El Gobierno y los Länder no consiguen llegar a un acuerdo

La palabra más escuchada en Austria ha sido hoy „confinamiento“, sin embargo, la reunión de crisis convocada por el Gobierno con las dos regiones más afectadas ha terminado sin acuerdo.

10 de Noviembre.- La palabra que más se ha escuchado hoy en Austria ha sido confinamiento (los aborígenes utilizan la palabra „Lockdown“). La situación es muy alarmante y no tiene visos de ir a mejorar. Hoy se han alcanzado los oncemil nuevos contagios. Un pico nunca visto en Austria.

Como no me canso de decir, la subida no está repartida por igual por todo el país. Se concentra sobre todo en aquellas regiones con menor tasa de vacunación. Para que los lectores de Viena Directo se hagan una idea, baste decir que en Alta Austria se han registrado en las últimas veinticuatro horas 3424 casos y en Burgenland, que es la región de Austria en donde la cobertura vacunal es mayor (cercana a un ochenta por ciento) ha habido 214.

La nueva ola de la pandemia tiene a los hospitales en Alta Austria contra las cuerdas, pero eso no es lo más grave: los pronósticos dicen que para finales de este mes, todo el sistema de unidades de cuidados intensivos de Austria puede alcanzar su tope. Esta saturación obligaría a tomar medidas como el famoso triage. Este galicismo no significa ni más ni menos que poner en manos de los médicos quién vive y quién muere dependiendo no ya de sus habilidades médicas, sino como en las guerras: de los medios que hay para tratar a la gente.

Y lo que más escasean no son los medios materiales, sino el personal.

Los sanitarios, aparte de saturados, están completamente exhaustos.

¿Cuáles son las causas de esta situación? La primera y principal ya la apuntábamos más arriba: la baja cobertura de vacunación.

¿De quién es la culpa? Naturalmente, y en primer lugar, de las personas que, a pesar de la información disponible, no se quieren vacunar. Después, por responsabilidad subsidiaria, del Gobierno que no ha hecho todos los esfuerzos necesarios para convencer a la población y ha subestimado la incultura científica de una parte nada despreciable (y peligrosísima) del país.

Ahora, como cantaba Rocío Jurado, es muy tarde.

La pandemia se extiende sobre todo entre los no vacunados. La incidencia entre las personas que están sin vacunar es siete veces mayor que entre los vacunados y son ellos, los no vacunados, los que atoran las unidades de cuidados intensivos.

UNA REUNIÓN DIFÍCIL EN LA QUE NADIE HA DADO SU BRAZO A TORCER

Hoy, el Gobierno se ha reunido por videoconferencia con los presidentes de los länder que, de momento, están viéndose más afectados: Salzburgo y Alta Austria.

El Gobierno, particularmente el Ministerio de Sanidad, traía debajo del brazo la propuesta de los científicos: los hospitales necesitan un respiro y los virólogos piensan que la única manera sería una „reducción del contacto social“ de, por lo menos, un treinta por ciento.

En plata: un confinamiento.

Para todos. Para vacunados y para no vacunados. Y una semana en la que se testara a cuanta más gente, mejor, para encontrar casos.

Los políticos, empezando por el canciller Schallenberg, no querían ni oir hablar de esta posibilidad (es comprensible: anularía uno de los pocos incentivos que los reacios tienen para vacunarse y echaría gasolina en el fuego de los antivacunas)

El canciller la ha descartado, de plano, antes de entrar a la reunión. Schallenberg ha abogado, eso sí, por la vacunación obligatoria para ciertos grupos profesionales (!A buenas horas!)

El Ministro de Sanidad ha propuesto un confinamiento para los no vacunados. La medida se ha desestimado también por algo que salta a la vista de cualquiera con dos dedos de frente: una medida así sería imposible de llevar a la práctica porque sería imposible un control eficaz.

Por último, confinamientos regionales (sería lo lógico, porque en Burgenland, con más de un ochenta por ciento de vacunación, no tendría sentido un confinamiento)

Los representantes regionales tampoco han querido ceder en eso. Es lógico desde el punto de vista político. En primer lugar, sería una medida extremadamente impopular y, después, con consecuencias económicas.

La cumbre se ha cerrado, pues, sin acuerdo. No habrá confinamiento de momento. Por hoy. Mañana, no podemos saberlo.

Hay programadas más videoconferencias para mañana y otra para el viernes. De ellas, deberán salir las nuevas medidas.

La situación es gravísima (sobre todo porque los pacientes que „rebosen“ de las zonas más afectadas irán a congestionar los otros hospitales) y la regla de las 2G que, en la práctica, supone un confinamiento para los no vacunados, tardarán todavía en mostrar su efecto.

Por eso, antes de terminar, pido desde aquí a mis lectores que si tienen cerca a personas que no se quieran vacunar, que por favor hagan lo posible por intentar explicarles que vacunarse es de vital importancia, que es un acto no solo de solidaridad con los profesionales de la sanidad y con nuestros semejantes, sino también de de civismo, y de prudencia.

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