Austria, se aproxima a una encrucijada

Todo indica que la situación en Austria se va a complicar rápidamente en los próximos días. El Gobierno se encuentra en una encrucijada en la que, probablemente, no hay una solución buena.

4 de Enero.- Como estaba previsto, las cifras de nuevos contagios empiezan a subir en Austria. Hoy, se ha alcanzado el valor más alto desde principios del mes pasado: casi cincomil quinientos nuevos casos.

Y seguirá subiendo.

Los modelos elaborados por los expertos indican que, en muy poco tiempo, hasta un veinte por ciento de la población austriaca podría estar infectada. Al mismo tiempo. Un porcentaje de personas muy alto y es que, aunque según parece, el sistema inmunitario de los vacunados (mejor con las tres dosis) aguanta bastante bien el tipo, aún hay en Austria un número bastante alto de cenutr…Digooo de personas que no se han decidido a pincharse. Los expertos consideran que esto puede ser una bomba de relojería y le piden al Gobierno decisiones rápidas.

No les falta razón si tenemos en cuenta lo que está pasando en España, por ejemplo, en donde lo preocupante no son, como en otras olas, las Unidades de Cuidados Intensivos, sino la atención primaria que, en muchos lugares, está contra las cuerdas.

La advertencia de los científicos es clara: cada día que pasa es un día perdido en evitar lo que podría ser una catástrofe, con un escenario en el que podrían dejar de funcionar servicios esenciales debido a falta de personal que los atienda (por ejemplo) o un colapso del sistema sanitario.

Urgen a actuar con velocidad y decisión: por ejemplo aumentando la tasa de vacunación (de terceras dosis también) a como dé lugar.

El Gobierno austriaco no se encuentra sin embargo ante una decisión fácil.

UN PROBLEMA PARA EL QUE NO HAY UNA SOLUCIÓN BUENA

Por un lado, está el viejo dilema entre la protección de la salud pública y la economía (un dilema cuyas consecuencias la economía suele exagerar para su provecho y así están las estaciones de esquí austriacas, de bote en bote y de telesilla en telesilla) pero también está una población no solo cansada, sino también enormemente polarizada.

Tan polarizada que los expertos están esperando lo que podría ser la aparición de una clase nueva de violencia que comprometa la seguridad pública: la protagonizada por los antivacunas más radicales, cuyos vínculos con la extrema derecha son, a estas alturas, innegables.

Durante estos días, ha circulado por las redes un vídeo en el que se veía a uno de los líderes más conspícuos de los antivacunas con un líder neonazi (convicto) apelando a emprender “métodos militares” en las manifestaciones.

Está claro que los dos estaban borrachos como cubas, pero también está claro que son amenazas que pueden y deben tomarse en serio. Porque por cada dos borrachos que fanfarronean, hay cuatro sobrios que pasan a la acción.

Por otro lado, implementar medidas no tiene ningún sentido si nadie las sigue.

A pesar de que la variante ómicron parece ser menos virulenta, sigue siendo peligrosa para los no vacunados (especialmente para los no vacunados) pero insensiblemente (y puede ser que sea demasiado tarde para evitarlo) va calando en la población la noción de que puede ser mejor infectarse y/o dejar de tener cuidado.

O sea, jugar a lo que los científicos, con un cierto humor negro, llaman “la ruleta inglesa”. Una acción no exenta de riesgos.

Según alertan los médicos, incluso los cursos menos graves de la enfermedad llevan a padecer CoVid persistente (cansancio, problemas de memoria y otros síntomas). De ellos, protege la vacuna en la mayor parte de los casos.

Sin duda la papeleta a la que se enfrenta el Gobierno austriaco es de todo menos fácil. Se espera que pasado el festivo, el viernes, se hagan públicas las nuevas reglas que el Gobierno habrá consensuado con los miembros de la unidad de acción GECKO y con los representantes territoriales.

No es probable que incluyan un nuevo confinamiento (quizá porque, entre pitos y flautas no haga falta porque se pondrá tanta gente enferma a la vez que…Bueno, que tengan que estar en casa quieran o no).

Lo que sí que hace falta es extremar la precaución. Todo indica que nos vamos a contagiar de todas maneras, pero no le demos facilidades al virus.

La parte buena es que, quizá, la expansión rapidísima de ómicron nos acerque a la inmunidad de grupo.

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