Los casos de coronavirus volverán a subir a partir de ahora

Nikolas Popper ha presentado las previsiones de los científicos sobre la expansión de ómicron – El Ministro del Interior planea crear zonas seguras en torno a los hospitales para proteger a los profesionales sanitarios de los negacionistas.

29 de Diciembre.- Una de las personas más inteligentes de Austria (y también, a buen seguro, de las peor peinadas) el experto en simulaciones Nikolas Popper, ha presentado hoy las previsiones del consorcio de pronósticos que asesora al Gobierno y al que se le había encargado un modelo de cómo se van a comportar los contagios en un futuro próximo.

Las previsiones presentadas por Karl Popper cubren hasta el 12 de enero próximo y la conclusión principal es que hemos alcanzado el punto más bajo de los contagios y que a partir de ahora los nuevos casos volverán a empezar a subir. El punto está en saber cómo de rápido y cuanto.

Según las previsiones de Popper, la variante ómicron será la dominante en los próximas semanas y, según parece, la próxima ola empezará en Viena.

Después del respiro que ha proporcionado el último confinamiento, los expertos prevén que las hospitalizaciones volverán a subir a partir de la semana que viene.

Por poner esto en números, Viena registró este miércoles 912 nuevas infecciones, en una semana tendrá, si se cumplen los pronósticos, entre 1226 y 2020.

Con el decalaje acostumbrado, la nueva ola podrá aumentar también las hospitalizaciones. Para el 12 de enero (momento en el que se acaban los pronósticos) podría haber entre 639 y 1252 pacientes en planta. El pronóstico es bueno (relativamente) para las personas en cuidados intensivos que estarían por debajo del número que hay hoy. Los expertos opinan que habrá alrededor de 276.

Aún así, los expertos advierten que este pronóstico hay que tomarlo con un poco de precaución, ya que no se tiene un conocimiento exacto de cómo ha bajado la virulencia de la variante ómicron.

Popper también ha declarado que el pronóstico de los casos también hay que tomarlo con ciertas reservas, ya que, como hemos explicado solo se rastrean las PCRs en busca de variaciones en Viena y en el resto de los bundesländer no se hace un seguimiento tan exhaustivo.

La tasa de reproducción efectiva de la variante ómicron, según los científicos, es de 1,8 (o sea, cada persona infectada contagia a su vez a dos).

Confirman también las previsiones que salieron la semana que viene, que hablaban de que en enero se rompería el récord de los 15000 casos diarios (no hay más que ver la evolución de Francia, Italia o el Reino Unido).

EL MINISTRO DEL INTERIOR QUIERE PROTEGER LOS HOSPITALES

El Ministro del Interior austriaco, Sr. Karner (el paisano de Dolfuss) ha comparecido hoy también ante los medios para pedir prudencia a la gente a la hora de celebrar la nochevieja.

No le falta razón si, como consideran los expertos, a partir de este momento viviremos una fase expansiva de los contagios.

También ha anunciado que el Gobierno está planeando restringir las manifestaciones de los negacionistas y de los antivacunas alrededor de los centros hospitalarios creando zonas seguras. Karner ha señalado que, efectivamente, el derecho a manifestación es “un gran bien” pero que no se puede consentir que entorpezca a los profesionales de la sanidad en el tratamiento de los pacientes.

Todo esto viene después de que ayer Herbert Kickl, el líder de la extrema derecha austriaca, volviera a aparecer ayer en el informativo de máxima audiencia de la ORF para hacer propaganda de la Ivermectina.

También habló del antisemitismo de los manifestantes de los ´sábados, pero las excusas fueron tan asquerosas que no merece la pena ni consignarlas.

Ayer, por cierto, dio otra vuelta a la tuerca de sus peligrosas afirmaciones, declarando, en contra de toda evidencia, que los medicamentos contra el coronavirus contienen este principio y que en las unidades de cuidados intensivos se les da a los enfermos ivermectina para tratar la infección por coronavirus.

No sirvieron de nada las intervenciones del presentador con la evidencia científica disponible. Él insistió.

Herbert Kickl, como es natural, no es tonto, ni es un pirado negacionista. Él sabe perfectamente -y eso es lo malo- que lo que está diciendo es mentira pero le mueve el puro cálculo político. Él sabe que hay un millón y medio de personas en Austria para las cuales la pandemia resulta un asunto demasiado complicado (por haber renunciado ya a pensar o porque no les llega la cultura científica desde el principio) y sabe que esa gente está buscando, cómo sea, clavos ardiendo a los que agarrarse.

Y claro, él quiere ser el mejor, el único proveedor de clavos ardiendo.


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