Aunque ello suponga dar un poco más de trabajo a los Ángeles de la Guarda, la conferencia episcopal austriaca ha relajado un tanto las normas en los espacios de su competencia.
28 de Mayo.- La conferencia episcopal austriaca, a través de su órgano Kathpress ha publicado una nota en la que se relajan, a partir de este viernes día 29, las reglas que han regido hasta ahora en lo tocante a los servicios religiosos (católicos).
Las modificaciones se refieren sobre todo a la obligación de llevar mascarilla y a la famosa regla de los diez metros cuadrados (o sea, la obligación de que las iglesias tendrán un aforo limitado a que haya un fiel por cada diez metros cuadrados).
A partir de ahora, esta regla deja de estar en vigor, aunque los obispos austricos le han pedido al Pueblo de Dios que, si algún miembro de ese pueblo se siente pachucho o pueda tener dudas a propósito de si lo está o no, piense en los demás. También han recalcado que los que estén en esta situación quedan dispensados del precepto de ir a misa los domingos (o sea, aquello de que „no se hizo el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre“ solo que en domingo). Se apela a la responsabilidad.
Los fieles tendrán, de todas maneras, que guardar una distancia de un metro mientras estén en las iglesias. De esta obligación estarán dispensados los fieles que vivan bajo el mismo techo.
Los obispos han enfatizado también que quien así lo desee puede rezar en su casa tanto como quiera.
En lo tocante a las mascarillas, para entrar y salir de los templos, así como para moverse por ellos, habrá que ponérselas (salvo niños menores de seis años) pero no para estar en misa (se conoce que se confía en el poder antiséptico del Espíritu Santo).
En relación con la comunión, las sagradas formas deberán estar cubiertas mientras no llegue el momento de administrarlas. Llegado ese momento, tras las palabras „Señor, no soy digno de que entres en mi casa“, etc el celebrante podrá decir „el cuerpo de Cristo“ y todos los fieles dirán „Amén“ de manera que el cura no tenga que decirlo con cada persona que venga a tomar la comunión y el Espíritu Santo no tenga trabajo extra eliminando la infección de las pequeñas gotas emitidas por el sacerdote al decir esto.
El sacerdote deberá ponerse la mascarilla antes de dar la comunión a los fieles e, in situ, deberá desinfectarse bien las manos.
A la espera de tomar la comunión los fieles no tendrán que llevar mascarilla (los ángeles de la guarda, van a tener trabajo) pero deberán guardar un metro de distancia. Tendrán que acudir a tomar la comunión en solitario y solo la podrán recibir en la mano. Entre el receptor de la hostia y el dador de la misma se habrá de guardar la distancia máxima que se pueda y las manos de uno y de otro no se podrán rozar en ningún caso. Con la sagrada forma en la mano, el fiel se retirará a recibir la comunión lo más tranquilamente que se pueda y con la mayor dignidad posible.
Si se da el caso de que las manos se tocan, estará permitido interrumpir la liturgia. Tras la desinfección se continuará normalmente.
Las oraciones en común se mantendrán lo más reducidas que se puedan y, naturalmente, no habrá apretones de manos ni besos para darse la paz. Bastará con una mirada o un asentimiento. Se podrá desear la paz al otro, cosa que antes no se podía (Frieden sei mit dir).
Las celebraciones del Corpus (jueves 11) se mantendrán también en un formato más reducido que otros años (cánticos y procesiones, en un formato más acorde con los tiempos).
También se ha aumentado el número de asistentes permitidos a entierros, bodas y bautizos, hasta los cien.
La nota original de Kathpress, en alemán, la podrán encontrar los lectores de Viena Directo aquí:
https://www.kathpress.at/goto/meldung/1895016/bischofskonferenz-erleichterte-regeln-fuer-gottesdienste-ab-29.-mai
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