Todas las actas del Presidente

¿Quién quiere desacreditar al presidente Van der Bellen? ¿A quién beneficia que su autoridad se mine? El primer capítulo de esta historia se ha escrito hoy.

21 de Noviembre.- El otro día, contaba yo en estas páginas que había trascendido que el presidente de EPR, Alexader VdB, había dicho, durante una cena con diplomáticos que, cuando las negociaciones de la derecha y los derechers llegaran a su fin y le pusideran delante la lista de „ministrables“, él se miraría dicha lista con sumo cuidado y que, en cualquier caso, si aparecieran en ella dos nombres en particular, Gudenus y Vilimsky, llamaría a quien le hubiera traido la lista y le diría como Lorca cuando se refería a los glóbulos rojos de Ignacio Sánchez Mejías. O sea „que no quiero verlos“.

De Gudenus, vicealcalde de Viena, no se sabe la reacción, pero la de Vilimsky sí que resultó sospechosamente tranquila, para la volcánica artillería verbal que suele gastar el político ultraderechista. No dijo ni que sí ni que no, sino que a él le parecía que Strache y VdB tenían „muy buenas bases para entenderse“. Una valoración que, la verdad, resultaba bastante enigmática.

Los que están en la pomada (o creen estarlo) afirmaron que la tranquila reacción de Harald Vilimsky se debía a que él es un hombre al que le gusta ejercer el poder en la sombra, como al cardenal Richelié en Dartacán y los tres Mosqueperros. Y que, sin quererlo, las declaraciones de Van der Bellen habían abierto el camino a lo que, parece ser, es lo que más ansían los derechers: esto es, hacer de Strache el protésico dental más poderoso del país, a base de convertirle en „Menistro“ del Interior.

También se interpretaron las palabras de Van der Bellen en el sentido de querer tranquilizar a la comunidad internacional ante la perspectiva de un gobierno de la derecha y los „derechers“ que lleva camino, por lo que se sabe, de acercar a Austria a paises de la misma órbita que Polonia, Hungría o el mismo Chiquitistán. En fin.

Pasaron los días y cuando la noticia estaba más bien olvidada, arrumbada en el mismo vertedero en donde está por ejemplo aquel Ministerio de Protección Patria al que yo aludía también en otro momento, hoy ha saltado a los periódicos otra noticia.

El Kronen Zeitung que, a este paso, le va a hacer la competencia al Österreich en su calidad de artículo de higiene íntima, publicaba hoy con gran alharaca de titulares el supuesto „acta“ de la reunión que Van der Bellen mantuvo con el cuerpo diplomático y cuyo anfitrión fue el embajador de Estonia.

En este impresionante „decumento“, Van der Bellen se despachaba a propósito de Sebastian Kurz, diciendo de él que es un joven bastante iritante que ni alcohol, ni fuma ni toma café. A cualquiera que siga un poco la actualidad austriaca, no le costará recordar que este retrato caricaturesco de Van der Bellen era el mismo que el de los chismes que, durante la campaña electoral, la ultraderecha hizo correr por las redes sociales al objeto de minar la base electoral del que terminó siendo presidente y de paso, por qué no, también darle algo de aliento a sus mesnadas.

En cualquier caso, lo que sí que parece estar claro es que el famoso „acta“ es una falsificación. El anfitrión, o sea, el embajador de Estonia, ha desmentido su contenido categóricamente y ha dicho que, efectivamente, Van der Bellen habló de Sebastian Kurz, pero que lo describió como un hombre „humilde“ y que otras muchas cosas que se dicen en los protocolos, que parecen, por la verdad que contienen, los de los sabios de Sión, están retorcidas y sacadas de contexto.

En cualquier caso, la pregunta que cabe hacerse es la que se hacían los fiscales cuando los fiscales sabían latín. O sea, „Cui bono?“ ¿A quién beneficia todo este jaleo? Personalmente, yo creo que las oportunidades de desestabilizar Austria con cosas como estas son bastante reducidas. La lógica casi pide que todo sea una venganza (infantil, un poco idiota, las cosas como son) orquestada desde la órbita de la ultraderecha o, no es descartable, desde potencias extranjeras, como el Kremlin.

De momento, como es natural (y sano que así sea) el Kronen Zeitung protege el anonimato de sus fuentes. De cualquier forma, los servicios de inteligencia austriaca ya están siguiéndole la pista a los autores del papel. Ya veremos si algún día nos enteramos de quiénes han sido.


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