El Gobierno ha anunciado nuevas medidas, pero la ciudad de Viena ha subido la apuesta y aún quiere más ¿Cómo es la situación en Austria? Evaluamos en profundidad.
11 de Septiembre.- Al final del día, tenemos por fin un poco de tiempo para evaluar las medidas que el Bundesgobierno ha anunciado que entrarán en vigor el lunes y que representan una gran contradicción con la estrategia que, en principio, se había anunciado.
Esta, lo recordarán mis lectores, se basaba en medidas que tendrían eficacia regional. El procedimiento que se nos había anunciado era que habría un semáforo (el famoso corona-ampel) y que la comisión que regularía sus colores se reuniría una vez a la semana y que, después, se harían públicos los resultados que se traducirían en colores y tomando esos colores como base, se tomarían medidas.
Para decir la verdad la estrategia le ha durado al Gobierno una edición de El Semáforo.
Hoy, ha comparecido el Bundescanciller con el Bundesministro de Sanidad y con el Bundesvicecanciller y ha anunciado medidas que entrarán en vigor en toda Austria a partir del lunes.
La situación, de esta manera, se ha hecho bastante confusa. Porque si bien, de acuerdo al semáforo dado a conocer hoy, Austria es un país verde en su mayoría pero con algunos focos amarillos, el Gobierno ha reaccionado como si el peligro fuera inminente.
Ahora bien ¿Lo es? Según los datos del ministerio de sanidad, la tasa de reproducción a cuatro días es de 1,86 (en otros países del entorno de Austria, por ejemplo Chequia, es mucho más alta). Llevamos, asimismo, varios días con más de quinientos contagios nuevos (la mayoría de los cuales, por cierto, vienen de aquí, de Viena).
Todo indica que el Gobierno ha querido ponerse el proverbial parche antes de que le salga el grano y ha decidido actuar con decisión y pecando, quizá, de exceso de celo, al objeto de intentar que la suerte que nos asistió a todos durante la primera ola nos asista también en la segunda y evitar un mal mayor.
El Gobierno tiene potestad para instaurar las medidas que ha instaurado (mascarilla en los comercios, limitaciones al número de participantes en eventos públicos) sin embargo, ya ha recibido la petición decidida de la ciudad de Viena, el lugar en donde más deprisa crecen los contagios, para que le dé potestad para instaurar medidas aún más restrictivas. De momento, Viena ha anunciado su intención de instaurar la obligación de llevar mascarilla en los mercados, así como en los pasillos de los edificios públicos. En los transportes públicos se va a controlar todavía más a los pasajeros.
Aún así, y debido al aumento del número de contagios nuevos entre las personas mayores, la ciudad quiere poder decidir si aplicar medidas aún más restrictivas, como la obligación de llevar mascarillas en los restaurantes mientras los clientes estén camino de las mesas.
Lo que Viena pide es que el Estado dé potestad a las regiones para establecer marcos de actuación locales. Según Rudolf Anscober, esto debería ser posible en el futuro, cuando se apruebe la nueva ley anticovid que ha estado hasta hace poco empantanada en los servicios jurídicos del Gobierno, que están intentando limar cualquier arista, por mínima que sea, en la cual en Constitucional austriaco pudiera apoyarse para tumbarla y dejar así al Gobierno sin un instrumento jurídico válido con el que combatir la pandemia.
Según parece, sin embargo, la ley se debatirá en la próxima fecha viable (el 23/24 de septiembre próximo)
Según parece la nueva ley prevé que las regiones, e incluso los municipios o mancomunidades (Bezirke) puedan aplicar medidas más restrictivas que las previstas por el color del semáforo en que se encuentren. Ojo: siempre hacia arriba. Según parece, no será posible relajar las medidas sin el permiso del Gobierno.
Naturalmente, como a cualquier lector se le alcanzará, esto tiene un peligro y es que al final la situación se convierta en un enredo de normas que varíen de pueblo en pueblo y con el que al final no se maneje nadie.
Y si todo esto es así, se preguntarán mis lectores ¿Para qué ha servido tanto esfuerzo con el asunto del semáforo? Anschober ha defendido el uso del semáforo como un instrumento simplificado de prevención. Sin embargo, todo indica que para reducir en lo posible las fricciones entre las diferentes instancias implicadas (por ejemplo las protestas del alcalde de Linz, la semana pasada, que fueron inusitadamente ruidosas y violentas para lo que aquí se estila) se ha intentado desactivar en lo posible los puntos más polémicos. Por ejemplo, todo el capítulo de las medidas que implica cada color ha sido retirado de la página web del semáforo.
Por último, todas estas medidas anunciadas hoy, particularmente las de la reducción de asistentes a determinados eventos, dejan en el aire no solo al sector cultural, sino que pueden producir también otros daños colaterales. Por ejemplo en la campaña electoral vienesa. Para el jueves está previsto el acto de inicio de campaña del nuevo partido de Strache. Los del equipo del político ultraderechista dan por cierto que el acto se podrá celebrar, pero tal como están las cosas, tampoco se sabe demasiado.
Lo que sí ha quedado claro hoy es que el Gobierno no se plantea a corto plazo flexibilizaciones. Ya lo ha dicho Kurz, que estamos en medio de una pandemia. Ahora solo hace falta que los que llevan la mascarilla por debajo de la nariz también se enteren, que no vendría nada mal.
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