En el futuro, todos los austriacos hablarán inglés (o no)

El Gobierno austriaco quiere mejorar el inglés de los futuros ciudadanos de Esta Pequeña República. Un cambio en el sistema educativo obrará el milagro. Albricias.

4 de Octubre.- En el principio, o sea, en el siglo XVIII en Austria y un siglo después en España -que ya es paciencia- los monarcas se convencieron de que, para poder ser un poquito competitivos económicamente, era necesario que todos los, absolutamente todos, supieran lo justo para poder hacer su trabajo con un poquito de eficacia. O sea, imponer un nivel general homologable. Así nació la educación obligatoria.

En aquellos primeros momentos, se consideraba que los pobres podían apañárselas perfectamente con las cuatro reglas (o sea, sumar, restar, multiplicar y dividir), un cargamento de doctrina patriótica, para que no se les ocurriera tener ideas disolventes y otro poco de doctrina religiosa para lo mismo. Eso los niños. Las niñas, ni eso. Con que aprendieran a escribir su nombre, a coser, a guisar y que sus maridos (y los hombres en general) siempre tenían razón, iban que se mataban.

Dada la escasa movilidad que la población, los poderes fácticos no consideraron que los pobres necesitaran aprender idiomas -salvo, en algunos casos, las tres o cuatro frases en latín que hacían falta para responder en misa-. Los ricos, a quienes se suponía mayor movilidad geográfica, sí que aprendían lenguas extranjeras. O sea, aparte del latín en el que los científicos se estuvieron comunicando hasta ayer por la tarde, como aquel que dice, los que tenían posibles aprendían la lengua que se considerase chic o ilustrada en cada momento (o chic e ilustrada). Saber decir cuatro cosas en francés era, además, el filtro. El código, las claves por las cuales los ricos (o los que aspiraban a serlo) se reconocían los unos a los otros. Un poco como cuando ahora Tamara Falcó se encuentra con una chica y entabla conversación con ella hasta que dice “Ossea ¿No?” y certifica así que es pija total como ella.

En la segunda mitad del siglo XIX y la década del XX el alemán tuvo su breve momento de gloria, pero desde que la Alemania nazi se rindió y se extendió por el mundo la pax americana, si querías irte con tu santa/o de vacaciones a sitios y aspirar a ciertos trabajos, tenías que saber inglés.

Por lo menos para decir “Jey, mister guéiter, ai guant to it poteitos güiz tomeito and chips”.

En España, a principios de este siglo, los Gobiernos regionales conservadores de algunas zonas (Madrid, por ejemplo) decidieron que los niños (los hijos de los pobres también, lo cual constituía una novedad) tenían que saber inglés, se conoce que para que pudieran ser teleoperadores también en otros idiomas.

Como champiñones, empezaron a florecer los llamados “colegios bilíngües” en los que se obligaba a los pobres docentes a enseñar matemáticas o geografía en la versión de la lengua de chéspir que practican los pilotos de Iberia, probablemente los que tienen el inglés más sarnoso de la aviación mundial.

El resultado de esta medida fue que los profesores sudaban un montón y los chavales, al final, ni hablaban su lengua materna a derechas y en inglés no sabían (ni saben) pedir ni una coca-cola.

Según publican los medios austriacos, el Gobierno austriaco pretende que el sistema educativo de Esta Pequeña República se hunda en el mismo marasmo.

El ejecutivo vienés está preparando un proyecto de ley según el cual, en el futuro, el inglés podrá ser lengua vehicular de la enseñanza en las aulas austriacas. Todas las asignaturas -salvo, como es lógico, el alemán- se podrán enseñar en inglés y también será posible que, por ejemplo, una sola clase dé todas las asignaturas en inglés.

Hasta el momento, esto solo es posible en el marco de ciertas actividades escolares.

Esto, en lo que toca a la escuela obligatoria.

En los niveles medios y la AHS, también debe ser posible que inglés o gimnasia puedan impartirse en inglés, de manera que será responsabilidad de la dirección de los centros suministrar suficiente material -y, se supone, personal- para que los chavales puedan hacer el test de Cooper echando el hígado en inglés.

El objetivo, según el proyecto de ley es que, por lo menos en cada una de los distritos educativos austriacos, haya un colegio en el que el inglés sea la lengua principal.

Ay, la mar.

Digo, amén.


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