Limpiar es un placer…Geniaaaal…Sensuaaaallll

Al tiempo que de otras cosas, mis lectores se van a enterar hoy de una información que les hará ver las labores de su hogar de otra manera (bueno, o no).

23 de Febrero.- En el otoño del año pasado, estando en Roma, leí casi de un tirón la autobiografía de Nestor Almendros. Una autobiografía, por cierto, elegantísima. Almendros se detenía en cada una de las películas que había hecho, indicando tal o cual reto técnico que se le había presentado y relatando con modestia cómo había intentado resolverlo, y mencionando tan solo de pasada a algunas de las personas con las que había trabajado, deteniéndose si acaso en la fotogenia de las mujeres. De una de las actrices de las que dijo algo más en un libro tan bello como informativo y preciso fue de Meryl Streep, a la que fotografió en Kramer contra Kramer. Creo recordar que, literalmente, dijo algo así como que „La señora Streep es una mujer que sabe elegir muy bien sus lecturas“. No sé Meryl Streep, pero si alguna persona de la talla de Nestor Almendros o semejante hubiera dicho algo de mí ni siquiera parecido, le hubiera puesto directamente un piso. En alguna zona céntrica, además.

Me acordaba hoy de este diagnóstico de Nestor Almendros mientras veía (en versión doblada, porque no se puede tener todo) „Los papeles del Pentágono“ (aquí se llama „La editora“, y la han estrenado, bastante tarde, ayer).

Mientras desfilaban por la pantalla, al final del film, los títulos de crédito, uno no podía dejar de pensar que, al frente de la cinta estaban, quizá, los tres intelectuales más activamente progresistas de la cultura estadounidense. Spielberg, Hanks y Streep son, además de tres personas destacadísimas en sus respectivos oficios, tres nombres imprescindibles de la izquierda estadounidense. En estos tiempos, una película como „Los papeles del Pentágono“ no puede ser más que una declaración de principios (para que el destinatario de la declaración viera la película habría que poner muchas cosas doradas y tetas por toda la pantalla, así que me temo que el destinatario principal del mensaje no se dará por aludido). También es un canto de amor a un mito: el del periodista que vive por y para la noticia. Una visión del oficio bastante romántica que, con frecuencia, tiene que chocar contra el hormigón de la realidad.

Y la realidad es que los grandes medios -Viena Directo no es grande, así que por eso me puedo permitir ciertos lujos- son, sobre todo en lo tocante a la información sobre política interior, correas de transmisión de la maquinaria de los partidos, cuando no en mamporreros destinados a poner palos en las ruedas del oponente.

Veamos un caso práctico: como recordarán mis lectores, el partido derécher quiere tumbar la prohibición de fumar en la hostelería que está previsto que entre en vigor el 15 de Mayo.

Era una de las promesas electorales de nuestro Trump particular y, hasta ayer, o hasta esta mañana, estaba dispuesto a cumplirla a como diese lugar. Digo hasta esta mañana porque, en estos momentos, la iniciativa „Don´t Smoke“ que pide que la cuestión se decida por consulta popular o referendum, lleva ya más de trescientasmil firmas (y subiendo). Trescientosmil votantes, en un país de algo más de ocho millones de habitantes no deja de ser una gran cantidad de gente cabreada, por lo cual hoy Strache ha filtrado que él estaría a favor de la celebración de un referendum „paquete“ en el que se preguntase a la ciudadanía por otros temas, como la cuota obligatoria para la ORF, pero que su partido „no le deja“ (¿Cuánto tardará en dejarle? Yo sospecho que unos días).

Hasta el momento, el resultado del combate se inclina claramente a favor del colegio de médicos y la iniciativa „Don´t Smoke“. Vamos, es que ganan a los puntos. Según la narrativa que se ha impuesto: los médicos son los modernos, los santos, los que velan por la salud pública (desde Esculapio llevan varios miles de años de eficaz propaganda) en tanto que el Gobierno y, particularmente el partido derécher, son una gente que, por decirlo tan elegantemente como Nestor Almendros, „no sabe elegir sus lecturas“.

Sin embargo, gente tan correosa como son Strache y los suyos no se iban a dejar vencer tan fácilmente. Y aquí es donde entra la prensa, ese territorio que para Hanks, Spielberg y Streep es mítico pero que, a veces, no resiste el ácido de la realidad.

En la prensa austriaca, los dos principales sostenes de la ultraderecha son el Österreich (gran periódico aunque mejor artículo de higiene íntima) y el Kronen Zeitung.

Para intentar romper la narrativa impuesta por el colegio de médicos, el Österreich ha acudido a un expediente sucio pero sin duda eficaz entre el público de clase media-baja (sobre todo intelectualmente hablando) que representa el espinazo del electorado del partido derécher ¿Y cuál ha sido este expediente? Pues sacar fumando (foto robada, claro) al presidente del colegio de médicos. Strache, fiel a su costumbre, no ha tardado en compartir la fotografía incriminatoria en sus redes sociales.

El Kronen Zeitung -que también compite con el Österreich en el capítulo „artículos agresivos para la irritación hemorroidal“– ha acudido también en ayuda del partido derécher. Fumar no es tan malo, ha dicho (implícitamente, eso sí) el periódico. El argumento era lo más sorprendente ¿Por qué prohibir fumar si una sesión de limpieza es tan dañina para los pulmones como el tabaco? (mis lectores pueden cerrar la boca).

A algunos periodistas del KZ a lo mejor habría que subvencionarles la entrada para que vieran la peli del Pentágono. Igual así…¿Verdad?


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