La felicidad (infantil) está en el campo

campo¿Las elecciones presidenciales austriacas? Aunque parezca mentira, hay novedades.

12 de Octubre.- La primera vez que el candidato VdB fue elegido presidente de EPR por una diferencia equivalente al pelo de un calvo se montó un gran revuelo en ese salvaje oeste que hemos dado en llamar internet. Se filtró, lo recordarán mis lectores, la dirección en donde VdB vive con su santa, y el pobre señor empezó a recibir amenazas de muerte por parte de elementos que no cabe más remedio que asociar a su escocida competencia política. Para que no hubiera que lamentar ninguna desgracia, VdB, cosa inusual por estas tierras, tuvo que vivir unas semanas con escolta policial.

Según informa el diario capitalino Kurier, las amenazas han vuelto a producirse y el pobre candidato ha tenido que volver a ser escoltado, vaya por Dios. Tres agentes de la unidad de élite Cobra (los GEOs españoles) están controlando de día y de noche los accesos a la vivienda de VdB y le acompañan en sus quehaceres cotidianos. Esta noticia nos devuelve al tema del año: las elecciones presidenciales.

Con él, podría decirse lo que le susurraba (con cara de loca, que para eso hacía de Juana la ídem) Aurora Bautista a su santo, Fernando Rey (en la ficción, Fílip di Biútiful) en la película Locura de Amor. Aquello de:

-El rey no está muertooooorrrllll, está dormidoooorrrlll.

Pues eso: que entre que se fabrican las papeletas electorales con un pegamento que no se despegue y empieza la campaña electoral, se vive una especie de guerra en sordina cuya intensidad aumentará en las próximas semanas.

Las encuestas dicen que Candidato 1 y Candidato 2 están como en Elecciones 1, o sea, al cincuenta por ciento, así que puede pasar cualquier cosa.

La buena noticia es que VdB ha recuperado un poquito de fuelle (porque las últimas encuestas daban a Candidato 2 como ganador por cuatro puntos), pero la mala, claro, es que puede que nos terminen dando un susto los resultados de las elecciones. Y francamente, ya no tenemos edad. Yo por lo menos, que lo de cumplir los veinticinco me ha sentado fatal.

Naturalmente, como ha sucedido con Trump, los medios afectos a Candidato 1 (o, simplemente, contrarios a Candidato 2) se dedican a desenterrar cosicas que, intuyen, pueden dañar la imagen del que podríamos llamar “la sonrisa de la ultraderecha”. Por ejemplo, que Heinz Christian Strache, ese recién casado en luna de miel, le puso en 2013 prólogo a un libro que ideológicamente pone los pelos de gallina y en el que el autor se despacha (en un estilo horroroso, por cierto) a favor de las mujeres como ángeles del hogar con capacidad de echar al mundo muchos niños y esclavas de un marido fuertote (y, por supuesto, con todo rubio, ojos, pelos, dientes, etc), el trabajo infantil en las labores agrícolas (se conoce que al escritor le dio corte sacar a colación las minas de carbón o los altos hornos) y la pureza racial.

Strache se ha escudado en el desconocimiento (joé, vino este amigo mío, me pidió un prólogo para su libro y yo se lo hice ¿Qué si me lo leí? ¡Anda, si yo lo último que leí fue Teo Desayuna! A ver quién se leía ese tocho, que no, que no…Si ni siquiera tenía fotos de muchachas arias enseñando los turgentes pechos arios…Uy, qué despiste ¿He dicho pechos? Bueno, usted ya me entiende) y Candidato 2, preguntado por el temita, ha declarado que el contenido del libro es duro, quizá la adjetivación algo desafortunada, pero que en el campo los niños tienen que trabajar, que no es que sea estupendo, pero que tampoco es tan terrible (de verdad que lo ha dicho, que esto no es coña como el paréntesis anterior) y que la vida es “asín” y que los agricultores tienen que procrear para llevar obreros al campo, que tampoco hace falta que todo el mundo estudie, que luego los títulos académicos no valen ni el papel en el que están impresos.

Lo mismo que con las charlas cerveceras de Donaldo Trumpo, uno tiene la sensación de que la tarea de los medios es vana, primero porque es dudoso que ciertos votantes sepan (o quieran) leer y también porque creo firmemente que cuando una persona decide votar a gente que va tan de frente, esa persona está ya más allá de estas cosas (de hecho, Donald Trump dijo que él podría darle tiro a un tipo en mitad de la quinta avenida de NY y no perdería votos, así que…). O sea, que saben perfectamente del pie que cojean estos señores y no solo no les escandaliza, sino que les gusta porque, ellos sí, piensan que los otros políticos, los normales “no les representan”.

Estamos creando un mundo que está dejando fuera a mucha gente. Muchos invitados que no cuentan con las capacidades suficientes para participar de la fiesta. Y los invitados cabreados tienen mucha capacidad de hacer daño.


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