Hombre pintando una ventana

La justicia europea declara nula una ley austriaca

Hombre pintando una ventanaEn estos días pasados, la justicia europea ha declarado una ley austriaca. La decisión nos afecta principalmente a los trabajadores comunitarios que desarrollamos aquí nuestra labor.

27 de Enero.- En estos días pasados, el primer gabinete de Sebastian Kurz (coalición entre la derecha y los “derechers”) ha sufrido un golpe que podríamos calificar de póstumo.

Veamos.

UNA ESQUIZOFRENIA DE LA QUE NADIE PARECE DARSE CUENTA

La extrema derecha de todos los países se caracteriza por dirigir su discurso populista a los niveles más bajos de la clase trabajadora.

Es en ese segmento del bajo proletariado, en donde antiguamente reinaba la izquierda, en donde se sienten más las fricciones que representa la globalización. Son los empleados austriacos de la hostelería, por ejemplo, los que ven su posición amenazada por mano de obra extranjera.

El discurso de la extrema derecha, en este sentido, tiene una doble vertiente: por un lado, alerta de una supuesta “invasión” de mano de obra extranjera que viene a “quitarle el trabajo” a los austriacos. Un discurso racista muchas veces, que colinda frecuentemente con la xenofobia.

Por otro lado, la ultraderecha trata de reflotar la autoestima de los obreros austriacos poco cualificados con otro estereotipo: el del extranjero vago que, sin trabajar (o trabajando lo justo) vive de las ayudas del Estado.

Y no solo él, por cierto.

Todos los que hemos vivido en Austria un cierto tiempo hemos escuchado de algún cuñado nuestro las leyendas que corren de aldeas enteras de Rumanía, Moldavia, Eslovaquia o Hungría que viven del salario (y de las ayudas sociales) de un solo trabajador (o trabajadora) que, fregando suelos, cuidando viejos o, simplemente, cobrando el paro, sostiene a una masa de niños mocosos y de borrachos que se gastan en vinazo todo lo que los austriacos le dan al Estado en forma de impuestos.

En fin.

UNA LEY MARCADA POR LA POLÉMICA DESDE EL PRINCIPIO

En 2019, como parte de uno de los acuerdos que sostuvieron la coalición entre conservadores y ultraderechistas, se promulgó una ley que afectaba a las ayudas que los trabajadores extranjeros en Austria cobran para ayuda a la crianza de los hijos y que son (o quieren ser) un estímulo a la natalidad.

Según la doctrina de la ultraderecha (ver párrafo dedicado a las aldeas rumanas) era una injusticia que los trabajadores austriacos cuyos hijos vivían en Austria, cobrasen lo mismo que los trabajadores, pongamos rumanos, cuyos hijos pequeños vivían, por ejemplo, en Timisoara.

Dado que, como es evidente, una bolsa de pañales no cuesta lo mismo en Viena que en Timisoara, la ley establecía un índice, de manera que las ayudas debían “adecuarse” al coste de la vida de los países de residencia de los hijos de los trabajadores.

Esto llevaba a la situación de que un trabajador austriaco pata negra cobraba, pongamos, cien euros en ayudas en tanto que su compañero, si sus hijos vivían en Rumanía, haciendo el mismo trabajo, cobraba veinte.

Como los seguidores de la extrema derecha son, en general, unos cobardes gallinas, capitanes de las sardinas, la indexación afectaba principalmente a los trabajadores extranjeros más vulnerables y que, por lo tanto, se podían defender menos.

Al promulgarse la ley, la Comisión Europea demandó a Austria frente al Tribunal de Justicia Europeo (fue en mayo de 2020), el cual le ha dado la razón, declarando nula la ley austriaca, por contraria al derecho comunitario.

DISCRIMINACIÓN, MEZQUINDAD Y MIOPÍA

Según el tribunal europeo, la ley es contraria al derecho de la Unión porque discrimina a ciudadanos dependiendo de su procedencia (teniendo en cuenta, además, que los trabajadores en Austria, independientemente de su nacionalidad, pagan los mismos impuestos) y no solo eso: no se aplica a trabajadores austriacos que desarrollen su labor en Esta Pequeña República pero cuyos niños, por la razón que sea, vivan en otros países de la Unión.

Después de esta decisión, el Estado austriaco está obligado a pagar la diferencia entre lo que los trabajadores extranjeros han recibido durante estos años y lo que deberían haber recibido si la ley no hubiera entrado en vigor.

Todas las fuerzas políticas austriacas han saludado con satisfacción la decisión del tribunal europeo. Todas, claro, menos la extrema derecha, que ha observado un estruendoso silencio.

Y es que la ley, puro populismo del peor, aparte de mezquina y discriminatoria, era estúpida. Un tiro en el pie que Austria se disparaba a sí misma. Las ayudas por hijos son muchas veces el incentivo que atrae a una fuerza de trabajo que desempeña las tareas duras o desagradables que los austriacos no quieren hacer. Por ejemplo, la recogida de cosechas o el cuidado de personas mayores.

Lo vimos cuando se cerraron las fronteras al principio de la pandemia ¿Verdad? Pues eso.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.