Varias dosis de vacuna aterrizan en la basura

Varias dosis de vacuna aterrizan en la basura por diferentes razones – un año de pandemia

23 de Enero.- Hoy Lupe ha hecho su trabajo especialmente bien. Ha leido el texto de una manera muy inteligente. Para comprobarlo, no tienes más que dar al play.

UN AÑO DE TODO ESTO

Hace un año exactamente, mientras hacían la digestión de los rollitos de primavera y del cerdo agridulce que se habían tomado para cenar, los sufridos habitantes de la ciudad de Wuhan recibieron un SMS por el cual les informaban de que su ciudad quedaba confinada.

En el resto del planeta, las cosas como son, cundió la incredulidad.

!Ay que ver, qué exagerados son estos chinos! Hubo incluso su poquito de cachondeo.

!Qué ajena estaba la cabra!

Hace un año, trescientos sesenta y cinco días, dos millones de personas que ya no están con nosotros, vieron por la tele cómo las calles de Wuhan se vaciaban.

Era el principio de ese tiempo que hemos dado en llamar „todo esto“, sobre todo en frases de la forma „cuando todo esto termine”.

En aquellos momentos, nos era imposible pensar que algún día veríamos lo que luego vimos y eso que, según las últimas investigaciones, el virus llevaba ya pululando por Europa por lo menos desde noviembre del año anterior.

¿Qué pasaba en Austria?

Tal día como hoy, hace un año, yo estaba también muy ajeno. De hecho, durante el mes de febrero (Dios me conserve la vista) estuve haciendo chistes con relación a la pandemia. Y más aún: osé irme de viaje a Polonia en febrero, pensando que el riesgo era relativo. Y pensando, como piensan hoy todos esos que llevan la mascarilla por debajo de la nariz, que nunca me iba a tocar a mí.

Entre nosotros y aquellos momentos se ha abierto un abismo que se ha llenado de nostalgia por aquel mundo de entonces, por el cual andábamos tan inconscientes, en el cual aún era posible achucharse, abrazarse, besarse, estar con otras personas en la misma habitación sin preguntarse en qué promiscuidades habrían andado. Un mundo en el que había muchas posibilidades que por pereza o porque parecía que siempre iban a estar ahí, no aprovechábamos.

Ya pasaré un fin de semana largo en Italia, cuando llegue la primavera.

Ya volaré a España un día de estos.Ahora me viene mal, porque tengo mucho lío en el trabajo.

Y así todo.

En aquel día 23 de Enero del año 2020, mientras los chinos (pobres) se recluían en sus casas y hacían un ensayo general de lo que a nosotros se nos venía encima, aquí nos entreteníamos viendo cómo el ex vicecanciller se subía al carro de una fuerza política creada a su medida por un grupo de fieles.

Y todavía habrá quien le vote, decíamos todos en aquel momento, con un poquito de cosilla, las cosas como son. Porque con Trump también habíamos dicho lo mismo, y mira. Pero no: el ex vicecanciller no encontró quien le escribiera y hoy hace bolos en manifestaciones de personas que no se resignan a aceptar que el mundo de ayer ya no existe. Que nuestro mundo, como cantaba Maria Jimenez, es ya definitivamente otro. Y ya, aunque el virus desapareciese como por milago, no volveremos nunca a aquella vida. Aunque en la superficie se restaure la normalidad, habremos aprendido (y quizá sea bueno que así sea) que nuestra extraña forma de vida es muy frágil y que lo que parece imposible no tiene por qué serlo.

Quizá por eso, me atrevo a hacer una previsión.

Cuando „todo esto“ se termine, es probable que recorra el mundo una sana ola de hedonismo. Probablemente la gente se lance a tocarse, a lamerse, a mordisquearse amorosamente, probablemente se lancen a bailar a las pistas de baile (!Qué ganas tengo yo de bailar! !Cómo lo echo de menos!), a comerse sus buenos entrecots y a beberse sus buenos vinos sin pensar demasiado en el mañana.

De todas formas, mientras llega esa celebración, aquí seguiremos, contando cada día las noticias.

DESPERDICIO DE LA VACUNA

La vacuna contra el coronavirus es un recurso preciadísimo porque es el frágil hilo que nos une con esa normalidad a la que aludía más arriba.

Y naturalmente, también es muy preciado porque es muy escaso. Por eso, la indignación que ha surgido cuando nos hemos enterado de que, en algunos lugares en donde se estaba vacunando a población de riesgo (ancianos o personas dependientes) algunas dosis del remedio precioso han aterrizado en la basura.

Las razones para ello han sido varias. Por ejemplo, en una residencia de la parte este de Austria (naturalmente, no se ha querido decir cuál) después de vacunar a todos los residentes sobraron cinco dosis. Ante el desperdicio posible, se decidió que el médico residente y la doctora que estaba vacunando se pincharan mutuamente, cosa que en principio parecía lógica porque los dos tenían citas en la residencia con cierta regularidad. Sin embargo, una enfermera presente en ese momento, se negó a que esto fuera así. Se consultó a la dirección que decidió que no se utilizaran las dosis (para sorpresa de los dos médicos y repeluzno del sentido común más elemental). De esta manera, se desperdiciaron cinco vacunas.

No ha sido el único caso.

En una residencia, en Viena, se tiraron a la basura diez dosis. Esta fue la primera residencia de Austria en donde se empezó a vacunar, antes de que se supiera oficialmente que una ampolla de vacuna podía utilizarse para media docena de dosis en vez de para cinco. Cuando se comprobó el sobrante, se vacunó a todo aquel personal sanitario que se encontró a mano y también a la dirección y personal de otras residencias cercanas. De todas maneras, no se pudieron pinchar todas las dosis disponibles.

No ha vuelto a pasar. Desde entonces siempre hay listas de candidatos de reserva para que no se desperdicie ninguna dosis.

En cualquier caso, desde las autoridades se insiste en que han sido casos aislados, aunque tampoco se puede precisar cuántas dosis han ido a parar a la basura.

En cierto modo, también es a causa de las especialies caracterísiticas de la vacuna de Biontech.

Una vez se descongela, hay que inyectarla en las siguientes dos horas y se desaconseja transportarla a otros sitios. En el manual del Ministerio, de todas maneras, pone lo siguiente: „Se debe evitar el desperdicio de la vacuna, incluso, en un momento dado, mediante su inyección a personas con baja prioridad. Si a pesar de todos los esfuerzos se llega a tener que desperdiciar la vacuna, se debe documentar y reportar a la autoridad competente“.

Pues eso.


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