ESPECIAL AUSTRIA EN CRISIS: Kurz deja de ser canciller (de momento)

En Austria vamos de novedad en novedad y de susto en susto. Los guionistas de la actualidad austriaca parecen haber enloquecido.

27 de Mayo.- Uno de los mejores libros sobre cine (y, en general, sobre la vida, como pasa con todos los buenos libros) es El cine según Hitchcock.

Es una larga entrevista que se marcaron Truffaut y don Alfredo cuando don Alfredo era no solo uno de los directores más exitosos de todos los tiempos sino, además, uno de los hombres más ricos de los Estados Unidos.

Durante esa entrevista, Hitchcock dio la que pasa por ser una de las reglas de oro de su famoso « toque » y es esta : cuanto mejor es el malo, mejor es la película. La fórmula, naturalmente, no es original de Hitchcock. En realidad, es una paráfrasis de otra regla indiscutible : los buenos sentimientos, en general, dan como fruto muy mala literatura (quizá porque, en general, resulta mucho más fácil tener un vínculo emocional con gente que vemos peligrosa, aunque ese vínculo sea negativo y quizá porque también todos, en cierto modo, fantaseamos con no tener el freno moral que los malos se pasan por el arco del triunfo).

Por eso, la creación de un malo complejo, con chicha, con apariencia de indestructibilidad, es la receta del éxito seguro de una historia. La madrastra de Blancanieves, el Joker, Lex Luthor, en fin. Como luego veremos, los malos siempre están ahí para garantizar un giro sorprendente de la trama.

Las elecciones europeas : del sermoncico cristiano a las alegrías de fogueo

Se conoce que, por esta razón, las elecciones al Parlamento Europeo han sido vistas tradicionalmente como unas elecciones un poco B.

Que sí, que vale, que Europa, que la Paz, que si todos seremos buenos en un mundo mejor, que si la quinta de Beethoven. Un poco sermón todo, vaya.

Las alegrías de las elecciones europeas suelen ser también alegrías que se disipan bastante al día siguiente. También porque quizá los candidatos que se envían al parlamento europeo suelen ser descartes de la política nacional. En general, caballeros de una cierta edad, que ya lo tienen todo hecho y que van a Bruselas a jubilarse dignamente. Los pasillos bruselenses están poblados de Ministros de Exteriores que aún se acuerdan de quién era George Bush (padre) y que cuentan batallitas sobre la Perestroika.

Por eso ayer el éxito de Ottmar Karas (« el querido Ottmar » como le llamó Sebastian Kurz) era un poco un éxito de vale, que sí, abuelo, que ya te traigo el Inistón.

Hoy, sin embargo, com cantaba Paloma San Basilisco, « la fiesta terminó » y el enemigo tenía una cara (y a los lados de la cara dos orejas muy características).

Sebastian Kurz hace camino al caer

La lista Jetzt, antigua Lista Pilz, tenía ya preparada una cuestión de confianza contra Kurz. Con posterioridad, el Partido Socialista ha registrado su propia moción de confianza. La ultraderecha ha dicho que « por unanimidad » (ya se sabe como son, « prietas las filas ») también iban a sumarse a la cuestión de confianza de los socialistas.

Y así, tras largo debate, lleno de emociones, a las 16 :17, Kurz ha dejado de ser canciller de EPR (por el momento).

La consecuencia : a partir de la deposición de Sebastian Kurz (no encuentro otro sinónimo más potable) el presidente Van Der Bellen tendrá que designar « rápidamente » (rasch) un nuevo canciller.

Una situación inédita. La segunda en menos de una semana. Aunque con una diferencia : para el despido de Herbert Kickl, una situación nueva, el procedimiento estaba muy bien definido. Sin embargo, desde que se instauró la segunda república ha habido nada más y nada menos que 185 mociones de confianza. Ninguna ha tenido éxito. Hasta ahora. Y le ha tenido que tocar a Kurz abrir el melón.

Van der Bellen tiene que encontrar una persona que se haga cargo de la cancillería hasta después de las elecciones. Formalmente, no hay más condición que el candidato, o la candidata sea una persona elegible para el Parlamento.

En cuanto a los ministros (porque la cuestión de confianza ha hecho caer a los ministros), si el Gobierno cae, el artículo 71 de la constitución austriaca dice que, si el parlamento retira su confianza no solo al canciller, sino también a todos los Ministros, el presidente tendrá que buscar sustitutos. Estos sustitutos pueden ser, bien los miembros del Gobierno depuestos de sus cargos (lo cual suena un poco contradictorio, en cualquier caso) o bien altos funcionarios, como Secretarios de Estado. En el caso que nos ocupa, parece que, para salvar la contradicción de que el Presidente tenga que confirmar a personas a las que el parlamento les ha retirado la confianza, solo altos funcionarios podrían ser elegidos.

Mientras que el Presidente decide quién es el nuevo canciller, no está demasiado claro quién va a ser la persona que se encargue de la agenda de la cancillería. Si solo el canciller hubiera sido depuesto, hubiera sido el vicecanciller el que hubiera asumido esa responsabilidad, pero ahora, con todo el Gobierno en la rúe, no se sabe qué va a pasar. En las próximas horas nos enteraremos (se supone).

Y por si esto fuera poco flipante…

Poco antes del fin del debate que ha puesto lo que probablemente sea el punto y seguido a Kurz como canciller, ha saltado a los medios otra noticia, sin duda la más loca de toda esta historia que, ya de por sí, abunda en noticias locas : Strache habría conseguido poder a optar a un asiento en el Parlamento Europeo. Hale, dejo a mis lectores un ratito que lo flipen y en cinco minutos, retoman la lectura de este artículo.

Hale : ya.

Pues sí : en la legislación electoral austriaca, como en Celtiberia, se asignan los asientos en el Parlamento de acuerdo a los votos. Tantos votos, tantos tipos de la lista, por el orden que el partido que sea haya presentado la lista.

Existe sin embargo la posibilidad de hacer que un nombre avance puestos en la lista, si los electores escriben, al lado de su voto, el nombre del político que sea. Así, Strache se presentaba de una forma testimonial, en el puesto cuarenta y tantos. Sin embargo, parece que partió la cosa de los Identitarios, un poco como gag, el porcentaje necesario de personas ha escrito el nombre de Strache en la papeleta.

Hay gente pa tó.


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