estado nunca.

Drag Queens

Naturalmente, al año siguiente y el siguiente, también en jueves, para el día señalado (que lleva camino de convertirse en uno de esos que, como el del Orgullo, relucen más que el sol) la carpa más grande de la Oktoberfest vienesa estaba vendida con varios meses de antelación y no era posible conseguir entradas ni, por supuesto, mesa en la que sentarse.

Visto el éxito de la convocatoria y visto, claro, el poder de negociación de los gays y las lesbianas vieneses, la organización de la Oktoberfest decidió trasladar la convocatoria al viernes y ayer, volvió a ser uno de los fiestones más grandes en los que yo haya estado nunca.

AlegríaNaturalmente, es caro entrar (vale 60 euros y las jarras de cerveza a diez, y una ronda de licores, treinta) pero la diversión está garantizada y merece la pena gastarse el dinero.

Conchita no fue este año (ahí la saludé yo antes de ir a Eurovisión) pero sí que estuvo Alfons Haider, el presentador de la tele austriaca y algunas otras personalidades prominentes de la comunidad LGTB vienesa.

Todos, gays y heteros, teníamos este año, además, algo que celebrar.

Pareja de enamoradosEsta semana pasada se ha avanzado un paso más en la igualdad y se han eliminado, a iniciativa del PP austriaco (!Qué chunga tienen que ver la cosa!) dos de las discriminaciones que seguía sufriendo el colectivo gay en lo referente a sus derechos. Hasta ahora, el PP austriaco la mitad, recordemos, del Gobierno de EPR, no había querido admitir que las ceremonias de unión entre personas del mismo sexo se celebrasen en los mismos lugares que los matrimonios más tradicionales. Así mismo, se habían negado a que, como es usual con las parejas heterosexuales, los gays tuvieran un nombre común de familia cuando pasaban por el juzgado. A partir de ahora, es posible y el PP reconoce, tácitamente, pero lo reconoce, que las parejas homosexuales también son familias.

El emperador

Así pues, ein Prosit der Gemütlichkeit! (Y hasta el año que viene, si Dios quiere).


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