Fallece en Nueva York la última nieta viva de Sigmund Freud

Hace tres días, a los noventa y siete años, falleció Sophie Freud, última nieta viva del doctor Sigmund. Esta es su curiosa historia.

6 de Junio.- La psicóloga y pedagoga social Sophie Freud, la última nieta viva de Sigmund Freud, el famoso psiquiatra inventor del psicoanálisis, falleció en Nueva York hace tres días, según informa el New York Times, periódico que, a su vez, cita fuentes de su hija, bisnieta del famoso doctor.

Sophie Freud ha muerto a los noventa y siete y no se puede decir que fuera una gran admiradora del psicoanálisis, método que describía como „cuento narcisista“.

Sophie Freud, como el resto de toda la descendencia del vienés que vino a abrir los sótanos de la mente, tuvo que huir de Viena en 1938, cuando los nazis invadieron Austria y la anexionaron al tercer Reich (la familia Freud era judía, y ya se sabe que los nazis le tenían a los judíos bien poca simpatía).

En 1998, la doctora Freud recuperó la nacionalidad austriaca, al haber tenido que huir de Viena, en donde había nacido el 6 de Agosto de 1924.

Su padre era Jean Martin Freud, el hijo mayor del psicoanalista, y su madre, Ernestina Freud, era logopeda.

Como muchos de los hijos de la burguesía ilustrada de entreguerras, Sophie Freud fue a la Schwarzwaldschule, la cual describía como „no especialmente creativa o alternativa, sino bastante estricta“ en unas declaraciones que concedió a la agencia de noticias APA con motivo de su visita al primer congreso de psicoterapia que se organizó en Viena en 1996.

Los padres de Sophie Freud no se llevaban bien, de manera que estaban separados. El padre se marchó al exilio en 1938, junto con su hermano Anton Walter Freud. Sophie y su madre, tras pasar por mil y una vicisitudes, consiguieron llegar a los Estados Unidos en 1942.

Allí, Sophie estudió psicología y trabajo social.

Sophie Freud, como muchos miembros de su familia, debió de ser una señora con una fuerte personalidad.

Hasta que se jubiló estuvo trabajando, incluso paralelamente a sus maternidades, cosa que no era frecuente en los Estados Unidos del siglo pasado y por lo que fue, según ella misma contaba, fuertemente criticada.

Le dio al doctor Freud tres bisnietos (que no llegaron a conocer a su bisabuelo). Dos mujeres y un varón.

Su carrera laboral se desarrolló principalmente en la Simmons University, en donde ejerció de profesora en la Esuela de Trabajo Social. Sus grandes pasiones fueron la protección a la infancia y el feminismo, y se esforzó por introducir las doctrinas feministas en su área de trabajo.

Publicó numerosos trabajos relacionados con la emancipación femenina y la violencia familiar.

Hasta que se marchó de Viena a los catorce, Sophie Freud visitaba a su abuelo todos los domingos. No le recordaba como especialmente compasivo o cordial, pero según parece, siempre le daba una semanada de ocho Schillings.

El abuelo Freud, eso sí, vigilaba desde lejos el “turbulento” hogar que habían fundado los padres de Sophie Freud (cuando una austriaa dice esto, es que ese hogar debía de ser como el rosario de la aurora).

Pasada la guerra mundial, Sophie Freud fue una asidua visitante de esta ciudad que el Danubio riega con sus azules linfas.

Durante estas visitas se mostraba frecuentemente desmitificadora con el trabajo de su abuelo, declarándose una escéptica en relación a todo lo tocante al psicoanálisis. Hasta el punto de que, en un documental canadiense, dijo que consideraba que tanto su abuelo como Hitler habían sido “falsos profetas” del siglo XX. Los dos, según Sophie Freud, habían tratado de convencer a otras personas de las “verdades” que habían encontrado.

Cría cuervos, hubiera dicho don Sigmundo.


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