Dos estudios publicados estos días nos dan un retrato robot bastante exacto de las personas que no se quieren vacunar. Pasen y vean.
28 de Diciembre.- Ayer se cumplió el primer aniversario del principio de la vacunación en Austria. Con este motivo, varios miembros del Gobierno (los ministros de Sanidad y Educación) y el director de Statistik Austria han presentado las conclusiones de un estudio que da algunos datos interesantes a propósito de la relación entre el nivel de vacunación y el nivel social y educativo de los ciudadanos.
Básicamente, el estudio pone de manifiesto las siguientes cosas :
-Cuanto más alto es el nivel educativo, más alta es la tasa de vacunación.
-Del mismo modo, los que trabajan se vacunan más a menudo que los que no tienen un empleo.
-La rama de actividad con mayor número de vacunados es la de los periodistas y trabajadores de la comunicación (85%) y los docentes (85%), en algunas partes del sistema educativo austriaco hay un 90% de personas vacunadas (AHS)
-Las personas de nacionalidad austriaca están muchísimo más vacunadas en comparación que sus convecinos extranjeros. En el grupo de los austriacos, el nivel de vacunación es de un 70% y en el de los ciudadanos extranjeros un 52%.
-Entre los extranjeros, la tasa de vacunación también varía sensiblemente, turcos y afganos se han vacunado en más de un 70% de los casos, en tanto que los sirios solo se han pinchado en un 55%. Los farolillos rojos son las personas de ciudadanía rumana, que solo se han vacunado en un 42,6%.
(Mi experiencia personal es que, cuanto más al este, más reacios).
-Debido al punto uno, el estudio apunta a una correlación entre el nivel de vacunación y la cualificación del trabajo que realizan las personas. Trabajadores en el sector de la información, periodismo, finanzas o aseguradoras son más proclives a vacunarse que aquellas personas que desarrollan tareas menos cualificadas.
El Gobierno ha recalcado que la valoración de todos estos parámetros permitirá en el futuro poner el acento en determinados grupos a la hora de hacer más eficaz la publicidad de la vacunación.
En todos los grupos de población estudiados los vacunados son mayoría (incluyendo a los que están vacunados y curados). Solo hay un cuatro por ciento de pobladores de este bonito trozo del planeta que estén solo curados.
En esto último, no se aprecia diferencia entre hombres y mujeres.
La edad también es un factor. Los menores de 35 primaveras son menos proclives a vacunarse, en tanto que los mayores, entre 75 y 85, pueden estar orgullosos de haber alcanzado una tasa de vacunación estupenda (87%).
En resumen : el prototipo de persona sin vacunar es alguien menor de 35, de nivel educativo bajo, con una nacionalidad distinta de la austriaca y sin un trabajo fijo.
LOS MANIFESTANTES
Este estudio se vuelve todavía más interesante cuando se lo compara con un estudio publicado estos días por la Universidad de Viena a propósito de los asistentes a las famosas manifestaciones negacionistas de los sábados.
Según este estudio, alrededor de un 17% de los austriacos están de acuerdo con estas manifestaciones.
El perfil de estas personas es, en lo político, tendente a la derecha, sienten rechazo por la ciencia y tiran a lo esotérico (lo mejor de cada casa, como puede comprobarse).
Para el estudio se han hecho alrededor de 1500 entrevistas a una población representativa y ha demostrado que entre febrero y noviembre de este 2021 el porcentaje de personas que apoyan estas manifestaciones ha permanecido estable.
Un 38% de los encuestados opina que las manifestaciones contra las medidas de la CoVid deberían estar permitidas, aunque solo un 17% piensa que sus reivindicaciones sean justas. Un 15% de las 1500 personas encuestadas tomarían parte en manifestaciones semejantes y un 12% de los encuestados lo haría incluso si no estuvieran permitidas.
En lo político, la mayoría de los participantes en las manifestaciones tienden a la extrema derecha. Un 82% votarían al partido antivacunas MFG y un 50% al FPö.
En cuanto a la problemática relación de estas personas con la ciencia, los autores del estudio las encuadran en la « Conspiritualidad » o sea, entre la conspiranoia y la espiritualidad. Un 54% de los participantes en las manifestaciones están de acuerdo con la afirmación « deberíamos regirnos más por nuestra opinión (Menschenverstand) y menos por los estudios científicos. Un 57% de los participantes en las manifestaciones piensan que hay un complot entre científicos, políticos y las fuerzas e la economía (un 18% de las personas que no están de acuerdo con las manifestaciones también lo piensan).
Los que apoyan las manifestaciones creen más en la vida después de la muerte y en métodos de curación pseudocientíficos como la homeopatía (un 60%).
En resumen, nada que no hayamos dicho aquí desde que empezaron las manifestaciones. En cualquier caso, como redactor de este blog, me permito apuntar algo : lo que precede a estas líneas es el testimonio, ante todo, de un fracaso. El de llegar con información veraz y comprensible a una parte nada despreciable de la población.
Y por lo mismo, también es un peligro : extrapolando estas cifras resulta que hay, en números redondos, un millón y medio de personas en Austria que son analfabetos y no lo saben. Una población extremadamente manipulable. Estamos sentados en un barril de pólvora y alguien debería pensar (rápidamente) en una solucion.
Aquí, el link al estudio de la Universidad de Viena
Blog 138 – Corona-Demonstrant*innen: Rechts, wissenschaftsfeindlich und esoterisch (univie.ac.at)






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