Amusant

Anoche, “Wassilo Talentín”, el candidato a la “bundespresidencia” pasó por el estudio del Zeit mi Bild. Con los resultados esperables.

20 de Septiembre.- El alemán austriaco está lleno de galicismos. Uno es „amusant“, que viene del verbo „s´amuser“ o sea, divertirse. Cuando algo es „amusant“ es algo que produce un gran regocijo. Un regocijo travieso. Irresistible. Cosquilleante.

Antes de escribir este texto, acabo de sentir exactamente eso, viendo la entrevista que ayer le hizo Armin Wolf a Tassilo Wallentin (o „Wassilo Talentín“) uno de los seis candidatos a bundespresidir esta pequeña república.

Extremadamente “amusant” (aunque no tan “amusant” como la entrevista en sí) fue la pieza que los periodistas de la ORF elaboraron, esbozando un retrato del candidato. En ella se decían un par de cosas que ponían de manifiesto las contradicciones entre lo que el propio “Talentín” dice de sí mismo y la realidad de su campaña. Por ejemplo, que él es un “amigo del pueblo y un enemigo de la política”. Considerando que el acto de presentación de su candidatura estuvo restringido a los periodistas y que solo tiene programados un par de actos públicos, la voz en off del reportaje se pitorreaba (un poquito solo, eso sí) de la supuesta cercanía de “Talentín” y nosotros, la plebe, el vulgo, el pueblo llano.

También se anunciaba la sangre que, en la entrevista posterior, iba a hacer Armin Wolf sobre otro de los caballos de batalla del candidato: o sea, su pretendida independencia. Se venía a decir -y así mismo se lo preguntó Armin Wolf, más “amusant” que nunca– que cómo tenía el santísimo cuajo de decir que era independiente un señor al que le apoyaba el periódico de más circulación del país, del que era, además, columnista y cuya campaña está financiada en gran medida por un millonario -Stronach-.

Se sacaba también algún que otro asunto del pasado de “Talentín”, como por ejemplo que había sido propuesto por la extrema derecha para ser magistrado del Tribunal Constitucional y que (por suerte para todos) Van der Bellen -presuntamente- había descartado su nombramiento.

Entre medias, aparecía “Talentín” hecho un pincel, guapo, pero con pinta de ser un poco obtuso, caminando hacia la cámara para que los telespectadores le vieran de cuerpo entero, llevando en la mano, bien visible, un ejemplar de la revista polícroma del Kronen Zeitung.

Antes de entrar a fondo en la entrevista, cabe decir que no era la primera vez que “Talentín” y Armin Wolf se veían las caras y que en la anterior, también Wallentin salió con un ojo a la virulé (metafóricamente hablando).

Después de presentarle y de llamarle en todo momento “Herr Doktor”, cosa que, en otros países hubiera cantado bastante a choteo, Armin Wolf le preguntó a “Talentín” que si su candidatura no obedecía a una venganza contra Van der Bellen por no haber permitido que llegase a magistrado del constitucional.

Talentín” repuso que no, que su candidatura obedecia a que, como Quevedo, había visto el desastroso estado en el que estaban los muros de la patria suya, y que, como ciudadano, se había sentido obligado a pasar a la acción.

Sin dejarse impresionar, Armin Wolf le preguntó a “Talentín” (esgrimiendo una cita suya) por esa independencia de la que se había hablado en el reportaje anterior.

Mientras “Talentín” trataba de explicar su peculiar concepto de la independencia, Armin Wolf hacía visibles esfuerzos para no reirse de él en su cara (como ya estábamos haciendo todos los telespectadores que no somos la mamá del Herr Doktor, claro). Sin embargo, al final, no tuvo más remedio que hacerle al entrevistado la pregunta del millón:

-¿Cuánto tiempo tardaría en dejar de apoyarle el Kronen Zeitung si usted propusiera alguna medida como,por ejemplo, un impuesto a las grandes fortunas?

Sorprendido, como si no hubiera podido concebir hasta el momento atrevimiento semejante, “Talentín” trataba de reaccionar cuando ya estaba Wolf atacando por otro flanco. Esta vez el papel del Bundespresidente en la Bundesrepública.

Armin Wolf le recordó a Wallentin (el cual, además, es abogado) que el papel de Bundespresidente está tasadísimo en la constitución y que apenas tiene margen de maniobra si no es por recomendación del Gobierno. Aquí “Talentín” se agarró a lo que todos los candidatos ultraderechistas: a la enmienda a la totalidad. Al, si no me gusta el Gobierno, lo echo (que es, por cierto, una facultad que, efectivamente, tiene el presidente de la República).

Acto seguido, y mientras el público -nosotros- enloquecíamos de “amusamiento”, Armin Wolf se puso a leer citas de los artículos dominicales de Wallentin, que dibujan una Austria llena de musulmanes y extranjeros ladrones, básicamente. Y empezó a demostrarle que estaban llenos de inexactitudes y mentiras.

Aquí “Talentín”, perdido ya cualquier rastro de calma, le decía a Wolf “usted lo que quiere es liarme, pero mis datos son exactos y nadie me ha demandado nunca por decir nada inexacto”.

El momento culminante fue cuando Wolf le preguntó:

-Pero, Herr Doktor, ¿De verdad se cree usted todas estas cosas?

Sobre la mesa, todo el rato, el último libro de Wallentin, una recopilación de sus artículos en el Kronen Zeitung.


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