Ayer, a las ocho de la tarde, hubo un atentado terrorista en Viena. Ya se saben más detalles de lo sucedido.
3 de Noviembre.- Ayer por la tarde, a eso de las ocho, se produjo en Viena un atentado terrorista en la zona de Schwedenplatz, en el límite del distrito uno.
Inmediatamente, se organizó un enorme dispositivo policial que no evitó que fallecieran al menos cuatro personas y quince resultaran heridas.
El terrorista (o por lo menos, uno de los terroristas) fue abatido por la policía.
Se trata de un chico de veinte años que ya tenía antecedentes por asociación terrorista. El hombre había nacido en Macedonia del norte y portaba diversas armas. Un fusil de asalto, un puño americano, un machete y un cinturón explosivo que resultó ser de atrezzo.
El elevado número de lugares (seis) en donde se produjeron los ataques indicaba que podía haber más terroristas, cómplices de estos horribles hechos. El Gobierno austriaco pidió ayer que todos los que pudieran se quedaran en casa. No solo por la noche, sino también hoy (el ministro Nehammer ha dado una rueda de prensa a las seis de la mañana). Mientras tanto, el distrito uno está siendo peinado y hay una intensa investigación en marcha, para intentar comprender hasta el final las claves de este bárbaro suceso.
En el piso del criminal se ha encontrado material relacionado con el Estado Islámico. Asimismo, la policía ha practicado detenciones en su entorno.
El ataque, por procedimiento y trasfondo, se parece mucho al que perpetraron unos extremistas palestinos en 1981 contra la sinagoga principal de Viena, que está muy cerca de Schwedenplatz (y en la calle, por cierto, en donde pasó su infancia el director de cine Billy Wilder).
Naturalmente, han sido muchas las autoridades que han expresado sus condolencias a propósito de estos bárbaros sucesos, inéditos desde hace muchos años en una ciudad tan pacífica como Viena.
Antes de seguir, y a título personal, quisiera agradecer de corazón a todas las personas que se han interesado por mi salud y por la de los míos, así como los buenos deseos que he recibido desde medio mundo.
Dicho todo lo anterior, me gustaría recordar algunas cosas:
–Los terroristas saben que no tienen ninguna oportunidad de subvertir de forma duradera el orden y los valores de la sociedad a la que atacan. Si no, no serían terroristas. Son una especie de guerra cutre de bajo presupuesto, una película de serie Z. Aunque causen heridos y muertos, el material con el que trabajan es con nuestro miedo. El terrorismo puede matar los cuerpos, pero sobre todo ataca a las cabezas. El tipo de ayer, por ejemplo, llevaba un cinturón falso de explosivos para recordarnos y sugerirnos lo que podría ser, para darnos miedo.
Nuestra victoria sobre los terroristas debe ser condolernos con las víctimas, pero no tenerles miedo. Su forma totalitaria de entender el mundo, su manera de intentar empequeñecer nuestros horizontes, su racismo, no debe ser nuestra forma totalitaria de entender el mundo, ni nuestra manera de intentar empequeñecer el mundo ni nuestro racismo.
Hay que recordar siempre, todas las veces que haga falta, que los terroristas son granujas de medio pelo, gente que no tiene ninguna posibilidad contra nuestra fuerza, que es la de la comunidad de las personas de bien, las gentes que estamos por la convivencia pacífica.
-Junto a las vícitmas más evidentes de este atentado, esas personas que han fallecido o que luchan por sus vidas en los hospitales de Viena, hay otras víctimas menos evidentes y no por ellos menos inocentes.
Son los musulmanes que viven en Austria de forma pacífica y que son personas como tú y como yo (de hecho, yo convivo todos los días con una buena porción de ellos). Gente trabajadora que levanta este país como cualquier hijo de vecino, que cría a sus hijos, que cuida de sus abuelos, que tiene problemas para pagar el alquiler o que se preocupa porque sus hijos sacan mejores o peores notas.
Están, y no en último lugar, los que llegaron a Austria buscando refugio, precisamente de fulanos como este hijo de puta al que la policía mató ayer en Schwedenplatz.
Cuando miramos mal a estas personas inocentes, cuando dificultamos su integración, cuando hacemos comentarios racistas o malvados o despreciativos en las redes, estamos hiriendo a unas personas que no se lo merecen. Estamos, además, demostrando que no somos mejores que estos criminales. Porque las palabras también tienen un filo y, llegado el caso, matan.
-Por último, me gustaría comentar brevemente algunos aspectos formales de la información que daré a través de Viena Directo.
En estos casos es muy fácil, demasiado, intentar atraer lectores (o telespectadores) utilizando imágenes de las víctimas o dando detalles truculentos. Varias personas se ofrecieron ayer (con la mejor intención, no me cabe duda) a enviarme vídeos de lo sucedido o fotografías que mostraban a los heridos. Deliberadamente, decidí no sacarlos al aire, al contrario de lo que sí que hicieron algunos canales y páginas de internet de este país.
Lo hice por varias razones que se resumen en dos: por respeto y por ética. Por respeto a las personas que han sido heridas y por ética porque me parece que hacer públicos esos detalles no ayudan a los lectores de Viena Directo a estar mejor informados (las noticias que importan, es el lema de este blog) sino solo a regodearse en los bajos instintos.
Quizá los artículos no tengan tantos seguidores, o quizá haya lectores que no entiendan esta manera de proceder, pero quisiera poder seguir mirándome al espejo para afeitarme tranquilamente, como hasta ahora, sin tener la conciencia turbia.
Dicho esto, conforme se vayan sabiendo más cosas, seguiremos aquí, al filo de la noticia. Quizá esta tarde haga una conexión especial en directo. Espero que todos, queridos amigos, estéis bien. Muchísimas gracias por estar ahí.
Deja una respuesta