Uno solo para cargarlos a todos

Entre tantas desgracias como nos afligen, la Unión Europea nos ha dado hoy una buenísima noticia. A nosotros, consumidores, y al medio ambiente.

7 de Junio.- La escena se repite con cierta frecuencia en las oficinas de Europa (que son las que uno conoce más, en las del resto del mundo, suponemos que también). Un colega que tiene uno de esos días tontos ha salido corriendo de casa y se le ha olvidado echarse al bolsillo el cargador del móvil o telefonino.

Tragedia. Drama. Emoción. Intriga. Dolor de barriga.

A pesar de sus economías con los datos, de su no mirar internet, de su no mandar guarreridas sessuales por Guasap, el porcentaje de carga de la batería va disminuyendo de la misma manera angustiosa que en un cuento de Edgar Allan Poe. Total, que cuando la batería empieza a amenazar con entregar su alma, nuestro amigo no tiene más remedio que ir de un sitio para otro mendigando por amor de Dios un cargador. Ninguno sirve. Unos tienen “Apel”, otros “Juagüei” y otros vaya usted a saber.

Lo mismo pasa cuando uno se quiere cambiar de teléfono. Si se compra uno de una marca que no ha tenido, se tiene que comprar también un cargador y comerse el antiguo con las proverbiales patatas.

Desde hace tiempo, la Unión Europea estaba ocupada en este asunto en apariencia banal, pero que causa toneladas de residuos electrónicos anuales y un gran despilfarro de materiales y recursos que influye, entre otras cosas, en el cambio climático.

Tras una ardua negociación (aunque ya se sabe que más larga y dura es la del elefante) la Unión Europea y los fabricantes de chismes electrónicos han llegado a un acuerdo. A partir de mediados de 2024, todos los dispositivos electrónicos que se carguen con un puerto USB tendrán que llevar de serie un puerto USB-C. Según cálculos de la Unión Europea, esta medida no solo nos facilitará la vida a todos, sino que además llevará al ahorro de 250 millones de euros anuales

Aunque en principio la regla regirá solamente para los dispositivos más chicos, también terminarán incorporándose los ordenadores de sobremesa y otros chismes. A partir del momento en que la ley entre en vigor, las empresas que vendan en la UE tendrán 40 meses para ponerse al día.

La resistencia mayor ha venido de Apple.

Por política comercial (para no poner fácil a la gente que se pase a la competencia y para aumentar ese sentimiento de los usuarios de Apple de que están trabajando con lo mejor que hay disponible en el mercado) la firma de la manzana mordida tiene su propio sistema de carga con su propia clavija, que se llama Ligthning.

Cuando la Unión Europea anunció su intención de obligar a todos los fabricantes sin excepción que vendieran en la UE a unificar su puerto de carga, Apple se rebeló como gato panza arriba. Aducía la empresa que obligar a todos los fabricantes a utilizar un determinado sistema iba en contra de la innovación y que, más tarde o más temprano, la cosa iría en contra de los intereses del consumidor.

Parece ser que, por fin, las resistencias de Apple se han vencido (cualquiera sabe lo que nos ha costado) y esta empresa está probando “áifons” con cargadores USB-C. Hay algunos que dicen que podría la empresa tomar una determinación aún más drástica y renunciar por completo a la carga con cable.

En resumen: un cacharro menos.


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