Dorar la píldora

Sebastian Kurz seduce a los suizos – millardos para la ciencia- aplanando (otra) curva- 40000 firmantes – los transportes vieneses

4 de Mayo.- Muy buenas tardes a todos y bienvenidos a la segunda entrega de hoy de Viena Directo, el blog con las noticias que importan (ahora, sobre el coronavirus, en todos los tiempos, en general).

Como siempre, antes de entrar en el resumen habitual de noticias, vamos a contar las cifras (tralará).

Están así:

A las tres de la tarde había en Austria 15551 positivos al test de coronavirus, lo cual representa un incremento de apenas trece casos desde el último dato, el de las ocho.

El número de curados sigue igual porque solo se da una vez al día (13316) y el de fallecidos, igual 600. Un número tan desgraciado como redondo.

-En gran parte debido a estas cifras, tan aseadas, el canciller Kurz es, junto con Angela Merkel, uno de los ganadores de esta crisis.

Quizá por esto, el canciller más mozo de la Unión suscita un enorme interés en los medios de otros países, que quieren saber cómo es el hombre que ha hecho que el coronavirus sea en Austria (sobre todo) una tragedia económica.

Parece que no, pero es un logro.

Es el caso del semanario suizo Blick, al que Sebastian Kurz ha concedido una entrevista en la que ha dicho muchas cosas.

Ha dicho, por ejemplo, que a él le parece una supuesto bastante realista que haya una segunda ola de coronavirus en otoño, pero que eso no es lo más importante, sino mantener la situación bajo control, detectar los brotes rapidamente y tener aislados a los pachuchos antes de que se produzca una escalada exponencial.

También ha dicho que antes de abrir el país, se miraron con lupa las cifras, para evitar que viniese una segunda oleada de contagios.

Hasta el momento, ha dicho Kurz con mucha razón, la apertura de las tiendas no ha tenido ninguna influencia en el número de contagios, que sigue en un número por debajo de los cien diarios.

También ha mencionado la conexión que existe entre la economía y la salud y ha dicho que para él no existe la disyuntiva salud versus economía. O sea, que para él si la gente está sana es muy bueno para la economía, porque produce y fluyen los jEuros a las cajas.

Asimismo ha señalado que lo peor que podría pasar (toquemos madera) sería un segundo confinamiento y que por lo tanto, ha intentado hacer las cosas con calma, sin dejarse presionar por la economía.

Como el semanario Blick se publica en el país con más cantones, Kurz ha hecho un guiño a los turistas suizos.

Kurz ha señalado que los ciudadanos de la confederación helvética puedan pasar sus vacaciones de verano disfrutando de la conocida hospitalidad austriaca (hospitalidad que cambiarán por jugosos francos suizos que la economía austriaca necesita tanto y tanto).

Luego, le ha dorado la píldora un poquito al Gobierno suizo, diciendo que Austria tiene muy buenas relaciones con Suiza, y que su queso está divino y que tal y que cual. Bueno, esas cosas que los gobernantes se dicen unos a otros.

Por cierto, hoy interrumpimos este resumen de noticias para dar paso a nuestra secciónnuestra sección „Sabiduría que no vale pa ná, nada más que para el Trivial Pursuit“ en la que les voy a explicar a mis lectores de dónde viene la expresión Dorar la Píldora, cosa que no deja de ser apropiada dado que llevamos casi dos meses que no salimos del tema de las pastillas.

Antiguamente, la farmacopea era muy limitada y se basaba fundamentalmente en dos cosas: en sangrías o en purgantes.

O sea, se tenía la esperanza de expulsar el mal bien sacándole sangre al enfermo o bien dejándole irse por la patilla.

El purgante más efectivo era el acíbar, esto es, el Aloe Vera, de cuyo extracto los boticarios hacían píldoras. Como el Aloe es muy amargo, lo que hacían los boticarios era rebozar la píldora en azúcar y ponerla al fuego para que el azúcar se „dorase“ o sea se caramelizase. Uno se tragaba el aloe entonces sin sentir, un poco como ahora con las cápsulas, que te las tomas y no notas el amargor de los polvitos.

Cosas como estas, absolutamente inútiles desde cualquier punto de vista, siempre es bueno saberlas, porque uno las suelta en una conversación (o en un post) y queda uno como si tuviera una culturilla.

