Animales

Birgit Minichmayr, una de las mejores actrices austriacas, protagoniza una película que merece mucho la pena ver.

26 de Noviembre de 2017.- Una de las cosas más chulas de escribir Viena Directo y, creo yo, la raíz misma del placer que siento al hacerlo es que muchas veces, cuando me pongo a escribir sobre algún tema, en la fase de documentarme, me encuentro con cosas absolutamente sorprendentes o que me intrigan o todo a la vez. Por ejemplo: ayer estuve viendo la película de la que hoy hablaré.

Me he decidido a escribir sobre ella mientras paseaba por el mercadillo de navidad que hay en la Maria-theresien-platz, entre los dos museos. Me estaba reponiendo de una visita, más bien decepcionante, al Museo de Arte Moderno de Viena, que se llama MUMOK, en donde he visto una de las exposiciones más míseras y cutres que yo creo que haya visto nunca (y eso que yo, para el arte moderno, tengo la manga muy ancha). Quizá por eso, por contraste, he decidido escribir sobre una película moderna y buena (para variar).

Cuando he llegado a casa, he hecho unas migas (han quedado muy ricas, por cierto). Era la primera vez que las hacía. Y luego, después de recoger la cocina y de tomarme un café me he puesto a mirar en la Güikipedia.

Ayer, en los títulos de crédito finales de la película, ni siquiera en un lugar prominente, sino un poco entre el técnico de luces y los traductores de la coproducción, aparecía un letrero: „En recuerdo de Jörg Kalt“. Mirando en la Wikipedia, de pronto me he tropezado de nuevo con el nombre. El link aparecía en azul, luego había un extremo del que tirar del hilo.

Antes de picar en el vínculo me he imaginado (no ha durado la imaginación más que treinta segundos) que Jörg Kalt sería quizá un señor mayor, que había fallecido mientras se hacía la película. El caso es que cuando internet me ha llevado al lugar que buscaba he mirado la fecha de nacimiento de Kalt y he visto que era 1967 y después he visto que había nacido en Suresnes (famosa ciudad dormitorio de las afueras de París en donde se refundó el PSOE) y luego he visto que Jörg Kalt lleva muerto diez años. Y que se suicidó.

La película que vi ayer se llama Tiere (Animales) y el libro original lo escribió Jörg Kalt un hombre que „en medio de una prolífica labor de creación decidió ponerle fin a su vida“ como dijo su familia cuando Kalt decidió que no le merecía más la pena vivir. Es una coproducción austro-polaco-suiza y sin duda es la película más moderna (en el buen sentido de la palabra) que he visto en mucho tiempo. Una película que, a diferencia de lo que pasa con las películas americanas en general, trata al espectador como un ser inteligente y le devuelve a ese estadio gozoso del que le echaron a finales de los años setenta, cuando terminó la preocupación del cine europeo por hacer cosas auténticamente europeas que había vivido su momento de esplendor cuando la generación de la Nouvelle Vague alcanzó su cénit y su madurez artística.

Por el argumento, la película es muy francesa.

Una pareja vienesa formada por un chef y una autora de libros para niños, deciden alquilar una casa en Suiza (por cierto, en una zona que conozco bien, cerca de Vevey). El uno, para recopilar recetas con las que enriquecer el repertorio de su restaurante, la otra para escribir su primera novela para adultos. Mientras están fuera, deciden dejarle su piso a Mischa, una muchacha más bien alocada que es especialista en miniaturas medievales.

A partir de aquí, se desarrolla en paralelo una intriga que no te suelta en ningún momento, y durante cuyo desarrollo se borran las fronteras de lo real y de lo ficticio, de la cordura y de la locura. Lo más parecido que se me ocurre es que alguien hubiera filmado de una manera misteriosa, un sueño (¿Quizá el de Jörg Kalt, el suicida?). Toda la cinta está recorrida, además, por una veta de humor muy negro y muy personal, que a ratos recuerda a Bulgakov y a ratos recuerda a Buñuel.

Los actores también están muy bien y eso que hay muchos momentos en que darle cuerpo a las escenas no debía de ser fácil.

En general, ya digo, una película muy recomendable aunque yo y quien la vio conmigo pensamos que quitándole los últimos cinco minutos hubiera sido muchísimo más potente todavía. En cualquier caso, un dinero muy bien gastado y no los once euros que me han estafado en el MUMOK.


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