75 años de Casablanca

Hace setenta y cinco años se estrenó La Película. Casablanca: un film que no hubiera sido posible sin Viena, sin Austria y sin los austriacos.

25 de Noviembre.- Mañana hará veinticinco años de uno de los golpes de potra más grande de la Historia del Cine. El 26 de Noviembre de 1942 se estrenó la que, probablemente, sea la película más conocida de la Historia, una de las peor citadas (Bogart no dice en ningún momento lo de „tócala otra vez, Sam“) y una de las de rodaje más accidentado. Se trata, naturalmente, de Casablanca.

Una peli que, por cierto, tiene mogollón de conexiones austriacas.

La obra de teatro original en la que se basa Casablanca es una pieza bastante mediocre escrita por un judío americano, Murray Burnet, y se llama Eveybody comes to Rick´s (o sea, „Todo el mundo viene a Rick“. En el verano de 1938 Burnet y su mujer, Frances, viajaron a Amsterdam para cobrar una herencia y, de paso que estaban en Europa, visitaron a sus parientes en Viena, entonces sumida en la negrura del nazismo (decíamos ayer).

Los dos americanos, aprovechando la ventaja que les daba su pasaporte, ayudaron a sus familiares, que huían de Austria literalmente con lo puesto para evitar los campos de concentración, a llevarse al sur de Francia todas las cosas de valor que podían transportar. Anillos, abrigos de pieles, todo. En el sur de Francia la pareja visitó un nightclub y en la mente de Murray, escritor aficionado, surgió la idea de la obra de teatro. La escribió y, como era bastante malilla, la pobre, no encontró ningún teatro que la quisiera representar. Sin embargo Burnet no se rindió y se la ofreció a uno de los estudios de Hollywood más pequeños entonces, la Warner Brothers, propiedad de los hermanos Warner que la compraron e integraron el texto en la cadena de producción de una empresa que entonces, como todas, estaba más preocupada de producir películas que de la calidad de las mismas.

El rodaje de Casablanca empezó en Mayo de 1942. Para cubrir el expediente, la Warner había anunciado que el protagonista de la película iba a ser Ronald Reagan (!Qué ajena estaba la cabra! Casi cuarenta años más tarde de aquello Reagan llegaría a ser el dueño del botón nuclear). Se anunció así porque la Warner estaba aún convenciendo a Humphrey Bogart de que encarnara a Rick. Bogart veía al personaje un poquitín „amariconao“ por el tema de que su punto débil fuera una mujer.

Ingrid Bergman fue prestada por David O.Selznick, que se la había traido de Suecia y andaba corto de dinero y en el reparto.

La anécdota de la que partió la idea no es la única conexión con Austria. Varios prominentes austriacos son parte fundamental del reparto.

Paul Henreid, el que hace de marido de Ingrid Bergman, había nacido en Trieste cuando aún Trieste era parte de la monarquía del águila bicéfala y había aprendido el oficio de actor en Viena, en el seminario de Max Reinhardt.

En el momento de rodarse Casablanca vivía un momento dulce profesionalmente hablando. Había rodado junto a Bette Davis, la máxima estrella de la Warner, un melodrama que había arrasado en taquilla, La Carta y veía Casablanca como un ascenso en su carrera. Fue él uno de los que primero metió la cuchara en el guión. Le parecía que a su personaje le faltaba una escena de auténtico lucimiento y por eso se plantó hasta que los hermanos Epstein, los autores oficiales de un guión que se escribía a trancas y barrancas dependiendo de las vicisitudes del rodaje (por las noches) y en el que metió mano, como era costumbre, todo el mundo. Henreid no paró hasta que los Epstein le escribieron la famosa escena de La Marsellesa.

Otro austriaco presente era Peter Lorre (bueno, austriaco porque nació en Austria-Hungría). Lorre había sido el primer villano en M, el Vampiro de Dusseldorf (de otro vienés, por cierto: Fritz Lang) y en Casablanca incorpora a Hugarte. Lorre fue drogadicto durante toda su vida pero consiguió llegar a los sesenta, lo cual dado su tren de vida cobra las características de un milagro.

No son los únicos y la lista de actores austriacos o nacidos en Austria-Hungría que sale en Casablanca sería larguísima.

La película se montó con lo que había y se estrenó en Noviembre para hacerla coincidir con la famosa conferencia de Casablanca. No se pudieron volver a rodar determinadas escenas, como querían los hermanos Warner, porque Ingrid Bergman se había cortado el pelo para rodar un film de propaganda católica (Las Campanas de Santa María) y Bogart estaba ya metido en otra producción. Por cierto, toda la película, casi íntigramente, está rodada en estudio. Solo las escenas del final, que figuran el aeropuerto de Casablanca, se rodaron en exteriores.


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