La comedia de las mentiras con los Soles del Sur

Ayer, risas en el Theather Forum. Queda una sola representación ¡No os la perdáis!

1 de Julio.- En todas las cosas de la vida pasa lo mismo: cuando se tienen dominados los resortes de la técnica, llega el momento de disfrutar. Y, si uno tiene suerte, llega también ese momento en el que uno, además de disfrutar, se sorprende por aspectos insospechados del trabajo que está haciendo y se convierte en su primer espectador, o en su primer lector y tiene la sensación de que la obra, la que sea, se está creando delante de los propios ojos.

Pensaba yo todas estas cosas ayer, mientras veía a los Soles del Sur -o a una parte de ellos- interpretar La Comedia de las Mentiras, basada en textos de Plauto, en el Theater Fortum, en la Porzellangasse 50.

Antes de seguir con el artículo, me gustaría decir que hoy a las siete y media hay una última representación y que es casi obligatorio dejar lo que uno esté haciendo para ir a verles. Porque no solo se pasa muy bien, sino que se aprende mucho de teatro.

El texto de La Comedia de las Mentiras es una modernización de obras de Plauto, un autor que tenía un ojo imbatible para lo que el público de su época (y de la nuestra) quería. Plauto tomó un material en principio culto y algo acartonado,como eran las comedias griegas, y les dio un buen cepillado y una buena sacudida y rebajó un poquito el nivel para que lo mismo pudiera disfrutarlas el emperador que la tía Pomponia, la de Tarraco.

La dificultad que existe al montar un texto semejante es que, naturalmente, los personajes son poco más que figuras de guiñol dibujadas a brochazos y que son los actores los que tienen que dotarlas de humanidad. En el caso de los Soles del Sur, prueba superada.

Siendo todos los personajes difíciles, quizá el más complicado de los siete protagonistas fuera el de Tíndaro, que es el que hace el “inocente” de la función. Cualquiera que lo haya intentado sabe que la inocencia es muy difícil de dar en escena, porque es un poco como el juego de las siete y media, que pasarse o no llegar es lo más fácil. En este caso, el actor (Víctor Martín Gómez, creo que, además, es novedad) salió más que airoso del intento.

Otro reto, común a todos los que acometen el esforzado oficio de hacer reír al respetable, es el ritmo. Representar una comedia (o contar un chiste en una cena de navidad de empresa) es una cuestión, sobre todo, de oído. Primero, hay que encontrar esa velocidad que pilla al cerebro desprevenido (si un chiste se explica, deja de ser un chiste) y después hay que encontrar el momento de “encajar” las bromas entre las risas del respetable. Eso, cuando se son siete personas en escena, es considerablemente difícil. Y ayer estuvo en general muy conseguido.

Ayer, el texto sonó cristalino todo el rato (por cierto, que es un texto que, idiomáticamente, es muy sabroso) y fue de verdad muy placentero ver a los actores (me viene a la memoria una escena entre los personajes de Calidoro (Eduardo Hernández San Deogracias ) y Cántara (Aitana Vivó Cordón) jugando un partido de tenis divertidísimo con un texto “picado” como se dice en el argot. Uno se los imaginaba “pasando” aquello, como uno hacía cuando era chaval. Se llama “pasar texto” cuando se dice sin entonación, nada más para fijarlo.

Me gustó muchísimo la mala leche de Hipólitas (Mariangela Corsetti, la única paisana de Plauto en el reparto, por cierto). En el texto, para explicar que no es española,  se hablaba de su “extraña dicción” pero, en mi opinión, no hubiera hecho falta. Si Mariangela se llamara Maricarmen, nadie se hubiera dado cuenta. Y Alessandro Pastore, que hacia de su hermano Leónidas se ha ido convirtiendo estos años en un expertísimo actor de comedia, que ha logrado un tono en el que hace que parezca fácil lo que es muy difícil y que es sentirse cómodo en escena y crear la ilusión de que el personaje existe y es de carne y hueso.

El personaje de la prostituta Gimnasia, que interpretaba ayer Mai Arrién de una manera muy desenvuelta, me llevó a una reflexión también. Plauto escribió sus comedias hace dos milenios, en un mundo muy distinto del nuestro. Un mundo que era esencialmente pagano, en el que había mucha más libertad (para lo bueno y para lo malo, también). Y sobre todo en el que no había conciencia del pecado. Todo el paganismo de la obra, con su celebración del disfrute y del cachondeo -que es, en el fondo, lo que creo que Plauto reivindicaba por encima de todas las cosas- está concentrada en el personaje de Gimnasia.

Ángel Sánchez, que interpretaba a Degollus/Filemón, hacía una composición muy traviesa de su personaje, de manera que uno le tenía simpatía a un personaje que, al principio, entra (como su nombre indica) a degüello.

He mencionado antes a Eduardo Hernández quizá metido en uno de los embolados más delicados de su carrera en los Soles del Sur (supongo que él, como es muy inteligente, habrá sido consciente), sobre todo en estos tiempos en los que si uno se sale un punto de la corrección política, corre gran peligro. Durante el primer cuarto de hora, uno, francamente, tuvo miedo de que fuera a fracasar en el intento. Pero luego se me pasó, porque Eduardo consigue darle a su personaje una humanidad, una “maternidad”, que probablemente esté en el texto escrita de otra manera. Pero así son los grandes actores, que cogen el texto y crean a partir de él.

Dejo para el final la dirección. La Comedia de las Mentiras tiene en este sentido la misma dificultad que todo el teatro clásico y es que no hay acotaciones de lugar o de tiempo. Solo entradas y salidas. En general, esa “regulación del tráfico” suele ser lo más complicado en estos textos. Como siempre, Aitana Vivó ha solventado la tarea con mucha eficacia -también supongo que habrá ayudado mucho que sus “cómplices” cada vez están más duchos en la cuestión-. Yo, personalmente, hubiera resuelto la vuelta de la pausa a telón bajado, pero eso, como pasa siempre, son cuestiones de gusto.

No quiero extenderme más porque no quiero quitarle a los lectores más tiempo para que vayan a internet y reserven su entrada. No se van a arrepentir.


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Comentarios

Una respuesta a «La comedia de las mentiras con los Soles del Sur»

  1. Avatar de Luis Baltanás Guzmán
    Luis Baltanás Guzmán

    Me ha parecido muy ilustrativo y edificante el contenido del “artículo “ sobre la obra y sus personajes. Una pena no estar en Viena. Abrazos para todos

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