El jardín de los senderos que (no) se bifurcan

Elecciones en Alemania. Gana Merkel (pero poco) y la ultraderecha más que dobla sus resultados anteriores ¿Influirá en las elecciones en Austria?

24 de Septiembre.- Hace algunos años, la ORF organizó un debate dominical para hablar de la herencia de Haider (para mis lectores que llegaran a Austria un poquito más tarde de 2010, Haider fue el político que sacó a la ultraderecha de las tinieblas de la marginalidad y la proyectó como fuerza política a nivel nacional a base de un conjunto de eficaces rupturas de tabúes, populismo de alto voltaje regado con dinero del contribuyente, sexo y simpatía).

Defendiendo al difunto, estuvieron en aquel debate, si no recuerdo mal, los hermanos Scheuch y Stefan Petzner, el que pasaba (y pasa) por ser „la viuda“ in pectore del malogrado político sobre cuya sexualidad han corrido los proverbiales ríos de tinta. Del lado de aquellos que no tenían miedo de hablar de los muertos, algunos representantes de la prensa austriaca y, llamativamente, una periodista alemana muy Rottenmeier, creo recordar que, precisamente, de la tele pública.

Cuando los defensores de la memoria de El Ausente se extendían en elogios hacia el muerto, quitándole importancia a su notoria indulgencia hacia el nazismo y la ultraderecha, la alemana, muy digna, dijo una frase que no se me olvidará. Dirgiéndose a sus colegas de la prensa austriaca presentes el plató, con la barbilla levantada, se la escuchó decir:

-Ustedes llaman a estas fuerzas populistas de derechas ¿Por qué no dicen la verdad? Estas personas son la ultraderecha.

Obviamente, la alemana miraba por encima del hombro a los austriacos como diciendo „en Alemania no tenemos estas cosas (ni nunca las tendremos)“.

Hasta hoy ha tenido razón, y la AFD tenía una influencia política despreciable.

Pues bien: hoy, el orgullo de la periodista teutona se habrá quebrado porque la ultraderecha ha pisado el acelerador y ha entrado en el Bundestag (y además al galope, como dicen que el caballo del general Pavía entró en el congreso de los diputados).

Mientras escribo esto, tengo „sintocinada“ la tele pública alemana, en donde están comentando lo que se va sabiendo de los resultados y está claro que los locutores en el estudio están considerablemente preocupados de que Alternative Für Detuschland haya obtenido tan buenos resultados. La misma canciller, Angela Merkel, a cuya formación la AFD le ha dado un considerable tolondrón, ha tenido palabras para los nuevos colegas en el parlamento alemán, en un discurso por lo demás muy medido de agradecimiento (ha ganado, pero ha cosechado los peores resultados desde 1949).

Mutti“ (Mamaíta, como se la conoce) ha venido a decir sobre poco más o menos que a los de la ultraderecha populista se les vence, sobre todo, con buena política. Good luck, reina. Los demás sabemos que a Putin le ha salido otra boca que alimentar.

La pregunta, naturalmente, es ¿Cómo puede influir los resultados de las elecciones en Alemania en los muy cercanos comicios austriacos? En mi opinión, esa influencia no se dará o, si se tiene que dar, ya se ha dado.

En principio y si todo sigue como va, lo más probable es que, el día 15 de Octubre, Austria y Alemania se conviertan en realidades políticas con un curso considerablemente paralelo.

Según las encuestas, en Austria ganará el ÖVP (con un porcentaje muy parecido al que ha obtenido la unión CSU/CDU, o sea, un poquito más del treinta por ciento) convirtiéndose en la fuerza más votada y, por lo tanto, evitándole al Bundespresi tragarse el sapo de tener que encargarle la formación de un Gobierno al canciller Strache; en tanto que los socialistas y la ultraderecha se disputarían el segundo lugar en una carrera que aún está considerablemente abierta y en la que, en teoría, todo puede pasar aún.

Mi teoría personal es que, de los dos partidos contendientes, la ultraderecha se va a llevar el gato al agua y, el día dieciséis, es muy probable que Strache se despierte con la agradable sensación, que será la cúspide de su carrera política hasta el momento, de tener bajo la almohada la llave del Gobierno de Esta Pequeña República.

Me baso para decir esto en dos factores: en primer lugar, los resultados de la ultraderecha suelen ser siempre un poquito mejores que lo que dicen las encuestas, por la sencilla razón de que hay un determinado porcentaje de votantes del FPÖ que son „votantes vergonzantes“ o sea, que no confiesan al partido que votan ni en las encuestas.

El segundo factor no depende del FPÖ y es la horrible y chapucera campaña publicitaria que están haciendo los socialistas. Aunque de este segundo factor, probablemente hablaremos con más profundidad en los próximos días.


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