Susto, gusto y disgusto

El Gobierno ha anunciado hoy el “aplazamiento” de la vacunación obligatoria, aunque sigue la recomendación. Sin embargo, la situación general (por lo menos en Viena) no es tan buena como sería deseable.

9 de Marzo.- En Austria existe una especie de tradición no escrita y es que, justo después de que un ministro jura su cargo, comparece ante los ciudadanos en la televisión pública. Generalmente, en el telediario de la ORF, el Zeit Im Bild.

Susto

Así fue ayer con el nuevo ministro de sanidad, Sr. Rauch, el cual había jurado su cargo apenas unas horas antes (diez, según su propia confesión). Su predecesor en el cargo era un hombre sumamente torpe en cuanto a la comunicación se refiere. O hablaba mucho, o hablaba poco (más bien siempre poco) y en general acudía a las entrevistas (cuando lo hacía) con el mismo ánimo fúnebre que quien va a hacerse una endodoncia.

Aunque yo admiro mucho a Armin Wolf, el presentador del telediario y probablemente una de las cabezas mejor amuebladas de Austria, tengo que reconocer que, si alguien cometiera la imprudencia de hacerme ministro, estaría seriamente preocupado si me tuviera que entrevistar.

Wolf es tan inteligente como incisivo y, como suele sucederle a las personas inteligentes, rara vez se conforma con la primera respuesta. Además, él está muy imbuido de su responsabilidad frente a la audiencia. Es muy consciente del servicio que presta, de tal manera que sea muy poco complaciente incluso con los políticos que le caen bien.

Si ya por todo esto Johannes Rauch debía de tener el miedo en el cuerpo, debió de unirse también otra cosa: el nuevo ministro, probablemente, ya conocía el informe de la famosa comisión sobre la vacunación obligatoria y sabía que al día siguiente (luego entraremos en eso) y sabía que nadie le iba a ahorrar el mal trago de, hiciera lo que hiciera y dijera lo que dijera, quedar como dicen que Cagancho quedó en Almagro. O sea, fatal.

Armin Wolf también conocía ya el resultado del informe -o sea, el “aplazamiento” de la vacunación obligatoria- pero quería oirselo decir al ministro antes de tiempo. Cosa que el ministro no estaba dispuesto a hacer de ninguna de las maneras.

Hubo en directo el tira y afloja correspondiente.

Armin Wolf preguntaba. El ministro tiraba balones fuera. Armin Wolf repreguntaba. El ministro le decía que acababan de nombrarle (“llevo diez horas en el cargo”). Armin Wolf no tenía piedad y al final, ante la falta de respuestas incluso amenazó con interrumpir la entrevista. “Si yo le pregunto pero usted no me contesta, es mejor que dejemos esto”.

No creo que después de lo de anoche Armin Wolf y Johannes Rauch quedaran como los mejores amigos del mundo.

Y si el enroque le sirvió ayer al ministro Rauch, esta mañana no le ha servido y ha tenido que anunciar el aplazamiento de la cuestión de la vacunación obligatoria.

Gusto (para los antivacunas)

Como decía más arriba, hubiera hecho lo que hubiera hecho ni su posición ni la del Gobierno hubiera mejorado.

De haber continuado con el proceso previsto, dadas las cifras actuales de enfermos ingresados en las UCIs, hubiera empezado una cascada de pleitos que hubieran colapsado la justicia. Por no hablar de que los antivacunas hubieran obtenido la valiosa munición de verse convertidos en mártires.

De esta manera, una parte de las personas que se han vacunado por miedo a las sanciones (aunque con eso, en algunos casos, hayan salvado su vida) van a sentirse estafados. Los antivacunas también tienen la sensación de que han ganado y de que las manifestaciones de los sábados, llenas de gente, aceptémoslo, muy poco recomendable, han servido para algo.

Disgusto

Poco después de que el Gobierno anunciase el “aplazamiento” nos enterábamos de otra noticia: hoy ha habido un nuevo máximo de nuevos contagios desde que empezó la pandemia: casi cuarenta y ocho mil personas han dado positivo en veinticuatro horas y cuarenta y dos personas han muerto debido a la CoVid o a causas relacionadas.

Los expertos cuentan con que vuelvan a subir mucho los casos y también los ingresos hospitalarios. No tanto quizá para que la viabilidad del sistema pero sí para sobrecargarlo. En Viena, por ejemplo, se ha alcanzado otro máximo: el de pacientes ingresados en los hospitales por CoVid.

Con fecha de hoy había 603, una cifra que no se veía desde (atención) noviembre del año 2020.

En los hospitales de Viena se están retrasando las operaciones que no son urgentes.

El alcalde de Viena ya ha anunciado que seguirá manteniendo medidas más restrictivas que en el resto de Austria por lo menos hasta el 31 de marzo.

Con vacunación obligatoria o sin vacunación obligatoria sigue siendo verdad una cosa: la manera más segura de protegerse de cursos severos de la enfermedad y de la CoVid persistente es vacunarse.

A partir de ahora, naturalmente, todos nos tendremos que fiar del sentido común de nuestro vecino. Seamos optimistas. Es lo que nos queda.

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