Por qué ya podríamos haber fracasado en evitar el colapso de las Unidades de Cuidados intensivos y qué es lo que podemos hacer para evitar que se prolongue y sea aún más grave.
12 de Noviembre.- Ayer publiqué, como siempre hago, las cifras de contagios del día en la página que este blog tiene en Facebook (www.facebook.com/vienadirecto) y en Twitter (@vienadirecto). Unas cifras no solo muy altas, sino que dejan al descubierto lo peligrosa que es la situación en Austria desde el punto de vista sanitario.
Solo puse los datos actuales y no los pronósticos que, en estos momentos, maneja el Gobierno. Son estos: para el día 24 de noviembre, esto es, en doce días, 748 camas de unidades de cuidados intensivos podrían estar ocupadas con enfermos de CoVid. Esto conduciría, de facto, a un colapso de esta parte del sistema sanitario austriaco y, lo que es peor, a una gravísima perturbación de la actividad hospitalaria general en Austria.
Nos veríamos en una situación inédita hasta ahora en este país y es esta: una economía del primer mundo, uno de los países más ricos del planeta, sería incapaz de garantizar una asistencia sanitaria correcta a su población.
Hubo personas que reaccionaron mal a la publicación de estas cifras (ojo: solo de las primeras). Naturalmente, me acusaron de querer inducir al pánico o, directamente, de propalar falsedades.
Soy consciente de que estas reacciones provienen solamente de una minoría muy ruidosa pero aún así creo que es importante explicar por qué la situación en Austria es, en estos momentos, peligrosísima para todos los que vivimos aquí.
Ayer había 432 personas con CoVid en las Unidades de Cuidados Intensivos austriacas. Mientras escribo esto, están llegando al Ministerio de Sanidad austriacos los datos de hoy. Es probable que otras 15 o 16 personas se añadan hoy a la lista en el lento proceso que conllevará, a corto plazo, la saturación del sistema.
En total, hay en Austria unas 2000 camas de cuidados intensivos disponibles (cifra, por cierto, que conviene revisar). Cuatrocientas o quinientas camas de cuidados intensivos, incluso setecientas o mil (al fin y al cabo es la mitad de las existentes) no deberían ser demasiadas y sin embargo lo son. ¿Por qué?
El concepto “cama” lleva a error, porque podría inducir a pensar que con comprar muchas camas ya valdría.
Y sin embargo, un puesto en una unidad de cuidados intensivos es más que una cama. Un puesto en una unidad de críticos es un producto de alta tecnología médica y, como tal, lo importante no es el conjunto de aparatos en sí, sino, sobre todo, los técnicos especializados que manejan esos aparatos. Esos técnicos son los médicos y las enfermeras intensivistas.
En otras palabras: imagínese el lector lo que le serviría que le dieran un coche a uno de los simpáticos primates que viven en el zoológico de Schönbrunn. Pues con esto, lo mismo.
La clave es el personal. En este momento, los técnicos especializados que nos tendrían que curar en el caso de que enfermásemos gravemente de CoVid YA están al límite.
La razón es fácil de entender: cuando uno está muy enfermo, necesita que le cuiden más. Durante más tiempo. Más gente. Y naturalmente, de manera más especializada.
Después de preguntar a varios médicos y enfermeros para hacerme una idea y poder escribir este artículo, la conclusión que he sacado es que es muy difícil aumentar el número de camas disponibles, porque los intensivistas son personas que cuentan con una formación muy compleja y que no se puede improvisar. Ni en tres meses, que es lo que ha pasado desde la última ola, ni en un año.
La cantidad de recursos existentes basta y sobra para una situación normal, pero el aumento vertiginoso de los casos entre los no vacunados, el cual se traducirá sin ninguna duda en unos cuantos días en un aumento vertiginoso de la ocupación de camas de enfermos graves hace inviable una reacción rápida del sistema.
Por otro lado, decir que en Austria hay 2000 camas (aproximadamente) de cuidados intensivos también es decir una media verdad. No todas las camas de cuidados intensivos que entran en esa cuenta son en realidad camas de cuidados intensivos. Me explico: todos mis lectores habrán oido que cuando a uno le operan con anestesia general le llevan a “Reanimación” y ahí le tienen hasta que se le ha pasado el efecto de la anestesia y le pueden pasar a planta. Pues bien: esas camas, de reanimación, que son una versión más simple de las camas de cuidados intensivos también se suelen contar como camas de cuidados intensivos cuando se da cuenta de la capacidad disponible.
En resumen, y por dramático que pueda parecer, YA podríamos haber fracasado en la tarea de evitar un colapso. Es probable que llegue en los próximos días. Solo podemos intentar evitar que se prolongue. Y la única manera es vacunarse. Muchas personas. Muy rápidamente. Lo más rápidamente posible. Porque la vacuna proteje de los cursos graves de la enfermedad.
Hay recursos sobrados para ello.
Nos estamos jugando la vida de muchas personas.
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