Así se fija en Europa el precio de la electricidad

El canciller Nehammer ha pedido hoy una solución a nivel europeo para desvincular los precios de la energía eléctrica y del gas. Así se fija el precio que pagamos todos.

28 de Agosto.- Estos días, se ha sabido que el criminal Vladimir Putin está causando una catástrofe climática que probablemente no tenga precedentes: al objeto de reducir el suministro de gas que llega a Europa -y a Austria- por el gaseoducto Nordstream 1, Putin lleva meses quemando enormes cantidades de gas natural y lanzando miles de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.

Su objetivo es subir el precio del gas para provocar en Europa una enorme carestía de los precios de la energía, en especial, de la electricidad.

La expulsión a la atmósfera de semejante grado de energía provocará en un futuro no muy lejano cambios salvajes en el clima, que harán amplias zonas del planeta inevitables.

EL GOBIERNO AUSTRIACO PIDE UNA SOLUCIÓN

Hoy, sin embargo, el Gobierno austriaco se ha reunido con representantes de las empresas eléctricas para intentar llegar a un consenso a la hora de tomar medidas.

Tras la reunión, Karl Nehammer, en nombre del Gobierno austriaco, ha emitido un comunicado en el que pide una solución a nivel europeo, un tope para el precio de la electricidad.

La pregunta es ¿Es esto factible?

Antes de entrar en más detalles, habría que decir que ya existe un precedente: los Gobiernos español y portugués consiguieron la llamada “excepción ibérica” a la subida de los precios de la luz. Esta excepción ibérica amortiguó un poco la subida de los precios de la luz en los dos países del suroeste europeo.

En general, los topes de precios no suelen ser buena idea. Cualquiera que haya ido a una clase de economía alguna vez sabe que si se intervienen los precios por debajo de lo que marca el mercado se corre el riesgo de que los fabricantes de cualquier bien (la energía en este caso) decidan que no les conviene producir y se retiren del mercado, afectando así al suministro.

En mi opinión, se da la circunstancia en este caso de que correr el riesgo en este caso quizá merecería la pena. La electricidad que se produce utilizando el gas tiene una influencia claramente desproporcionada en el precio final.

Creo que quedará la cosa un poco más clara si explicamos un poquito cómo se averigua el precio de la luz.

CÓMO SE FIJA EL PRECIO DE LA ELECTRICIDAD

En primer lugar, hay que explicar que la electricidad no se puede almacenar.

Esto implica que existe un mercado diario (el pool) en donde se “casan” la oferta y la demanda.

O sea, se decide cuánta electricidad se va a producir y a qué precio al día siguiente.

Pool en inglés significa “piscina”.

Cada día, las eléctricas lanzan a esa piscina las cantidades de energía que, según sus estimaciones de la demanda, se van a producir de diferentes formas. O sea, centrales nucleares, energías renovables, ciclos combinados y, naturalmente, las formas más raras como el carbón y, por supuesto, el gas.

A esta actividad, que resulta en una subasta, se le llama “despacho diario” y de esa subasta sale un precio, que se llama “precio marginal”.

A la piscina se van “lanzando” cantidades de producción eléctrica de menos caras a más. Se empieza con la electricidad barata, la producida por las centrales nucleares. Son más baratas porque no se pueden permitir parar y, por lo tanto, necesitan que se absorba toda su producción. A veces, incluso, la energía eléctrica que se produce en las centrales nucleares llega al pool a coste cero. Después, la eólica y la solar, cuya rentabilidad está fijada por ley y, por último, la producida por fuentes más raras y/o muchísimo más caras (como el carbón y el gas).

Por muy perverso que pueda parecer, el “precio marginal” lo fija la última entrada en el pool, o sea, el gas. Y como el gas está carísimo, el precio marginal es el que fija el gas que, según datos de la comisión europea, representa “solo”entre el 38% y el 41% del total.

El precio que pagamos los consumidores se compone de ese precio marginal más otra serie de peajes y comisiones de las eléctricas.

Hace mucho tiempo que la misma España y otros países (ahora Austria también), piden que el precio de la electricidad (ese precio marginal) sea más transparente y, sobre todo, que el gas esté representado de manera más proporcional a su importancia en el mix total. O, directamente, que se desvincule el precio de la electricidad del precio del gas.

Mientras el precio de la electricidad en Europa esté tan estrechamente ligado al precio del gas, el asesino Vladímir Putin tendrá cogidos por los janderguander a todos los Gobiernos europeos, ya que del precio de la electricidad y del transporte depende casi todo lo demás.

A pesar de que las sanciones hayan colocado a la economía rusa al borde del colapso con una recesión que la golpeará con fuerza creciente a lo largo del próximo invierno, Putin podrá seguir financiando su maquinaria de guerra.

La solución, naturalmente, pasa en un primer momento por desvincular el precio de la electricidad del precio del gas, después por reducir la dependencia energética del gas (de hecho, desprenderse para siempre de los combustibles fósiles es, en estos momentos, vital para nuestra supervivencia como especie) o bien por bajar los precios en el mercado internacional, por ejemplo convenciendo a los países de la OPEP de que aumenten la producción.

Es muy difícil, pero no es imposible, y en algún momento habrá que hacerlo.

Es hora de que los veintisiete se pongan firmes.


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