Austria necesita más de mil cocineros

cocinaAustria necesita cocineros. Muchos cocineros. Y empleados de hostelería en general. Quizá alguno de mis lectores encuentre una oportunidad.

14 de Noviembre.- Estoy convencido de que, incluso en aquellas áreas del planeta en las que la libertad individual es más ferozmente aplastada, como por ejemplo en Corea (la mala), la represión del Gran Hermano no habrá podido eliminar que haya oficios que se consideren más prestigiosos que otros y que la gente, si puede evitarlo, no se dedique a aquellos cometidos que “no molan”.

En la parte en que nosotros vivimos, como disfrutamos todos de un grado razonable de libertad (siempre podría ser más, pero vaya por Dios) este tema de las preferencias profesionales se ve muchísimo más a las claras.

Así, gracias a la beneficiosa influencia de los medios televisuales, que orientan a nuestros jóvenes hacia aquellas profesiones en donde están el glamur, el parné y la platita, los oficios que molan, en estos principios del siglo XXI son, por ejemplo, el de modelo/a de sostenes y bragas (con vistas a inesperados ascensos, como el de convertirse, gracias a los buenos genes, en esposa del político más bestia y más analfabeto del planeta, forradísimo, eso sí), estrella del cine pornográfico (en esto, naturalmente, se necesita también que los genes jueguen su papel, aunque dada la variedad de preferencias del paisanaje, hoy en día hasta el menos dotado puede aspirar a tener su público), actroz de cine o de comedia televisiva (no, no es una errata, la mayoría de estos actores son “actroces”), presentador o presentatriz de concurso de riáliti chóu (o de chóu, a secas), cantante de coplas a la güínni jiuston (la pobre) oficio que generalmente es peligroso porque conlleva necesariamente consumo de estupefacientes, o pinchadiscos en locales de alguno de esos lugares del planeta en donde la gente que no tiene nada que hacer va a relajarse (aquí, aparte del inconveniente de estar todo el tiempo de trabajo respirando tabacos y miasmas, si no tienes una grabación doméstica de un coito tuyo que se haya filtrado en las redes, no te comes un colín).

Todas estas profesiones, habrá reparado en ello el astuto lector, pertenecen al ramo que podríamos denominar de las artes y de la estética; pero claro, todo el mundo sabe que el arte es, parafraseando a Rilke, “el grado de lo inútil que soportamos todavía” o sea, que todo el Louvre junto, a efectos alimenticios, no vale nada comparado con un buen plato de lentejas.

¿Qué pasa pues con los oficios prácticos, aquellos que, de verdad, hacen que el ser humano viva? Oh, problema. En Austria están empezando a darse cuenta de ello. Como todos los años, con el principio de la temporada de esquí, la patronal de la hostelería austriaca se ha puesto en modo Zarzamora y llora que llora por los rincones, porque faltan cocineros y lavaplatos. Mil y pico cocineros harían falta para que Austria pudiera llenar todas las vacantes. No los hay. Ni tampoco se espera que la producción local de cocineros pueda cubrir las vacantes futuras en la producción de schnitzels.

Los mocitos austriacos (y las mocitas) ya no quieren dedicarse a las cacerolas, vaya por Dios, y esto es por razones de muy variada índole.

La primera y principal es que los horarios no son lo que se dice un modelo de conciliación familiar. O sea, que si tu santo/a trabaja en un restaurante puedes tener por seguro que es como si te hubieras casado con un camionero o con un trabajador de plataforma petrolífera en el Mar del Norte, con los efectos nocivos que esto tiene para la relación. Desventajas que ya, avispadamente, apuntó Nacho Cano en su celebrada tonadilla Cruz de Navajas. Claro, se alargan las jornadas laborales, te quedas a hacer caja en el Treinta y Tres, y luego, claro, tu santa se va con otro/a.

También porque los sueldos son magros en este sector de actividad laboral. Mucho curro, mucho estrés para “emplatar” y luego pocos laureles en el monedero. Y por último, naturalmente, el factor clave: el prestigio social. Los jóvenes prefieren profesiones en las que el factor épico esté más a la orden del día. Quizá sería el momento de hacer un riáliti chóu sobre la arrastrada vida que llevan los actores porno.


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Comentarios

6 respuestas a «Austria necesita más de mil cocineros»

  1. Avatar de Maronasc

    Cuando decía orgullosísima que trabajaba en la cocina de una cafetería, la gente me miraba como con pena ¡con lo feliz que era y lo mucho que aprendí! Y los horarios aquí no son tan chungos como el horario partido en España, ¡eso sí que es una tortura!

    1. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Yo creo que es un tema más de prestigio social que de otra cosa y claro, que donde se necesitan cocineros no es aquí, en Viena, sino en los sitios perdidos de la mano de Dios a donde la gente va a esquiar. Y ahí, por los sueldos que dan, pues no quiere nadie.

      1. Avatar de Pedro
        Pedro

        Asi ed.muy buen descrito..te falta el trato..te hacen sentir mas infeliz.

    2. Avatar de Pedro
      Pedro

      Ni españa ni austria..un intermedio para sentirte pleno o feliz

  2. Avatar de Alvaritchen
    Alvaritchen

    Pero ¿este vídeo?¿Esta versión? Y sobre todo ¿esa introducción para si no te pispas de la historia?

    1. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Hola Alvaritchen! Es que no quería poner la original, porque le tengo cierta manía a Ana Torroja y tampoco encontré la de Celia Cruz, que tenía su aquel. Y al tropezarme con esta, con esos estilismos, con ese vídeo…No me pude resistir jajajaja.

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