Siga hablando con él

En donde Hoschnik despierta de su letargo y descubre que la realidad consiste, basicamente, en ir de susto en susto.

28 de Diciembre.- Tras una hora en un estado intermedio entre la beatitud y la curiosidad, Hoschnik anunció que tenía hambre. El médico le dijo que tuviese cuidado, porque después de tantos meses a base de nutricion parenteral a lo mejor su estómago no toleraba la comida sólida.

Sin embargo, Hoschnik hizo caso omiso de tan sensatos consejos y, como un señor, zampose un schnitzel con ensalada de patata „dazu“ y, aún más „dazu“, un „moro en camisa“ bien regadito con chocolate espeso, que lo dejó ahíto y satisfechísimo.

Una vez confortó al cuerpo, pidió Hoschnik alimento para el alma y para ponerse al día mandó a su Sieglinde al kiosco del AKH, a comprar un diario (a diferencia del estómago, que permanecía en plena forma a pesar de la inactividad, los ojos de Hoschnik todavía no se adaptaban a la pantalla del teléfono móvil). Aunque quizá no sea esta una información que deje en muy buen lugar al protagonista de uno, Hoschnik pidió expresamente que le trajeran un Kronen Zeitung, quizá porque era de ese tipo de lectores a los que les gusta poner a escurrir a los columnistas de su periódico favorito y, como todo el mundo sabe, la (escasa) calidad del Kronen Zeitung ofrece multitud de posibilidades al lector ilustrado para desahogarse a placer.

Corrió Sieglinde a satisfacer el deseo de su esposo y, en menos que canta el marido de la gallina, ya tenía Hoschnik elperiódico sobre el regazo.

Le miraba su mujer ansiosa, como si las noticias que venían impresas fueran un poco responsabilidad suya y necesitase la aprobación de su marido para una labor que él le hubiese encargado.

El médico también miraba intranquilo a su paciente, porque le olía bastante a chuamusquina que Hoschnik se estuviera comportando todo el tiempo como si en vez de haber sufrido un accidente hubiera hecho un viaje de ida y vuelta a Baden en tren de cercanías.

Sus temores se confirmaron pronto, porque Hoschnick empezó a removerse en la cama del hospital.

Reprobatorio, miró a su santa y le dijo:

Schatzi, me estás gastando una broma, sin duda. Este periódico, como puede ver cualquiera, es una falsificación.

-¿Y por qué dices eso, mi amor?

-No trates de engañarme, porque hoy no es uno de abril -ignoraba Hoschnik la simpática costumbre hispana de tomar el pelo el veintiocho de diciembre.

-No te entiendo, mi amor.

Repuso Hoschnik visiblemente molesto:

-A ver, a ver ¿Quién porras es toda esta gente?

-¿A quiénes te refieres?

Nervioso, Hoschnik batió las hojas del periódico deteniéndose a señalar, con dedo acusador, las fotos de la sección de política:

-!Vamos! ¿Tendrás valor de tomarme así el cuero cabelludo? Aquí dice, por ejemplo „Herbert Kickl, Ministro del Interior“.

-Ya, claro.

-Primero ¿Cómo puede ser este hombre Ministro del Interior? ¿A quién se le puede haber ocurrido hacer a un…-y aquí dijo una palabra muy fuerte, que no reproduciremos por no herir la sensibilidad de los respetables lectores-…a un…Ministro del Interior? ¿Estamos locos o qué?

Sieglinde y el médico se miraron y luego el doctor miró a la robusta enfermera, como para ponerla en alerta y que estuviese preparada para buscar una inyección tranquilizante. Intervino la esposa, conciliadora:

-Bueno, churri, es que en 2017, mientras tú…Bueno, mientras tú estabas de viaje, han pasado algunas cosas en la política de este país.

Hoschnik miró perplejo a su santa, el labio inferior temblándole en un amago de puchero. Luego, se recompuso y, en un tono de voz dos octavas más bajo, un si es no es temeroso, dijo:

-!Pronto! ¿Qué más tengo que saber?

ESTAMOS DE ENSAYO GENERAL! A partir de Enero de 2018, hay un nuevo canal de YouTube dedicado a Viena en Video de 360 grados. Como aperitivo, aquí os dejo un vídeo de 360 grados grabado hoy, durante una sesión de fotos. Si no disponéis de gafas, podéis verlo perfectamente moviendo el ratón.


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