El negacionismo se pasa de pantalla

Cada vez más insistentemente el negacionismo va virando de la existencia misma del virus hacia la demonización de los tests y de las vacunas.

25 de Noviembre.- Uno de los aspectos más fascinantes de la mente humana es que, para que algo exista, basta con nombrarlo.

Esta propiedad de las palabras tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Utilizada para bien puede, por ejemplo, iluminar zonas de la realidad que, por haber sido silenciadas, todo el mundo pensaba que no existían. Por ejemplo, la aportación de las mujeres a las artes o las ciencias anterior a, pongamos, el siglo XIX. Una aportación minoritaria, es cierto, porque eran muy pocas las mujeres que tenían acceso a estudiar, pero doblemente meritoria si pensamos que una mujer, para conseguir el mismo reconocimiento que un hombre, tenía ante sí una tarea titánica (ah, espera, que esto sigue siendo así todavía).

En fin : la parte mala de la función creadora de realidad del lenguaje es que uno puede nombrar interesadamente cosas con una insistencia desproporcionada, para así darles una presencia en el debate público que no tiene nada que ver con su importancia real.

Como ya saben mis lectores, las ultraderechas europeas, siguiendo la estela de las ultraderechas americanas, una vez pasado el primer momento traumático con respecto a la crisis del coronavirus, se lanzaron a una carrera por puntuar de cara a los votantes que, por lo que sea (falta de competencia científica, egoísmo, ganas de cerrar los ojos a una realidad incómoda, recurso al pensamiento mágico…) quieren creer que el coronavirus o bien no existe, o ha sido exagerado, o las dos cosas a la vez.

Hace días, hacía yo una predicción que, a partir del anuncio de las nuevas vacunas contra el coronavirus, se está cumpliendo punto por punto. Decía yo que, como en los juegos, « hemos pasado de pantalla ». Si bien las ultraderechas, hasta hace diez días insistían mucho en ese abanico que va del negacionismo al « no es para tantismo » ahora, siendo innegable que las unidades de cuidados intensivos están llenas y que la gente se muere (aunque ellos digan que se muere porque son viejos y estaban ya muy cascados), están empezando a virar hacia la demonización de la vacuna.

Hoy, la viceportavoz del FPÖ austriaco, Sra Dagmar Belakowitsch, después de insistir en uno de los argumentos clásicos del negacionismo « mediante los tests se convertir en enfermos a personas sanas » (ella llama sanas a los contagiados asintomáticos los cuales, naturalmente, transmiten la enfermedad como los que están en cama o más, porque se pueden mover por ahí como Peter por su Wohnung) ha empezado, muy sutilmente, a crear otra realidad : la del miedo a la vacuna.

Según esta política, existe en « partes de la población » un « miedo masivo » ( !!!) a que les obliguen a vacunarse y pide que se prohiba discriminar a aquellos que (digámoslo claro) cierren los ojos a la evidencia e insisten en poner en peligro la salud de los más vulnerables.

Asimismo, la Sra. Belakowitsch ha llamado (indirectamente) a boicotear los tests masivos que el Gobierno pondrá en marcha. Según esta político, quien quiera disfrutar de « unas navidades tranquilas » no deberá hacerselos (cuando, más bien, debería ser al contrario) !Se vive tan bien sin saber ! (pensará ella). Según esta mujer, los tests, aparte de inútiles y perniciosos, son muy incómodos (te meten el palito en la nariz, claro). Y para lo único que sirven es para que te pongan en cuarentena y no poder comerte el pavo con tus seres queridos, al tiempo que infectas a tus abuelos y los mandas a la UCI o al camposanto.

Por cierto, el otro día se me olvidó contar que una de las fantasías favoritas de los negacionistas es que mediante estos tests masivos se recoge material genético destinado a hacer un banco mundial de…En fin, no sigo.


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