Con lengua

Hoy se celebra un día europeo que debería ser muy importante para todos nosotros, pero para los que vivimos fuera, más todavía.

27 de Septiembre.- Hoy es el día europeo de los idiomas. Naturalmente, la de hoy es una fecha que a todos los que vivimos en un país que no es el nuestro de nacimiento y, por lo tanto, en una lengua distinta de la nuestra , nos tiene que hacer pensar especialmente.

Yo hablo, aparte del mío materno, tres idiomas más (inglés, francés y alemán) y entiendo sin dificultad, aunque no los hable, (desgraciadamente) otros dos (italiano y portugués).

Podría decir que las dos únicas cosas realmente útiles que aprendí durante mi carrera académica, cosas sin fecha de caducidad, con una utilidad invariable, han sido dos : los idiomas, que mencionaba más arriba y a escribir a máquina sin tener que mirar el teclado. Creo que todo lo demás, hubiera podido aprenderlo de otras maneras (muchas cosas, particularmente de mi carrera universitaria, las aprendí para luego tener que olvidarlas, cosa que me toca bastante las narices por la pérdida de tiempo) pero los idiomas…Ay, los idiomas. Si alguna vez, por algún catastrófico efecto del envejecimiento los perdiera, o perdiera alguno, sería como si me cortaran una mano, como dejar de oler, o de oir, o de gustar.

Soy consciente de que a mí me ha ayudado la facilidad. En ese sentido soy un privilegiado.

Según parece, aprendí a hablar muy pronto de crío y la verdad es que, por lo menos con el inglés y el francés, los problemas fueron mínimos (de hecho, salvo por las fatiguitas que nos hacía pasar Don Luis, nuestro maestro, aprendí francés prácticamente sin sentir). El alemán…Bueno, como el alemán me pilló ya mayor, pues lo hablo (y, sobre todo, lo escribo) de una manera un poco…Digamos personal. Aún así todavía me pasa que, estando leyendo un libro en alemán, me paro a mitad de una página y me emociono al recordar los tiempos en que no entendía nada.

Pero lo mejor es que aprender idiomas me ha hecho, aparte de más culto (lo cual quiere decir, naturalmente, estar más vivo, disfrutar de esa maravillosa experiencia que es la vida, con mucha más intensidad) mejor persona.

Para aprender idiomas uno se ve en la necesidad impepinable de ponerse en el lugar de otro. Y eso es una experiencia impagable. Tratar de entender, tratar de averiguar, de descifrar su cultura, la situación en la que está, el contexto. Ese « Qué cojones estará queriéndome decir este tío ? » cuando obtiene respuesta es lo mejor que le puede pasar a un ser humano estando junto a otro ser humano. De hecho, yo estoy convencidísimo de que la mayoría de los problemas de la humanidad vienen de que estamos gobernados por gente que no sabe idiomas ni se ha molestado en aprenderlos. No pondremos ejemplos, pero todos sabemos de quiénes estamos hablando.

Si pudiera, y me diera la cabeza (que ya no me da, porque estoy haciéndome mayor, y el envejecimiento neuronal es inapeable) aprendería más idiomas. Aprendería ruso y, si tuviera hijos, indudablemente les haría aprender chino.

Hablar idiomas (y sobre todo, hablar idiomas en Austria) es un factor fundamental para la felicidad. Algo que aumenta considerablemente la calidad de vida (y, también, naturalmente, tus posibilidades de ligar). Aunque solo fuera por eso, ya merecería la pena.


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