Transferencia de responsabilidad

En qué se parecen Will Smith, Vladímir Putin, los antivacunas y los creyentes en teorías conspiranoicas.

28 de Marzo.- A lo largo de los 16 años que llevo haciendo Viena Directo me han llamado de todo en las redes sociales. La cosa empezó cuando la página empezó a reflejar menos mi vida personal y más la vida de Austria. Los insultos alcanzaron un primer pico coincidiendo con la crisis de los refugiados de 2015. No fueron nada sin embargo comparados con la ola del negacionismo, los antivacunas y los creyentes en teorías conspiranoicas.

El agresor en redes: un intento de clasificación

Los perfiles de la gente que insulta en las redes se dividen en dos grandes grupos que tienen una cosa en común: una autoestima enana (pobres) y una inteligencia emocional más enana todavía (esta vez los pobres somos los demás).

El primer grupo lo forman aquellos que utilizan la red como fuente de anonimato y, con ese anonimato, de impunidad. Son individuos que, en general, llevan en Austria una vida gris. O sea, que la autoestima enana, en estos casos, está plenamente justificada.

Hay un segundo grupo que son los que yo llamo para mí “vampiros de atención”. O sea, son personas que buscan sobre todo que les hagan casito y utilizan los diferentes sitios en donde se publica Viena Directo como plataforma para ir al encuentro de un público que no pueden conseguir por otros medios.

Si el primer grupo, generalmente, insulta y agrede cegado por la falta de inteligencia y busca causar, sobre todo, un dolor indiscriminado, el segundo, como necesita sobre todo reflotar su autoestima, lo que busca es humillar. O sea, demostrar que son los más listos de su vecindario.

Masculinidad tóxica

Habrá observado el lector que he utilizado para describir a esta gente siempre términos y referentes masculinos. De mi experiencia he deducido que el 95% de los tipos agresivos en internet son hombres y solo un 5% mujeres (estos porcentajes, obviamente, no son científicos). Supongo que también porque en estos casos hay casi siempre un cierto componente de masculinidad tóxica que salta cuando menos te lo esperas.

Todas estas cosas me han venido a la cabeza pensando en el incidente que Will Smith protagonizó ayer durante la gala de los Oscar. No sé si habrán reparado mis lectores en que el argumento que han utilizado la mayoría de los que defienden que Will Smith se levantase y le atizase a un cómico una guantada con la mano abierta, es curiosamente el mismo que han utilizado los que han defendido la invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa y seguramente los que defienden que si yo me expongo a una cierta notoriedad en internet, tengo la culpa de los improperios que me dediquen.

Ese “lo hizo porque le obligaron a hacerlo”, “lo hizo porque no podía hacer otra cosa”, “lo hizo para defender a su mujer” (como si su mujer no fuera ya mayorcita para defenderse sola). Es el mismo argumento de los violadores “lo hizo porque la chica le obligó”, y el de los maltratadores con sus víctimas “mira lo que me obligas a hacer” o el del acosador “mira cómo me pones, no tengo más remedio que meterte mano” o el que utilizan todos los generales golpistas que en el mundo han sido (“el libertinaje había llegado hasta tal punto que nos vimos obligados a intervenir para reconducir la situación”).

Un componente fundamental de la masculinidad tóxica es el de transferir la responsabilidad a la víctima.

Este post, me temo, me ha quedado un poco off topic, pero analizar los mecanismos por los que se mueve el mundo  también es, si bien se mira, contar las noticias que importan.

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