Austria se prepara para que pueda faltar incluso un tercio de los trabajadores, a causa de la expansión de ómicron. Esto es todo lo que hay que saber.
21 de Diciembre.- La variante Omicron del coronavirus crece a ojos vista. En algunas partes de Europa, por ejemplo el Reino Unido, la nueva mutación ya está poniendo en serios aprietos al sistema sanitario.
En Austria, de momento, la situación es tranquila pero todo parece indicar que no será así por mucho más tiempo.
Los matemáticos que están elaborando modelos para predecir cómo será la situación dibujan un panorama bastante distinto del actual para dentro de un mes. Según los científicos, a finales de enero del año próximo podríamos romper el récord de los 16.000 nuevos contagios diarios.
En declaraciones al informativo de mediodía (Mittagsjournal) de la ORF, Peter Klimek, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Viena, ha afirmado que no nos enfrentamos a una ola “sino a un muro”, a una auténtica pandemia dentro de la pandemia (él la ha llamado “Pandemia 2.0”).
La diferencia, claro está, es que las vacunas han ayudado a que exista una cierta protección dentro de la población (según indican los primeros estudios, más alta entre aquellos que tienen la tercera dosis que en los de dos, en estos primeros de un 75% aproximadamente).
Aún así, quizá haya que contar, según Peter Klimek, con un alto número de personas contagiadas o en cuarentena, con lo que eso significa no solo en términos hospitalarios sino también en forma de bajas laborales.
Para intentar parar el golpe, muchas empresas e infraestructuras críticas están preparando planes de emergencia, para intentar reducir al máximo los problemas que pudiera causar la falta de fuerza de trabajo.
Así, para garantizar el suministro eléctrico, por ejemplo, se ha emprendido la separación de equipos, al objeto de reducir el contacto entre personas lo máximo posible. Esta estrategia se está adoptando sobre todo en las estaciones de producción de energía.
Donde se puede, se ha implantado el teletrabajo, también es obligatorio el uso de mascarillas FFP2 y se ha hecho un llamamiento a los empleados, al objeto de que sean cuidadosos en su vida privada.
Fuentes del Ministerio del Interior austriaco han señalado que aún no hay planes semejantes para las infraestructuras críticas dependientes del Gobierno federal. En cualquier caso, la crisis será gestionada por la unidad de crisis GECKO, de reciente creación.
(Hoy, en Alemania, por cierto, el Robert Koch Institut ha pedido a la población que, en lo posible, reduzca los contactos innecesarios de manera inmediata).
Asimismo, en los supermercados se están arbitrando soluciones para cubrir las potenciales bajas.
Se está trabajando con que hasta un tercio de la fuerza laboral austriaca pudiera quedar fuera de combate.
Ante este panorama, Peter Klimek ha intentado aportar una visión más o menos optimista. En primer lugar, como decíamos antes, la vacuna. Todo parece indicar que la tercera dosis proporciona una protección algo menor pero aún considerable (alrededor de un 75%) y en segundo lugar, todo parece indicar que cuando los números suben muy deprisa también bajan muy deprisa, de manera que, según Klimek incluso podría pensarse que no aplicar restricciones podría ser una solución.
De todo lo anterior se deduce que, por el bien de todos, será mejor pasar unas fiestas recogidas y no hacer muchos excesos.
Antes no los hacíamos por miedo a la gastritis y ahora…Pues eso.
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