El curioso caso del edificio móvil

Un edificio de Viena va a experimentar un curioso desplazamiento de su sitio ¿Edificios que se mueven? Te contamos por qué.

27 de Abril.- Una de las cosas más chulas de vivir en Viena y de conocer la ciudad es ver imágenes antiguas de la ciudad y darse cuenta de lo mucho que ha cambiado y de cómo esos cambios han afectado también a determinados edificios, que fueron planeados para estar en un entorno muy diferente del que el devenir de la Historia les ha dado.

Uno de los ejemplos más claros es la Karlskirche.

Está situada al lado de la Universidad Técnica y es un edificio imponente con mucha mezcla de distintos estilos que está bajo la advocación de San Carlos Borromeo. En la actualidad, se encuentra al mismo nivel que todo lo que tiene alrededor (en realidad, ese todo que la Karlskirche tiene alrededor es una mezcla un poco rara de edificios, porque la zona de Karlsplatz, arquitectónicamente hablando, es una especie de cajón de sastre, y también, por qué no, un poco cajón desastre).

Pues bien: si uno mira imagenes antiguas, de hace ciento cincuenta años, por ejemplo, se da cuenta de que la Karlskirche quedaba un poco elevada sobre el resto de los edificios que tenía alrededor y, además, entre un espacio abierto entre árboles y cerca de una corriente de agua, con lo cual el conjunto era muchísimo más imponente de lo que hoy es (y es ya muy imponente).

En el siglo pasado, cerca de la Karlskirche se construyó el museo de la ciudad, uno de los grandes desconocidos de Viena, por cierto. Es un edificio típico de la arquitectura de postguerra, del mismo corte que, por ejemplo, el vestíbulo de la Westbahnhof. También se añadió, en un intento de darle un poco de unidad a la plaza, el estanque que en invierno está vacío y que en verano es el espejo en el que la iglesia se mira. En posición excéntrica hay una gran escultura de Henry Moore (gran porque es grande y gran porque es muy buena).

Karlsplatz

De manera, en opinión de todo el mundo, muy desafortunada, la iglesia y el museo están conectados por un edificio feísimo que pertenece a la aseguradora Zürich. Es el llamado edificio Winthertur.

El edificio actual, aunque es horroroso, tiene solo cuatro plantas pero, aprovechando que se va a reformar el Museo de la Ciudad (y se le van a añadir dos plantas en la reforma), la aseguradora Winthertur había anunciado también su intención de ponerle un par de plantas más a su edificio, de manera que la Karlskirche perdería muchísima relevancia al quedar prácticamente sepultada por dos moles arquitectónicas.

Cuando Winthertur anunció su proyecto cundió la preocupación.

Llovía sobre mojado. Viena ya está en la lista roja del patrimonio de la UNESCO por la reforma de un hotel cerca del Stadtpark, en el distrito uno que rompería el paisaje que se ve desde el Belvedere (cuando la UNESCO decide declarar algún patrimonio protegido el Estado en el que está, si quiere conservar la protección, no solo tiene que cuidar el edificio en cuestión, sino que también tiene que cuidar el paisaje en el que está enclavado, por esta razón, por ejemplo, no se podrían construir casas alrededor de las pirámides de Egipto, aunque las pirámides estuvieran en perfecto estado, sin que se perdiera la protección).

Ante el anuncio de los planes de Winthertur de añadir un par de plantas a su edificio, se planteó una iniciativa popular que empezó una recogida de firmas, también se movilizó el consistorio de Viena y también los expertos en protección de patrimonio.

Al final, al mismo tiempo que se ha anunciado que los fondos para ampliar el museo de la ciudad están disponibles, Winthertur (Zürich) ha dado su brazo a torcer y ha anunciado un a solución de compromiso.

Si, al final, se decide ponerle más plantas al edificio, la aseguradora se compromete a alejarlo de la Karlskirche para que se conserve el impacto visual actual.

Los detalles de cómo lo harían o de cuánto lo harían, no están nada claros pero por lo menos es un principio.

Los que vivimos en Viena tenemos muchas veces la sensación de que en realidad la ciudad se nos ha prestado para que la transmitamos intacta y cuidada a quienes nos sucedan. El patrimonio no solo es de los que estamos aquí ya, sino de los que vendrán.


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