-Sigamos:dice el refrán que solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Después de estos años en el que las niñas querían ser influencers (o actrices porno) y los chicos querían dar un pelotazo como Cristiano Ronaldo, el coronavirus nos ha hecho acordarnos de la ciencia.

Ay, qué error, qué inmenso error, que dijo aquel.

Para remediar (a buenas horas, pero bueno) esta falta y poner remedio a nuestra principal preocupación, el coronavirus, la presidenta de la comisión europea, „Uschi“ von der Leyen, ha convocado una conferencia de donantes de los cinco continentes, al objeto de que los países (sobre todo los más ricos, como es lógico) se rasquen el bolsillo.

Ha cogido una libreta y, con eficacia germánica (por videoconferencia) ha ido preguntando:

-A ver, tú ¿Cuánto das?

Y a base de pedir ha sacado 7,4 millardos de Euros, que se van a dedicar a buscar la vacuna contra el coronavirus o, en su defecto, un medicamento que remedie a los más pachuchos.

La que fue jefa de „Uschi“, la canciller Angela Merkel, que es científica además, estaba como loca de contenta y ha dicho que „ha sonado la hora de la esperanza“.

Austria, junto con las confiadas palabras de Sebastian Kurz „esta crisis la ganaremos y blablablá“ ha donado 31 millonazos de Euros, que servirán para pagarle bocadillos de chóped a los científicos y las científicas mientras trabajan en la vacuna o en la medicación.

Por cierto, los Estados Unidos, como ya han encontrado que la ingesta de lejía va superbien, no han puesto ni un euro, ni un dólar ni un yen.

Aunque claro, los que mandan en ese país (y no me gusta señalar) no tienen un alto concepto de la ciencia (los libros, si no tienen dibujos de tías en bolas, no les interesan).

-La noticia de hoy ha sido el paro de proporciones bíblicas, que se ha abatido sobre la economía austriaca. A finales de abril había en Austria 571.477 personas sin trabajo, lo cual representa un aumento de un 58% sobre el mismo periodo del año anterior. Lentamente, sin embargo, muy lentamente, se ve cierta luz al final del túnel y, si bien, el día 13 de Abril había 588.205, estamos, como ha dicho Sebastian Kurz „aplanando la curva“.

(Ya habíamos acabado de aplanar una, vamos a por otra, esto es como las sevillanas).

En todos los Bundesländer ha habido subidas pero la palma se la ha llevado Viena (que es donde más gente en edad laboral hay, también es cierto) en donde ha subido el paro más de un cuarenta por ciento con respecto al mes de abril de 2019.

En este orden económico se encuadra también la noticia de que la fábrica de Opel de Viena, después de estar cerrada o aletargada durante estas últimas semanas, va a volver a ponerse en movimiento. Será el día 6 de Mayo.

La fábrica de Opel, que está en Aspern, estaba ya tocada. En Enero la empresa anunció que dejaría de producir motores en ella, lo cual puede significar la pérdida de entre 270 y 900 empleos.

-La petición popular contra las medidas del Gobierno contra el coronavirus propiciada por el FPÖ ha conseguido, según el propio FPÖ 40.000 firmantes. Esta cifra fue mencionada por el secretario general de la formación, Sr. Michael Schnedlitz, durante una conferencia de prensa celebrada en Sankt Pöllten, marco-incomparable-de-belleza-sin-igual.

Estas 40.000 firmas le dan la razón al FPÖ en sus críticas al Gobierno.

-Terminamos por hoy con una noticia que estamos esperando como agua de este mes los vieneses y las vienesas. Las Wiener Linien, esa empresa tan salada, han anunciado que el metro recuperará su frecuencia normal (está ahora en la frecuencia de un festivo) a partir del día 11 de Mayo. Los autobuses y los tranvías, a partir del 18.

En fin, con esta buena nueva, me despido de mis lectores hasta mañana a la una, momento en el que volveré con nuevas y juguetonas noticias.

Les recuerdo que es nuestro deber guardar las debidas precauciones por nosotros y por los demás. También les recuerdo que es imprescindible reirse por lo menos un par de minutos todos los días.

Sin más que desearles una buena noche, les envío un cordial saludo.