El impacto del cambio climático será peor en las ciudades que en las áreas rurales

La emergencia climática está en marcha, pero sus efectos se sentirán más en las ciudades (como Viena) que en las áreas rurales.

30 de septiembre.- La emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero ha provocado una emergencia climática para la cual el ser humano, su principal causante, tiene que poner remedio ya. O sea, para ayer.

El verano pasado ha sido la demostración perfecta y un aperitivo de lo que está por venir. Después del de 2003 y del de 2019, el verano de 2022 ha sido el tercero más cálido no del siglo, sino desde que se tienen mediciones.

En el sur de Europa se han pulverizado récords de temperaturas y que el Mediterráneo se haya convertido en una gigantesca bañera de caldo que, en algunos puntos de la costa, ha alcanzado más de treinta grados, ha hecho que aumenten las precipitaciones y los fenómenos meteorológicos extremos.

El impacto de la catástrofre no es igual en todas las áreas de Europa y del mundo, pero de una cosa podemos estar seguros: de aquí a 2100 (en términos del clima, dentro de un ratito) Viena, según los científicos del ZAMG (o sea, de la Central de Meteorología y Geodinámica de Austria) va a ser una de las capitales más golpeadas.

El objetivo para minimizar -que no evitar- que grandes zonas del planeta se vuelvan inhabitables, es que la temperatura suba, como mucho, dos grados a partir de lo que se consideraba la media antes de la industrialización. La mala noticia es que, en Austria, por nuestra lejanía al mar, ya nos hemos cepillado ese tope, y los científicos piensan que podemos llegar a tener cinco grados más de media para cuando termine el siglo.

Así las cosas, en visión retrospectiva, este verano pasado (si no hacemos algo) será uno de los más fresquitos del siglo.

Según un estudio publicado por la revista especializada Communications, Earth & Environment, el impacto de las olas de calor agravadas por el cambio climático se sentirá de manera especialmente intensa en las ciudades, más que en el campo y sus habitantes sufrirán más sus efectos (este verano, en Madrid, se caía la gente muerta de calor por la calle, literalmente).

Las ciudades representan, según los científicos, “islas térmicas”. Este efecto isla aumenta por la concentración de la población.

Las personas autoras del estudio, científicos y científicas de la universidad china de Nanjing, han examinado imágenes de satélite de más de 2000 centros urbanos de entre 2002 y 2021 y han estimado que las ciudades sufrirán un aumento de temperatura de medio grado (¡Medio grado!) por década, de aquí a que acabe el siglo. Esto es, un veintinueve por ciento más de lo que se calentarán las áreas rurales.

Lo que se puede hacer, aparte de reducir nuestro impacto sobre el clima mediante cambios en nuestro estilo de vida (comer menos carne, utilizar menos combustibles fósiles, utilizar la energía de manera más eficaz, bajar nuestro consumo de cosas innecesarias drásticamente -especialmente ropa, que es una de las industrias más perniciosas del planeta-, etcétera) es hacer más verdes las ciudades. La vegetación, según las personas que han escrito el estudio podría amortiguar el impacto del cambio climático sobre las ciudades.

La de Viena, más en concreto, ya ha comenzado a implantar medidas para luchar contra el que ya es uno de los problemas más acuciantes de la Humanidad.

Aquí el estudio original

Surface warming in global cities is substantially more rapid than in rural background areas | Communications Earth & Environment (nature.com)


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