Erwin Schrödinger y las mujeres

El animal más famoso de la física mundial es el gato del físico vienés Schrödinger, un hombre que tuvo una relación rara rara rara con las mujeres.

3 de Septiembre.- Sin duda, el gato más famoso de la física mundial es el de Schrödinger. Gracias al famoso gato, invisible dentro de su caja, la humanidad empezó a vislumbrar lo que será, en este siglo y el próximo –si el putín de Putin no tiene nada en contra- el futuro: la mecánica cuántica, de la que estamos empezando a ver los primeros frutos.

Schrödinger, que obtuvo el premio nóbel de física en 1933, no solo fue una mente capital del siglo XX en el campo de la física, sino que también publicó libros que inspiraron a otros científicos, como, los biólogos moleculares. Watson y Crick, los descubridores de la hélice del ADN, por ejemplo.

El físico austriaco murió en 1961 y claro, en aquella época había cosas que no se podían decir.

En parte porque mucha gente seguía viva todavía y en parte porque a mucha gente le hubiera dado un parraque si se hubiera enterado de cómo era de verdad la vida de Schrödinger que era de todo menos convencional.

Empecemos por los hechos probados:

Para empezar, Schrödinger y su santa, Annemarie, llevaban un matrimonio abierto y Schrödinger tuvo varios asuntos con otras mujeres -es de suponer que Annemarie tampoco se estuvo quieta mientras tanto, pero eso no lo dice la historia-. Durante algunos años, el matrimonio vivió en trío con Hildegunde March, la mujer del asistente de Schrödinger -de nuevo, no se sabe qué pensaba el asistente, quizá le resultaba un honor ser “coronado” por el glorioso maestro-.

De esta relación nació una niña y parece ser que fue este estilo de vida tan poco convencional lo que hizo la vida de Schrödinger un poquito insoportable durante su estancia en la Universidad de Oxford durante los treinta del siglo pasado.

En estos tiempos en los que ya no nos asustamos de nada, quizá muchos lectores piensen que semejante cacao maravillao sentixexual hacía de Schrödinger un pionero. Sin embargo, algunos sostienen que al físico, más que los gatos, le gustaban “las gatitas” o sea, que era un pedófilo.

Algunos autores hablan del “síndrome de Lolita” y sostienen que, entre 1939 y 1956, tiempo en el que Schrödinger pasó exiliado en la, por lo demás, católica Irlanda, tuvo dos rollos con dos estudiantes jóvenes a las que dejó embarazadas de sendas criaturas.

Algunos de sus biógrafos van incluso más lejos.

Por ejemplo, el químico estadounidense Walter Moore, que escribió una biografía de Schrödinger aparecida en 1989, cuenta que el físico se enamoró de una muchacha llamada Barbara MacEntee, que entonces contaba solamente doce añetes.

Según moor, la catástrofe la evitó el tío (y cura) de la criatura, el matemático Padraig de Brun, que le puso las cosas claras al vienés y le previno severamente de acercarse a su sobrina.

El periodista irlandés Joe Humphreys afirmó poco después que Schrödinger era un depredador sexual y que su comportamiento se asemejaba al de un violador en serie.

Al parecer, cuando el físico contaba 39 años, inició una relación con una niña llamada Ithi Junger, que en aquel momento tenía solo 14.

Junger se quedó embarazada de Schrödinger cuando tenía 17 y el físico la obligó a abortar.

Según Humphreys, Schrödinger también violó a Felice Krauss cuando tenía 15 años y a Annemarie Bertel, cuando tenía 16 y con la que más tarde se casaría.

Según artículos aparecidos posteriormente, entre ellos el publicado por el periódico alemán Taz con motivo del sesenta aniversario de la muerte de Schrödinger, el físico era un “partenófilo”, o sea, que le gustaban las niñas púberes.
Hasta qué punto estas acusaciones son ciertas o pueden probarse, dado el tiempo que ha pasado, es bastante incierto.

El propio Schrödinger tenía una relación bastante problemática con las mujeres, eso no era ningún secreto . Antes de morir dejó una lista -consultable en su legado de documentos- que incluía 13 nombres femeninos, entre los que se contaban por ejemplo sus amores platónicos de estudiante.

Según parece también nuevos documentos salidos a la luz indican que su relación con Ithi Junger no fue tal como la contaron los primeros biógrafos. Que el aborto se produjo a los veinte años y no a los diecisiete y que no fue tan terrible para la mujer como se había dicho,porque fue practicado en una clínica por un médico cualificado.

De las dos “estudiantes” poco queda también a la luz de los documentos aportados. Se utiliza el término “estudiantes” para insinuar que Schrödinger se aprovechaba de su situación de superioridad. Al parecer, ninguna de las dos era niña cuando conoció al físico vienés y nunca estudiaron con él.

Los descendientes de Schrödinger niegan las acusaciones contra el patriarca de la familia y acusan -como es lógico- a los biógrafos de refocilarse en escándalos que nunca sucedieron, exagerando una vida que, ya de por sí, tiene muchos detalles jugosos.


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