Viena, ciudad de espías (rusos)

¿Está usted seguro de que no conoce a ningún espía ruso? Los servicios secretos rusos son muy activos en la capital de Austria.

29 de Marzo.- El servicio civil ruso de inteligencia se llama SWR y básicamente se dedica a recopilar información en los ámbitos político, económico, centífico-técnico y militar de aquellos países que le pudieran interesar a la Federación Rusa (actualmente, por ejemplo, la localización y las rutas de los envíos de armas de los países europeos a la República de Ucrania, al objeto, como es evidente, de hacer sabotajes).

La manipulación de la opinión pública fuera de la Federación Rusa también es parte de sus competencias. Por ejemplo, desde que empezó la guerra, el SWR ha empezado a pagar a Tiktokers occidentales para que emitan por sus canales propaganda prorrusa. Por ejemplo este vídeo en el que la pantalla está dividida en dos. En un lado, aparecen imágenes de diferentes conflictos del mundo (Siria, Afganistán,Yemen) y en el otro, el influencer de turno, diciendo que sobre esos conflictos no se habla. Cuando llegamos a Ucrania, con gesto burlón, se dice que de eso sí se habla.

No es el único servicio secreto de Rusia. También está la inteligencia militar (GRU, de profesión sus bombas) y la inteligencia nacional, llamada FSB, bajo cuyas atribuciones caen los ciberataques y la desinformación a escala global.

En total, unos 400.000 rusos se dedican a labores de espionaje a jornada completa o a tiempo parcial.

Viena: ciudad de los espías

Según informaciones publicadas por el Financial Times, uno de los puntos neurálgicos de la red de espionaje ruso en Europa es ¡Tachán! Austria y, como es natural, Viena (a ningún espía ruso se le ha perdido nada en Unterstinkenbrunn, como es natural).

De hecho, según el Financial Times, el Ministerio de Defensa austriaco es “prácticamente un departamento del GRU” ruso.

Desde el final de la segunda guerra mundial, Viena ha sido tradicionalmente una ciudad de espías. En aquellos momentos, guerra fría, primaba sobre todo la localización geográfica. Puede parecer pedestre, pero las antenas no tenían en aquel momento el alcance que tienen ahora, y Viena era la capital (neutral, además) que estaba más cerca del telón de acero. De hecho, hasta los noventa, el centro de la inteligencia americana en Europa también estaba en Viena, en la embajada de Estados Unidos.

Lo mismo puede decirse de la embajada rusa en Austria, que es sin duda uno de los centros más importantes de la inteligencia rusa en Europa occidental. La presencia rusa en Viena está muy por encima de la que existe en otros países europeos y según Thomas Riegler, experto en inteligencia, “debe tomarse en serio”. No se sabe cuántas personas trabajan para los servicios secretos de la Federación Rusa (como es natural) pero lo cierto es que son muchos.

Desde el principio de la guerra de Ucrania y con el nuevo orden mundial que la invasión ha empezado a configurar, todos los países europeos están empleándose a fondo en localizar los focos de influencia rusa en el territorio de la Unión Europea. En Austria la cosa no está fácil, primero, por el marco legal y segundo porque cuando la extrema derecha pasó por el Gobierno (Herbert Kickl fue Ministro del Interior) una de sus prioridades pareció ser que el servicio secreto austriaco (BVT entonces) saltara por los aires.

Servicios secretos austriacos: zona de obras

Recordarán quizá los lectores la insólita situación de las tripas de los servicios secretos austriacos abiertas en canal delante de los ojos del mundo en Febrero de 2018, con redadas policiales en su sede y una lucha sin cuartel por sus mandos directivos.

Los problemas habían empezado en 2017, cuando otro servicio secreto, parece ser que el británico, advirtió de que los servicios secretos de Austria habían dejado de ser una fuente de información fiable.

En 2018, tanto el Ministro del Interior, como el de Defensa, como el jefe de policía que ordenó la redada en la sede del BVT (Oficina Federal de Protección e la Constitución y Lucha contra el Terrorismo) eran personas del FPÖ o vinculadas a él. Los vínculos del propio Kickl y del FPÖ con la Federación Rusa y, especialmente, con el partido de Putin, Rusia Unida, hicieron que corriera la opinión de que el servicio secreto austriaco no era de fiar y otros servicios de inteligencia europeo consideraron que no era prudente compartir información con los austriacos, por lo menos en temas relacionados con Rusia y la extrema derecha.

Desde entonces, los servicios secretos austriacos andan renqueantes. Diversos fallos, por ejemplo, tuvieron como consecuencia el atentado islamista de 2020, dejaron su reputación muy tocada y el Gobierno entonces se vio en la obligación de hacer lo que en marketing se llama un “rebranding”. O sea, cambiarle el nombre al departamento (ahora se llama DSN, por Dirección de Seguridad del Estado y Servicios de Inteligencia) y el director, Sr. Omar Haijawi-Pirchner, el cual, parece ser, ha peregrinado que ha peregrinado por el resto de los servicios secretos europeos para decirles que en Austria ahora se hacen las cosas muy requetebién.

Por cierto, Viena no solo es la ciudad en donde más espías en activo viven, sino también aquella en la que más espías jubilados viven. Después de una dura vida de poner la oreja en las cerraduras, la capital de Austria parece ser la ciudad mejor para envejecer.

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