Apertura inminente

Hoy han sido los alemanes ¿Serán mañana los austriacos? Cada vez son más las voces que hablan de una inminente apertura de fronteras con España.

15 de Junio.- Antes de la noticia, un desahogo: yo nací en una familia humilde, trabajadora (seguimos siéndolo). En mi infancia, fuimos poco a la playa. No había dinero. Nunca la eché de menos. Es más: yo tardé mucho tiempo en poder salir del armario y decir que, casi más que el fútbol, no hay cosa que más del hígado me ponga que tirarme sobre la arena bajo esa luz de color cal viva que a mí me evoca solamente dolor.

Las dos cosas que más le gustan a la gente de la experiencia playera, para mí son una auténtica tortura. Soy blanco, de piel sensible (ahora, que estoy calvo, más todavía) y media hora al sol me convierten en un cangrejo fosforito (y, lo que es peor, en un cangrejo astrónomo -veo las estrellas-).

Me pasé toda mi infancia y mi adolescencia teniendo que escuchar esa mentira podrida de:

– !Pero qué querjica eres! Eso de quemarse es el primer día. Luego ya, cuando coges color, el sol ni te quema ni nada. Toma el sol, hombre, que eso te curte la piel.

Por otro lado, para mí está fuera de toda comprensión el placer que se puede sentir metiéndose en un agua que está a quince grados por debajo de la temperatura normal de un cuerpo humano.

Me he pasado mis casi cuarenta y cinco años de vida yendo a piscinas y a playas a aburrirme como un hongo (a leer mucho, eso sí). Y la verdad es que solo he disfrutado en dos sitios: el Caribe y el lago Neusiedl (que está calentito). Espero que mis seres queridos sepan agradecerme alguna vez el sacrificio que, amoroso, he hecho por ellos. Blanco como un vampiro (y sin esperanzas de broncearme), temeroso del sol (y de las ahogadillas que me hacía mi abuelo, el pobre) y viendo disfrutar como dementes a familiares, amigos y amores, mientras contenía mis comentarios sarcásticos.

Por eso, para mí, me perdonarán mis lectores, me resulta de todo punto incomprensible la ansiedad orgásmica que han sentido hoy los ciento ochenta y nueve turistas alemanes que han llegado hoy a la isla de Mallorca. Naturalmente, entiendo el berlanguiano acceso de felicidad de los trabajadores de la industria hotelera mallorquina (al fin y al cabo, les iba el pan de sus niños) lo mismo que comprendo que el Gobierno autonómico no haya tenido más remedio que ceder a la poderosa presión del gigante turístico TUI.

Pero ¿Los turistas? ¿Qué tontada es esa de no poder vivir sin la playa? ¿Qué echan de menos? ¿Achicharrarse vivos? ¿Vivir empanados con la arena que se te pega al cuerpo? ¿Tener que ducharse para quitarse la rigidez de la sal? ¿No poder dormir porque todo el calor del día se te manifiesta por la noche? ¿Y eso es ser feliz? !Amos, hombre!

En fin.

Ahora han sido los alemanes ¿Pronto los austriacos?

Hoy han sido los alemanes, pero pronto podrían ser los austriacos.

Como saben mis lectores, ayer el Presidente del Gobierno, Sr. Pedro Sánchez, anunció que España abrirá el próximo día 21 sus fronteras a los países del espacio Schengen (menos a Portugal, lo digo, porque ayer en la retransmisión en directo se me escapó y mi madre luego me llamó la atención). O sea, que los austriacos que vayan a España a partir de esa fecha no tendrán que presentar tests, ni hacer cuarentena ni tener un motivo especial para viajar.

Oficialmente, el Gobierno austriaco tiene pensado abrir las fronteras de Esta Pequeña República a los españoles el día 1 de Julio pero dado que España va a abrir sus fronteras antes, se daría la reciprocidad necesaria (y, sobre todo, unos datos epidemiológicos potables) y el Gobierno austriaco estaría pensando en adelantar esta apertura de fronteras.

Así lo ha declarado la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores austriaco a preguntas de la agencia de noticias APA.

El Ministro Schallemberg ha declarado que la situación se irá valorando según se vayan teniendo noticias.