Seis razones por las que la Europa de Eurovisión es mejor que la Europa de Putin

Eurovisión, al contrario que la guerra, representa todo lo mejor de esta Europa que amamos. Eurovisión, por lo que diré, es el futuro que queremos para nuestros hijos.

11 de Mayo.- Todos los años, si no hay una causa de fuerza mayor, qué sé yo, una pandemia, es llegar estas alturas del mes de mayo y llegar Eurovisión.

Y con Eurovisión también llegan muchos señores y muchas señoras (y muchos “señoros” y muchas señoras) que se “rascan” las vestiduras y que sueltan lugares comunes del tipo “¿Eurovisión? Yo no lo veo, que eso es de frikis” o “¿Eurovisión? !Vaya porquería! Antes, antes sí que valían las canciones, que iba Julio Iglesias y Abba, y Romina y Albano -María-! Pero ahora…Ahora ná de ná”.

Y sin embargo, Eurovisión representa lo mejor de la Unión Europea en la que vivimos. Su lado más lúdico y más progresista.

Eurovisión es, o todos queremos que sea, el futuro por el que luchamos.

Y en este artículo me propongo demostrar por qué la Europa de Eurovisión (aunque hayan eliminado a Austria, los muy truhanes) es muchísimo mejor que la Europa de Putin (y quien dice la Europa de Putin, dice la Europa del FPÖ, o la Europa de Vox o la Europa de Marine Le Pen, que todo es el mismo escombro).

Aquí van las seis razones a propósito de por qué Eurovisión hace, cada año, el mundo mejor (al contrario de sus contrarios que hacen, cada año, el mundo un poco peor).

1. EUROVISIÓN FOMENTA EL APRENDIZAJE DE IDIOMAS Y CON ÉL, LA PAZ

No sé si mis lectores se habrán reparado en que este año hay muchos idiomas diferentes en Eurovisión. Desde los ucranianos pastoriles a los franceses que cantan en bretón, desde los búlgaros que cantan en ídem, hasta las islandesas que cantan en volcánico y las portuguesas que cantan en el idioma que mamaron.

Con un poco de buena suerte, habrá personas a las que les entre curiosidad y miren en el Google translator cómo se dicen las cosas. Y de ahí, al amor por los idiomas no hay ni dos pasos (así me dio a mí por aprender inglés cuando era niño).

Y aprender un idioma significa que uno tiene que aprender mucho más. Tiene que aprender a querer al país en donde se habla. Y si se quiere a un país, está feo bombardearlo ¿Verdad?

Además, Eurovisión deja fuera las razones principales de las guerras que son la política y la religión. Explícitamente. Es, pues, un ensayo general de la hermandad de los pueblos.

2.- EUROVISIÓN DEJA QUE LA GENTE SEA FRIKI

o sea, que cada uno sea como es. Que tire la primera piedra quién no sea un poco rarito. Y está bien que sea así. La generación de raros europeos a la que pertenezco, aprendimos con Eurovisión que, por lo menos una vez al año, estaba bien visto vestirse estrafalario, hablar raro, cantar coplas que no tenían por qué ser famosas y decir “guayominí”. Y que no pasaba nada. O sea, que salirse de la campana de Gauss “es bien”. Ole por Eurovisión.

3.- EUROVISIÓN ES GAY

Entre otras cosas. Y ole por Eurovisión. Y un país que ha sido tan ferozmente machista como ha sido Italia, puede mandar a que canten a dos chavales que se dicen, ante un público de varios cientos de millones de personas, qué bonitos ojos tienen. Ellos dicen que reivindican “el amor universal” pero oiga, ni falta que hace. Si ellos se quieren decir cosas bonitas está más que bien. Aunque solo sea porque seguro seguro seguro que habrá un chavalillo o una chavalilla en un pueblo de Albacete o de Peruggia o de La Mancha de Letonia que ya no tendrá miedo de confesarle a sus mejores amigos su primer amor. Y ya sabrán los lectores que del primer amor lo que más mola es contarlo.

Y lo que más mola de esto es que incluso en los países en donde reinan las fuerzas del mal (Hungría, por ejemplo) si salen dos chicos o dos chicas en Eurovisión dándose la mano, o un chico con barba vestido de chica, lo ve todo el mundo. Y la tolerancia se abre camino. Eurovisión, twelve points. Eurovision, douze points.

4.- EN EUROVISIÓN GANAR NO ES LO MÁS IMPORTANTE,

en contra de lo que sucede en esos sitios fascistoides en los que se ganan ensaladeras horrorosas y copas de la vida y cosas así. Es un contexto agradablemente exento del culto al héroe. O sea, que si pierdes, ni falta que le importa a nadie y si ganas, pues bueno, mola, pero tampoco es que sea la releche. Eurovisión es la venganza de los que éramos malos jugando al fútbol en el colegio. La mayoría de los participantes ya sabe que va a perder y aunque se hace mucha comedia con el tema este de los nervios y los puntos, todo es como de mentirijillas. Y mola.

5.- EUROVISIÓN ES SALUDABLE, AL CONTRARIO DE LA GUERRA

que, como todo el mundo sabe, mata. Como no se puede ver en serio, uno se ríe muchísimo, sobre todo si (ver punto seis) ve Eurovisión con amigos. La risa es, sin duda, lo más beneficioso que hay para el organismo. Se baja el estrés, se generan endorfinas, en fin. Un primor. Después de dos horas seguidas de reirse (dos por cada semifinal y dos por la final) uno está como nuevo.

Además, Eurovisión fomenta la memoria. Ayer, por ejemplo, mi amiga Maite y yo rememorábamos festivales que han dejado huella en la grey eurovisiva. Por ejemplo, Portugal, en donde salió el único Cayetano que le gusta a todo el mundo, que es brasileño, Cayetano Veloso. Repito, ver punto seis.

Y 6.- EUROVISIÓN FOMENTA LA AMISTAD.

Eurovisión se ve siempre con amigos. Incluso en la distancia. Se comentan las cosas por guasap. Los estilismos, los gallos, las canciones. Las redes echan humo en esta semana de mayo. Y está bien que así sea

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