El presidente de Vorarlberg presenta el plan para convertir Vorarlberg en una región modelo – la cuestión léxica del negacionismo y los cinco millones de euros – Armin Wolf nos da a todos una lección
VORARLBERG: ESA REGIÓN MODELO
Naturalmente, como siempre sucede tras anuncios de esta clase, no tardaron en plantearse preguntas de orden práctico. Por ejemplo ¿Abriría toda toda toda la hostelería o abrirían solamente las terrazas de los restaurantes?
Esta tarde, el presidente del Land de Vorarlberg, el Sr. Markus Wallner ha presentado hoy a las siete de la tarde los detalles del plan „Región modelo Vorarlberg“. Presentación a la que ha precedido una larga y dura negociación con el Gobierno central.
(Aunque, ya se sabe, más larga y dura es la del elefante).
Por la presentación de Wallner hemos sabido que, efectivamente, en Vorarlberg abrirá toda la hostelería y que los clientes podrán elegir si se comen el schnitzel dentro o prefieren comérselo fuera, en la terraza. La condición para poder comerse dichos schnitzels será presentar el correspondiente test negativos.
A partir del próximo lunes día 15 se permitirán eventos de hasta 100 personas. Para entrar, habrá que llevar…!Bingo! Test negativo. En forma digital. Lo cual es nuevo en Austria. Pero solamente para los eventos.
Quien quiera ir a un restaurante, tendrá que presentar una PCR o un test de antígenos (negativos, naturalmente).
Permanecerá el toque de queda a partir de las ocho de la tarde o sea que las excursiones a la hostelería de los Voralbergeses o Voralbergeños estarán restringidas a lo que podíamos hacer a los diez años cuando celebrábamos el cumpleaños de nuestros condiscípulos en el Burger King.
El deporte infantil y juvenil y las asociaciones culturales y deportivas también podrán abrir, así como los grupos de autoayuda.
El Sr. Wallner, durante la presentación, ha apelado a la sensatez y a la calma de los ciudadanos de Vorarlberg, pidiéndoles que se mantengan las precauciones, ya que estas medidas de desescalada aumentarán los contactos y ya se sabe lo que se alegra el virus malandrín de que aumenten los contactos entre las personas.
Para los eventos, aparte de los correspondientes tests, habrá que alistarse y los asientos deberán estar asignados. Durante el evento habrá que llevar mascarillas FFP2.
En cuanto a los deportes, seguirán sin estar permitidas aquellas modalidades en las que no se pueda mantener la distancia de seguridad. Los niños y jóvenes podrán entrenar a partir del próximo lunes, pero en grupos que no excedan los veinte participantes si se desarrollan los entrenamientos en exteriores. Diez personas si se desarrollan en interiores.
Se tendrá que nombrar a una persona que se ocupe de que se observen las reglas.
Los niños hasta seis años estarán dispensados de llevar máscarilla. Entre los seis y los catorce, mascarilla de tela que tape cara y nariz y a partir de los catorce las mascarillas FFP2.
De esta regla estarán dispensados los practicantes de aquellas actividades que exijan tener la boca y la nariz desembarazada. Por ejemplo, los ensayos de las bandas de música.
NEGACIONISMO: LA CUESTIÓN LÉXICA Y LA PASTA
Cada vez que hablo en este blog de los simpáticos manifestantes que se emperran en alegrarnos los fines de semana, utilizo la palabra „negacionista“. Confieso que lo hago por comodidad porque „no-es-para-tantista“ tiene más letras y después porque creo que es más comprensible.
Siempre, sin excepción, hay algún lector que me lo afea. Algunos, porque están de acuerdo con los negacionistas ellos mismos y otras personas me afean la elección del término porque sostienen que los manifestantes no niegan la existencia del virus (bueno, en eso hemos ido progresando) sino que se rebelan contra las medidas del Gobierno.
La Real Academia define negacionismo como (escuchemos la voz de los Supertacañones):
„Actitud que consiste en la negación de determinadas realidades y hechos históricos o naturales relevantes, especialmente el holocausto“.
Los negacionistas no niegan (ya) es cierto la existencia misma del virus, pero sí que niegan su peligrosidad y por ello consideran que las medidas con las que el Gobierno, asesorado por los científicos, intenta combatir el virus están injustificadas.
Como ya sabemos todos, en ese totum revolutum de eso que, por comodidad, llamaremos negacionismo, hay de todo. Desde los conspiranoicos a los esotéricos, desde los ignorantes a los que creen (solo creen) que no lo son, desde los sordos a cualquier tipo de sentido común a aquellos que han oido por la bragueta, como los gigantes.
El alemán, me parece a mí, es más preciso para todas estas cosas. Están los „corona-leugners“ que estos sí que serían los negacionistas pata negra. O sea, aquellos que niegan la existencia del virus y luego están los „corona-verharmloser“ que son los que yo he llamado „no-es-para-tantistas“ un poco calcando el término alemán.
Por todo lo anterior, creo que sigue siendo justificado llamar a estas personas que siguen planteando una rocosa resistencia al sentido común indistintamente „negacionistas“ y „no-es-para-tantistas“.
Entretanto, la polémica desatada por la intervención del político de extrema derecha Herbert Kickl en el Prater, el pasado sábado por la tarde, sigue sin dar tregua.
Como saben los lectores de Viena Directo, tras la arenga de Kickl un grupo de manifestantes negacionistas irrumpieron en el edificio de una compañía de seguros y causaron heridas a varias personas.
Casi todo el mundo (menos Herbert Kickl, naturalmente) piensa que el discurso del político contribuyó de forma decisiva a excitar los ánimos. Los que ven a Herbert Kickl con buenos ojos (grupo que, probablemente, se restrinja a su familia más cercana) consideran que al político se le calentó la boca y que no contó con la belicosidad de los manifestantes (entre los que había, por cierto, un político del partido de extrema derecha alemán AfD porque los amigos, ya lo dijo aquel, están para las ocasiones). Aquellos que ven a Herbert Kickl con más imparcialidad, entre ellos representantes del sindicato de la policía, han dicho que Kickl fue un auténtico irresponsable (literal) y que la cosa podía haber terminado todavía peor de lo que terminó (sobre todo para el vigilante al que le rompieron una pierna).
La policía también ha hecho público hoy el coste de las manifestaciones negacionistas, desde diciembre pasado, cuando empezaron a celebrarse.
Entre horas trabajadas y otros conceptos diversos, andamos por (atención) los cinco millones de euros. Solo la broma del sábado costó más de seiscientosmil machacantes.
Para terminar con algo más alegre, contaré que mi admirado Armin Wolf hizo ayer todo el telediario en femenino (!Ojalá se me hubiera ocurrido a mí!). Habló de „Expertas en derecho constitucional“, „de virólogas“, etcétera.
Cuando terminó, al despedirse de los telespectadores dijo algo como esto:
-Habrán observado que hoy hemos hecho el informativo en femenino (pausa) Los hombres pueden sentirse incluidos.
Todos somos contingentes, pero Armin Wolf es necesario.
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