A veces, responder a las preguntas de un enfermo no es la mejor idea.
29 de Diciembre.- Al escuchar hablar a su marido, Sieglinde miró al médico, que se encogió de hombros. Este gesto del facultativo, la llevó a armarse de valor.
-Verás, Albert…Es que es muy complicado… Han pasado tantas cosas que no sé por dónde empezar.
-Empieza por el principio.
-Bueno, pues verás. Cuando tú…Cuando tú te marchaste, gobernaba en Austria una gran coalición ¿Te acuerdas?
-Claro, claro, entre los negros y los rojos -Hoschnik se refería, naturalmente, al SPÖ y al ÖVP, que son conocidos popularmente por sus colores corporativos.
-Pues lo que pasa es que…Por lo que fuera, pero los dos partidos no se terminaban de llevar bien. Estaban a la gresca todo el santo día y se acusaban mútuamente de estar en una campaña electoral contínua.
-Perfecto, pero eso ha sido siempre así ¿No?
-Bueno, sí y no. El caso es que los enfrentamientos subieron bastante de tono, hasta que el jefe de los populares…
-Mitterlehner.
-Ese mismo. Hasta que Mitterlehner dimitió.
-!¿Que dimitió Django?!
-Si.
-¿Y por qué?
-Bueno, a mí no hay quien me quite que fue por celos del otro, de…¿Se lo digo, doctor?
-Dígale toda la verdad. Es lo que quiere ¿No?
-Celos ¿De quién? -intervino Hoschnik.
-Pues del canciller.
-¿De Kern?
Siegliende dudó un momento.
-No -su marido la miró- de Kurz.
-¿Kurz? ¿Canciller?
-!Enfermera! -dijo el doctor- !Prepare un tranquimazín de medio kilo!
-!No! No, doctor. Quiero saberlo todo. Ya que estoy…
-Si, el caso es que se pelearon y bueno…Mitterlehner dimitió, Kurz le sucedió y Kurz decidió que ya estaba bien, que había que convocar elecciones.
-Ah.
-Sí. Y las elecciones las ganó…Bueno, las ganó Kurz.
-Y volvió a hacer coalición con Kern.
-No -Sieglinde miró al médico- vaya usted preparando medio kilo de tranquimazines.
-¿Entonces?
-Pues ha hecho una coalición con el FPÖ.
-¿Con…Con…?
-Ajá.
-¿Y los verdes? ¿Los verdes estarán que trinarán, no?
-Pues no. Bueno, sí. Los verdes, en su casa están que trinan. Pero en el parlamento…En el parlamento…El caso es que en el parlamento, no.
-Eso sí que me lo vas a tener que explicar.
-Pues verás: los verdes tuvieron una crisis porque los jóvenes verdes se pusieron farrucos y se fueron del partido. Y claro, Eva Glawischnig, que era la lideresa de los verdes ¿Te acuerdas? Pues Eva no supo manejar la situación, y como ya estaba cansada de tanto lío, pues dimitió.
-Ostras.
-Sí. Pero con tan mala suerte que su dimisión abrió las costuras del partido y este otro, que quería su puesto también…Este que siempre estaba en la primera fila de todo…
-Pilz. Peter Pilz.
-Pues dimitió y fundó su propio partido. Se presentó a las elecciones y le quitó un porrillo de voto a los verdes y los echó del parlamento.
-!Así me gusta, dando caña! Ese hombre vale mucho.
-Pero el caso es que el tampoco está en el parlamento.
-¿Y eso?
-Pues porque tuvo que dimitir también. Le acusaron de acoso sexual.
Hoschnik se puso pálido, y Sieglinde se asustó:
-!Doctor, doctor! Que se nos va !El tranquimazin!
A pesar de lo que pudiera preverse, se repuso Hoschnik rapidamente:
-Mi última esperanza, Sieglinde. Yo no quiero meterte presión, pero de la respuesta a esta pregunta depende mi supervivencia y que tú cobres la pensión de viudedad.
-Dime, Schatzi.
-Y de todo este pifostio ¿Qué opina el presidente Van der Bellen?
Siegliende miró al doctor y Hoschik supo entonces que su suerte estaba echada.
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