Era cuestión de tiempo. Con el movimiento y las aglomeraciones tenían que surgir focos en las zonas turísticas. Ha sido en Sankt Wolfgan, en Salzburgo.
26 de Julio.- Hace algunas semanas, cuando Austria jugaba en la „champions líg“ de los países menos golpeados por la pandemia (sigue jugando, por suerte) el Gobierno nos recomendó pasar las vacaciones en esta bonita tierra.
El mensaje subliminal era „ahí fuera anda la cosa muy revuelta, así que este año olvídese de andar zascandileando por ahí, y quédese en casa“. Entendiendo por casa, naturalmente, Esta Pequeña República. Para el Gobierno Kurz, todo eran ventajas, además. Todo lo que recibiera la hostelería vernácula en forma de pagos de los consumidores, no tendría que ponerlo el sufrido contribuyente.
Por obediencia, por prudencia o por miedo directamente, hay que decir que los austriacos obedecieron a su Gobierno.
Las áreas turísticas más resultonas (yo, por ejemplo, he estado en una hasta hoy) estaban reventonas de personas deseando descubrir o recordar los encantos de este país que tiene tantos y que, encima, es el suyo.
En el personal se nota preocupación, claro, pero es una preocupación que tiene algo de abstracto. O sea, que la gente ve el peligro muy lejano y está más preocupada por el tema económico (¿Qué será de mi empresa? ¿Qué será de mi puesto de trabajo?). La mayoría de la gente (desgraciadamente, muy desgraciadamente) piensa que el riesgo es bajo y que, de contagiarse alguien, se contagiarán otros.
Pero la situación, lejos de tranquilizarse, se está volviendo más alarmante según pasan los días. Hoy, por ejemplo, ha sucedido lo que hacía mucho que no pasaba y es que ha habido nuevos casos en todos los Bundesländer austriacos.
Naturalmente, con el movimiento (y, sobre todo, con la aglomeración) de personas, era cuestión de tiempo que surgiese un foco en una zona turística.
El Wolfgangsee hace de frontera natural entre Alta Austria y Salzburgo y precisamente en el lado de Salzburgo ha surgido un foco, en la localidad de Sankt Wolfgang.
De momento, 48 personas.
El sábado se hicieron las PCRs (unas 950 personas) y hoy ya se conocían los resultados. Los representantes del gabinete de crisis de Alta Austria, han emprendido lo que parece una estrategia de control de daños.
Insisten en que se conoce al paciente cero y que ya se le ha puesto a buen recaudo, y que se conocen también las raíces del brote.
Para quien sepa leer entre líneas, es patente el intento de quitarle hierro al asunto.
„No, que esto, señora, han sido unos aprendices de los hoteles que se han ido de fiesta -26 fiesteros de los cuarenta y ocho- cosas de chicos, ya sabe usted, que si cachete con cachete, pechito con pechito, ombligo con ombligo y luego…Pues eso. Pero no hay motivos para el pánico. Por el amor de Dios no me cancelen ustedes las reservas que me hacen un roto y hemos tenido un año malísimo y la temporada de invierno…“ y patatín y patatán.
Los austriacos, que son un pueblo recio (o „iscociente“, según opiniones) parecen ver la cosa así también.
La mayoría, según testigos presenciales, piensa que „también te puedes contagiar en tu casa“ (entendiendo aquí tu casa como tu localidad de residencia) de manera que bebía nuestro padre Adán (bebía) y bebía nuestra madre Eva (cirrótica perdida), así pues, hermanos todos bebamos hasta que no nos conozcamos.
Se han cerrado dos locales de ocio nocturno, aunque se insiste en que se ha hecho de acuerdo con los propietarios. Los siete hoteles en donde ha habido contagios, en cambio, siguen abiertos.
Se le ha pedido a los huéspedes de estos hoteles que, en los próximos días, vigilen como andan de salud y se les ha ofrecido también que se hagan tests de manera voluntaria.
De momento, el Ministerio de Sanidad austriaco no considera un confinamiento ni medidas de mayor alcance.
Veremos a ver cómo evoluciona la cosa en estos días y, sobre todo, si la gente se conciencia (¿Tendré que volver pronto a los dos posts diarios?)
Desde aquí, en cualquier caso, les pido otra vez a mis lectores precaución, y distancia de seguridad y mascarilla y lavado de manos frecuente. Por ellos, y por todos nosotros.
Deja una respuesta